Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de marzo, 2021

Los días sin ti

Para Leire   Déjame que te cuente  Que el arcoíris brilla de nuevo.  Tras días de oscuridad, presión y desasosiego  Pasaron soles y lunas, mañanas y noches, llantos y silencios  Y sin darnos cuenta  Nos metimos en la noche eterna  Con la terrible idea de no volver a vernos  La gente iba y venía rumiando recuerdos  La quietud de la madrugada nos inquietaba   ¿Cómo comprender lo ocurrido?  Por suerte empezamos a entender  Que no estábamos solos  Una nueva primavera nos saludaba   Teníamos vecinos, amigos y te teníamos a ti  Lejos para abrazarte, tocarte, pero estabas  Cada vez que tu mirada iluminaba la pantalla  Esculpías nuestra sonrisa  Y el mundo era más feliz.  Ahora que ya te has vacunado  Déjame que te cuente Que el arcoíris brilla de nuevo. 

Reseña de Duelo

«Se llamaba Salomón. Murió cuando tenía cinco años, ahogado en el lago de Amatitlán. Así me decían de niño, en Guatemala. Que el hermano mayor de mi padre, el hijo primogénito de mis abuelos, el que hubiese sido mi tío Salomón, había muerto ahogado en el lago de Amatitlán, en un accidente, cuando tenía mi misma edad, y que jamás habían encontrado su cuerpo».  Así comienza esta maravillosa novela de Halfon de apenas cien páginas.  El misterio de la muerte del niño Salomón es el eje que vertebra toda la obra. El narrador, en primera persona, con una prosa precisa y la lírica de la anáfora, nos va haciendo partícipes de todos los datos que va encontrando sobre el suceso. Y lo que parecía tener tan claro en un principio, que el niño se había ahogado en el lago, se va a ir complicando hasta el punto de llevarle a pensar que no todo ocurrió como había creído.   Cuando ya adulto regresa a ese lago en busca de respuestas, nos transporta a un presente de ruina y abandono.   « Me golpeó un olo

La batalla de Vitoria

 Amanecía el 21 de junio de 1813. Los cañonazos del ejército dirigido por el general Wellington retumbaron en la pequeña ciudad de Vitoria, de apenas siete mil habitantes. Temblaron los vitorianos tras una noche tensa. Caminaban encorvados bajo la pesadumbre. Se oían exclamaciones y silencios elocuentes.   Wellington pensó que era el mejor lugar para tender una emboscada al francés. Allí se enfrentaron los dos ejércitos en una batalla campal. Miles de muertos cuelgan olvidados en alguna lista.  Al atardecer, cayeron las defensas francesas; huían en desbandada.   De manera directa, el protagonista del desenlace de la guerra fue un convoy de carros cargados de joyas, oro y obras de arte que los bonapartistas llevaban a Francia. Cuando finalizó la batalla, miles de soldados ingleses se lanzaron sobre el botín de los carruajes y abandonaron la persecución del enemigo.  Wellington, encendido en rabia, los insultaba a gritos. Su  valet, mientras, abría el maletín de madera con el juego de