Soy «gamer», los videojuegos me fascinan. Hace un mes, la profe me pilló con la consola y me la quitó. Dijo que para devolvérmela tenía que leer un libro y después contarle la historia. Se titulaba: Pedida de mano en Nochevieja . Iba de una familia que celebraba la cena de Nochevieja. Con el papeo y buen vino se les iba soltando la lengua. La joven Nerea era la más excitada, no dejaba de mirarse en el gran espejo del salón y a la vez cuestionaba a su madre con la mirada. Sí, estaba preciosa. Al llegar a los postres se les veía nerviosos. Cuando la tía Alejandra susurraba a los de su alrededor que Nerea se casaba de penalti, apareció él. Y con él llegó el acontecimiento de peso que estaban esperando. —Hola, Andrew —dijeron todos. Con aquel sombrero de copa y el abrigo negro hasta los tobillos, me pareció un ser siniestro. Ni para saludar se lo quitó. Ellos no lo tomaron como un gesto de desdén, más bien lo achacaron al aturdimiento momentáneo. A mí no me engañaba, me lo decía mi
Un blog de relatos