Las historias para niños deben escribirse con palabras muy sencillas, porque los niños, al ser pequeños, saben pocas palabras y no las quieren muy complicadas. Me gustaría saber escribir esas historias, pero nunca he sido capaz de aprender, y eso me da mucha pena. (José Saramago) Aquel mes de julio toda la familia del conejito Huri fue de vacaciones al país de Juanconejeras. Cuando los chopos del soto movían sus ramas con la brisa del atardecer, los animales del lugar se reunían en torno a la charca y se contaban sus aventuras: las ranas con su croac-croac, los grillos con su cric-cric y los pájaros con su pío-pío. Entre todos formaban una algarabía que se podía escuchar por toda la zona. Huri quería ser explorador, vivir aventuras y a su vuelta contarlas. Un día, con su pantalón de color azul, sus orejas bien tiesas y su pequeña mochila a la espalda, subió al monte. Empezó a deslizarse a la velocidad del viento por aquella tierra donde crecían plantas que olían muy bien. Saltan