Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de octubre, 2013

La casa de mis recuerdos

Tal vez porque la mayor parte de mi vida ha transcurrido en un piso de ciudad o tal vez porque en la mente de los niños todo se engrandece, lo cierto es que la casa de mis recuerdos es enorme.   Lo que más llama la atención son las cinco robustas columnas de piedra tallada en redondo que sostienen la galería de la parte superior. La fachada principal da a una calle importante y la casa se alarga haciendo esquina con otra más pequeña. Este lateral, revestido de mampostería tosca, está abierto por un balcón que mira curioso al centro de la plaza. Es boca que deja entrar historias que se viven en el pueblo a la vez que permite salir voces y figuras que se asoman.   La ventana, al lado de la puerta principal, no es muy grande, resiste el paso del tiempo y sigue dando la bienvenida a los visitantes. En ella se reconoce el aire familiar de los que habitaban. Deja ver a la abuela sentada a coser en la sala, la estancia más cálida, mientras la luz del sol, que parece detenerse en ella, le ilu

El beso de Gustav Klimt

Se celebraba la fiesta de la belleza y del erotismo. El cóctel, en el palacio Belvedere, se nos sirvió en el romántico jardín entre fuentes ornamentales y ajedrezados de césped. El grupo más numeroso se quedó en el paseo central que se pierde hacia un horizonte inabarcable y muy animados con sus copas en la mano disfrutaban del privilegio reservado a unos cuantos. Algunas parejas nos fuimos dispersando bajo la influencia de esa luz que matiza los alegres colores florales mientras la brisa nos envolvía con deliciosos aromas de plantas de los Alpes. Los surtidores con sus juegos de agua al precipitarse nos salpicaban la piel y todo avivaba los sentidos y te invitaba a formar parte del juego amoroso porque todo latía bajo el influjo erótico de los actuales dueños. En el salón de baile los tules y las gasas se rozaban al ritmo del Danubio Azul que la orquesta interpretaba y allí Emilie, con la inequívoca sonrisa del amor en los labios, nos comentó que lo conoció en la boda de su hermana

Doblan las campanas

Cuando la brisa despliega la ambrosía En un lugar de amables atardeceres Las alas de sombra de los plátanos se alargan. Cuando desflora su virginidad la primavera En armonía con el trébol de la suerte El peine del viento mece nuestros sueños. Cuando recibe un ventanal velado La absorbancia de la luz que nos deja Gimen las paredes de una casa Impregnadas de tristeza y soledad. Doblan las campanas de la iglesia Por el contador de historias Que ya no está.

Vendimia en La Rioja Alavesa

El otoño, con sus días soleados y sus noches frías, se detiene en el pueblo cuando la vendimia llama a su puerta. El ambiente sabe a grana y esperanza y el olor dulce del caldo se extiende por todos los rincones. Por las calles se ve ajetreo constante de gente y se siente el crujir de los sarmientos a su paso. Ruidos de tractores seguidos de pequeños remolques se oyen por doquier y voces de tierras lejanas se mezclan con las del lugar. Son los temporeros que dejan casa, tierra y familia para hacer la campaña de la vendimia. El ritual cargado de arte, magia y fiesta se repite de generación en generación hasta perderse en la memoria de los tiempos. En cuanto amanece, los vendimiadores están a pie de cepa para empezar a tomar contacto con esos racimos de uvas rebosantes. Avanzan con cuidado, notan el fruto maduro en su mano y cortan con diligencia para no estropear el milagro. Sienten la cercanía de los demás, a veces algún roce cómplice que se celebra con sonrisas. La recogida de la u

Síndrome del nido vacío

Conservo la jaula en mis manos, les abrí la puerta para que pudieran volar. Yo misma había tejido sus alas, fuertes, brillantes y vigorosas, y les había inculcado un sueño, el sueño de la libertad. Las he visto alejarse volando con la ilusión de la juventud recién estrenada. El atardecer me descubrió inmóvil, con la mano levantada, contemplando su silueta hasta convertirse en un punto en el infinito. Fuera del nido en el que nacieron, ¿qué peligros les pueden acechar? Tejo esperas ilusionadas que se me mezclan con hilos de decepción, oteo el horizonte, ojo avizor. Creo verlas en otros perfiles que siempre me engañan y he aligerado mi equipaje para estar dispuesta a una llamada. Quisiera ser el faro del puerto que guíe su camino, quisiera ser la brisa que mueve y acaricia sus alas, quisiera ser el fuego que aniquile a todos que se les acerquen para hacerles daño, quisiera ser el consuelo a sus suspiros, quisiera ser… quisiera ser… Ya no habrá quien me calme en mis desvelos, a quie

He plantado un tulipán

Desde que se fueron las niñas me he convertido en jardinera. Os diré que lo de jardinera es un decir porque solamente tengo una planta. Clara me trajo, de uno de sus muchos viajes, esta vez de Holanda, un bulbo de tulipán y he leído en internet que a partir de septiembre ya se puede plantar para evitar el tiempo de las heladas y lograr un buen crecimiento. He seguido las normas que indicaban para hacerlo en maceta, pero al regar la tierra se ha quedado prieta y no sé si es lo adecuado.  Lo tengo en la terraza porque es bastante soleada y lo contemplo cada día. Como no da señales, he empezado a hablarle para que no se le ocurra morirse porque me sentiría culpable y me moriría también yo. Bueno, no voy a morirme, pero se lo digo para presionarle y que se anime a nacer. Le cuento que no se preocupe porque, de momento, está solo. Ya sé que están habituados a crecer rectos y apoyados unos en los otros porque les gusta vivir en familia numerosa. Pero eso tiene remedio. En cuanto nazca, comp