Anoche me preguntaste: «¿A qué hora nací?». Con esa pregunta despertaste los recuerdos imposibles de olvidar de hace 20 años. Era sábado cuando naciste, el 17 de marzo de 1990, pasadas las tres de la mañana. Todo empezó el viernes por la tarde, yo sentía que tú querías salir. Con el recuerdo del primer parto en la memoria, no quería pasar de nuevo por la tortura de la oxitocina. Para hacer tiempo, me fui a la peluquería. De vuelta a casa pasaban las horas muy lentas. Anochecía cuando noté el líquido correr entre mis piernas. Aita me llevó a la clínica. El parto fue espontáneo, lo que quiere decir que lo hicimos solamente las dos, sin intervención médico-quirúrgica ni administración de oxitocina ni anestesia. En la sala de partos estaba la matrona. Me dijo que ya se te veía la cabeza. Entró el ginecólogo como una exhalación antes de que nacieras. Lo habíamos sacado de la cama y tuvo que desplazarse desde su casa con urgencia. Comentó que la mayor parte de los niños nacen de noche.
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