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Mostrando entradas de abril, 2010

Noja y el día del libro

Permanecer al atardecer sentados al borde del acantilado, leyendo un interesante libro o contemplando la inmensidad del mar, es algo que cada vez hacemos con mayor frecuencia. La brisa nos saluda con el olor a mar y nos envuelve con su frescor. Las gaviotas sobrevuelan el acantilado buscando su alimento diario. Peña Pombera, que como una madre las acoge a todas, soporta estoica la locura que producen con su griterío descomunal. Un barco de vela cruza suavemente, al rozar el mar lo cosquillea y nos contagia la alegría con esa amplia sonrisa que le deja. Los días de cielo azul, el mar en calma quiere que bajemos a disfrutar con él. No para de salpicarnos juguetón al chocar contra el acantilado para que dejemos el libro. A veces lo consigue. Es un placer sentir la ligereza de nuestro cuerpo mientras la mente se libera. Salimos como flotando, siempre riéndonos y muy satisfechos. Volvemos a casa cargados de energía positiva. Nos despedimos del sol que ya se tiene que ir. Cuando está m

Capsulitis Adhesiva - Hombro Congelado

Capsulitis adhesiva es el término médico para el Hombro Congelado. Se trata de una condición que afecta a la capacidad de mover el hombro. Se piensa que muchos de los síntomas son debidos a que la cápsula se va inflamando y adhiriendo, convirtiéndose en una articulación rígida y difícil de moverse. El origen de la lesión es diverso, a mí me vino por una tendinitis producida por una mala postura en el gimnasio. Se requiere aguante, paciencia, tiempo y practicar unos ejercicios para despegar el tejido cicatrizal en el hombro. Yo he necesitado un fisioterapeuta que me ha hecho ver las estrellas, pero…   ¡Lo he conseguido! Cuando miro hacia atrás Veo unas manos firmes Manipulan el área dañada Dedos que saben de oficio. Son veinte minutos eternos Hombro hecho mano inválida Del dolor las lágrimas afloran Lentamente se filtra la vida No a borbotones enardecida. Manos que entran a saco Sudor de la hoja recién cortada Del dolor el grito se ahoga La noche se hace presente Triun

Bodegas de Villamediana

Una figura de un señor mayor, empequeñecida por la distancia, camina de manera cansina por una carretera que, aunque despejada de árbol alguno, está bordeada de mieses doradas que cubren los campos con sus tallos delgados, agotados por el sol. Un perro joven, negro, alegre y juguetón va a su lado adelantándose a veces, parándose otras, para ver el camino que elige su dueño. Forman una estampa inconfundible, cercana, familiar. La pequeñez de la lejanía se une a una sensación de soledad frente ese ancho campo castellano.  Se detiene un momento ante un chozo de piedra al lado de la carretera, vestigio del quehacer pastoril de los antepasados por estas tierras. La carretera sigue con numerosos badenes para salvar las ondulaciones del terreno hasta la línea del horizonte. En las cunetas algunos brotes verdes recuerdan los frondosos y señoriales olmos que en otros tiempos sombreaban la zona, ahora el esfuerzo humano se empeña en aniquilar. La maquinaria agrícola tiene preferencia. Muy cerca,