Otro mundo es posible y al menos durante unos días nos sumergimos en él. Por fin las fuertes y continuas borrascas han pasado y el sol que amanece tímido va cogiendo fuerza en su pelea con la nieve a la que va obligando a retirarse. Los duros hielos son más resistentes y graban nuestras pisadas firmes, a veces; inseguras por momentos; pero la marcha bien merece la pena disfrutando de las agradables vistas y de la atmósfera que luce sus transparencias sobre este precioso lugar de altas montañas. La nieve que lo había uniformado todo en los últimos días, va dejando paso al verde oscuro del bosque de abetos y pino negro que sostiene las altas cumbres nevadas intentando tocar el azul del cielo. El emblemático lago Sant Maurici semeja una gran pista de hielo para hacer acrobacias al ritmo del run-run del agua que acompaña la melodía de tantos trinos que se oyen por doquier. Al lado del lago, Les Encantats se retuercen con un grito desgarrador sin poder evitar la maldición que los está...
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