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La Semana Santa de mi pueblo

Juan de Balmaseda Madera policromada Iglesia de Santa Columba, Villamediana (Palencia) El Miércoles Santo nos daban las vacaciones escolares que a mí más me entristecían. Aunque comenzaba la primavera y se oía ya cantar a los pájaros en sus nidos, esos días de Semana Santa todo se paralizaba y se teñía de gris: la plaza del pueblo se quedaba sin las habituales risas y jolgorio de los niños, el pueblo parecía inactivo y las personas de negro que andaban por la calle lo hacían sumisas y silenciosas en una sola dirección, la de la iglesia, para cumplir con las obligaciones religiosas. Vestida de domingo, con el olor de la ropa planchada con la plancha de hierro metida en la lumbre, entraba en la inmensidad de la iglesia con apenas un palmo de altura. Era para echarse a temblar, grandes telas moradas cubrían los santos y la iluminación de la velas por doquier creaba unas sombras chinescas en movimiento espeluznantes que me hacían contener la respiración y mirar para abajo. Esta actit