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Mostrando entradas de julio, 2018

La casa vieja

Cuando todos os vais Me quedo sola, deshabitada Cobijo de tantas historias En mis muros tatuadas Lloran hacia adentro Me inundan el alma Tejados de teja hispana Agónico crujido en sombras Me desmorona y desarma. Hoy he vuelto a renacer Al sentir tus pisadas Pardales de marzo primaveral Revolotean en mi ventana Qué sosiego volver a verte Abrazándome con tu mirada Vencido por el tiempo Vienes a quedarte Esta siempre fue tu casa. Registrado en Safe Creative

Las cinco hermanas

Antes del amanecer, cuando los gallos aún dormían, un hermano lego del monasterio de San Millán de la Cogolla oyó un balbuceo de bebé. Ávido por saber qué era aquello, siguió aquel sonido y lo llevó a un bulto que se movía envuelto en una manta de arpillera. Eran cinco niñas recién nacidas que alguien había dejado abandonadas en la puerta. Se dejó llevar por su intuición de protección y las introdujo en el convento sin pensar que las mujeres lo tenían prohibido. “En el chamizo de la huerta, junto a la chimenea, estarán calentitas”, se dijo. Ordeñó una vaca con las manos y empapó un trozo de tela en la leche diluida en agua que les fue dando a chupar a las criaturas. El secreto era difícil de guardar por lo que muy pronto la comunidad entera estaba alborotada con la noticia. Todos los monjes corrieron a verlas y entre exclamaciones se santiguaban. Sus caras adustas y serias se suavizaban y sonreían por la ternura que les inspiraban, aunque sus palabras contradecían esa expresión al h