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Mostrando entradas de octubre, 2020

Un mundo de Ángeles Santos

Este cuadro ha sido restaurado recientemente y se puede ver en el Museo Reina Sofía de Madrid. «Un mundo», dijo la autora que representa. Por cierto, se llamaba Ángeles Santos y lo pintó con tan solo diecisiete años, una artista precoz donde las haya. ¡Qué no se hubiera dicho de ella en 1929 si hubiera sido un varón! Eran otras épocas; de la mujer se esperaba que se casara y fuera amante esposa y una madre solícita, no una artista del vanguardismo. De todas formas, el monumental lienzo de nueve metros cuadrados tiene tanto magnetismo que fue la obra que más sensación causó en el madrileño Salón de Otoño de 1929. Los especialistas se rindieron ante su genio precoz y recibió los elogios de la intelectualidad del momento.    ¿Qué tiene esta pintura para que nos llame tanto la atención? ¿Es su aspecto de pesadilla? ¿Su monumentalidad? La miro desde la distancia. El cubo terráqueo está tan cargado de objetos que a duras penas se sostienen por la velocidad a la que se mueve; parece que va

Garayo, el destripador

«Duérmete niña, que viene el coco y se come a los niños que duermen poco.»  A los críos hay que cortarles las alas cuando son meones y que aprendan a estar calladitos.  Lo dice esta nana, seguro que la conoces.  Una nana que precipitó mi historia. Te la cuento porque no sé leer ni escribir. Llevo unos meses en esta cárcel de Vitoria y aquí paso los días sentado en la silla, junto a la mesa, con grilletes en manos y pies y una cadena que me une a la pared. Ya has oído los cerrojos al abrir la puerta. Fíjate en el ventanuco; ni alcanzo a ver lo que hay al otro lado, pero no importa porque todo sigue aquí, en mi cabeza.   Ya le he explicado al juez instructor cómo se desarrollaron los hechos, y me he dado cuenta por sus gestos que no lo he convencido a mi favor. ¡Joder! A ver si contigo tengo más suerte.  Tú eres galeno, un hombre de estudios, lo podrás explicar mejor que yo.  Muchos son los curiosos que me visitan para que les cuente los asesinatos a cambio de unas monedas. Hasta