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Mostrando entradas de diciembre, 2022

Intuición lectora

Soy «gamer», los videojuegos me fascinan. Hace un mes, la profe me pilló con la consola y me la quitó. Dijo que para devolvérmela tenía que leer un libro y después contarle la historia. Se titulaba:  Pedida de mano en Nochevieja .  Iba de una familia que celebraba la cena de Nochevieja. Con el papeo y buen vino se les iba soltando la lengua. La joven Nerea era la más excitada, no dejaba de mirarse en el gran espejo del salón y a la vez cuestionaba a su madre con la mirada. Sí, estaba preciosa. Al llegar a los postres se les veía nerviosos. Cuando la tía Alejandra susurraba a los de su alrededor que Nerea se casaba de penalti, apareció él. Y con él llegó el acontecimiento de peso que estaban esperando.  —Hola, Andrew —dijeron todos.  Con aquel sombrero de copa y el abrigo negro hasta los tobillos, me pareció un ser siniestro. Ni para saludar se lo quitó. Ellos no lo tomaron como un gesto de desdén, más bien lo achacaron al aturdimiento momentáneo. A mí no me engañaba, me lo decía mi

No me cuentes cuentos

#CuentosdeNavidad Una mañana de frío invierno, durante el tiempo que tardó en hacer la ronda, el soldado descubrió que la lavandera había desaparecido. Sí, la joven de ojos negros de mirar profundo y pómulos arrebolados. A la que un mechón de pelo se le salía del pañuelo y le caía en un lado de la cara. La que no quería vivir la vida de las princesas de los cuentos porque le gustaba comer las manzanas a mordiscos, dormir a pierna suelta y mirarse cada mañana en el espejo claro de las aguas del río que le susurraban un futuro que ella iría construyendo día a día.  «¡Qué extraño!», pensó el soldado confuso. No podía haberse ido por su propia voluntad porque ella nunca dejaría la ropa allí tirada. El barreño estaba volcado y las prendas recién lavadas se mezclaban entre el barro de la orilla. Dejó la vigilancia a un compañero, bajó corriendo del torreón, cruzó el puente y se acercó al río. Revisó con detenimiento el lugar. Severas arrugas de preocupación le surcaban la frente. Había sid

Desmontando mitos

En una imagen etrusca, el minotauro bebé está en brazos de su madre antes de que el mito lo convirtiera en monstruo.  Pasífae lo acuna en su regazo. Ha terminado de amamantarlo, se ha ajustado la saya para cubrir sus pechos y espera que el niño eructe. Parece querer darle, suavemente, golpecitos en la espalda para ayudarlo, pero la mano se detiene en el aire y le está diciendo adiós. La entrega no le deja pensar. El bebé, mientras, está tranquilo en sus brazos, como nunca más lo estará en su vida. Y, aunque la noche es oscura, no llora. Todavía no.  La madre siente en las losas las pisadas que se acercan. Los hombres de su marido vienen a buscarlo. Por lo demás, el palacio está mudo. Las paredes no opinan. Aunque en el ambiente se respira una gran preocupación. Ocurrirá esa noche. En ese momento. Así lo ha dicho Minos, y así se cumplirá. Madre e hijo, por última vez juntos, bañados en soledad.  Dedos como garras se lo arrancarán de los brazos. Ni las ropas del bebé querrán llevarse. El

La casa de arena

En formato papel y en ebook. Para comprar clica aquí: Amazon Estas fiestas navideñas regálate un libro, regálate tiempo para leer, para disfrutar viviendo sus aventuras, conociendo otros lugares, saludando a sus gentes. Regálate La casa de arena.  Un libro en el que el mundo rural cobra el protagonismo, en especial un pueblo muy pequeño que define el universo de los personajes. Con ellos vivirás historias de distintos géneros en las que destaca el realismo mágico, donde encontramos elementos fantásticos formando parte de lo cotidiano.  Pone el punto de mira en la España vaciada, pero si os adentráis en su lectura, veréis que de vacío nada, hay mucha vida, desconocida y olvidada. Para comprar clica aquí:

Las lealtades de Delphine de Vigan

Título : Las lealtades  Autora:  Delphine de Vigan  Traductor: Javier Albiñana Serraín  Editorial: Anagrama  Año de publicación: 2019  Nº de páginas: 208 Descubrí a Delphine de Vigan con su novela corta Los días sin hambre . Ahora constato en Las lealtades que las historias que nos cuenta esta autora son dramas intensos muy pegados a los problemas de la realidad actual.  Más que la historia, que también, me ha gustado mucho esa manera de contar tan singular, hace que no puedas dejar el libro hasta el final. De lectura fácil y rápida, nos atrapa con el ritmo ágil de su prosa directa, y clara, sin artificios, con la que nos va metiendo en la cruda realidad que viven los personajes. Sin esconder el dolor, la culpa o la soledad, porque no juzga, ni entra en lo moral o inmoral de los actos. Los presenta, sin más, desde su observación, para que el lector los conozca.  Son cuatro los personajes que nos van contando la historia. Cuatro voces que se van intercalando en capítulos cortos. D