Ir al contenido principal

Entradas

Celos que matan

El hombre que me enamoró era inteligente, apasionado y divertido. Nos conocimos en 5º de Derecho y cuando él encontró un buen trabajo en un bufete de abogados decidimos casarnos. Yo podía quedarme en casa. Al principio todo fue muy bonito, pero poco a poco se fue desmoronando con las broncas que me montaba porque miraba a este o sonreía a aquel... Hasta el día que empezó a golpearme cegado por sus celos irracionales. Hoy, cortando definitivamente todos los hilos de mi destino me ha gritado: ¡En adelante no saldrás de casa, así podré estar tranquilo! En el aire ha quedado el retumbar del portazo habitual. No puedo aguantar más y en mi interior algo se quiebra violentamente. Mi cara se queda desencajada, mis piernas se doblan y todo mi ser es un ovillo. La visión empañada me impide distinguir esa sombra que se me aproxima, oigo su voz queda diciéndome: —Mamá... —Mi niño, pero estás aquí, en mi habitación. —¿Por qué papá es malo? —Papá no es malo, nos quiere mucho. —Tú siempre