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Mostrando las entradas etiquetadas como #Microrrelatos

El Mentirón

  En invierno las temperaturas se desplomaban. Los parroquianos, con gorros de lana, botas y bufandas en lugar de txapelas y alpargatas, buscaban el calor en la popular fonda El Mentirón. Aitor, el tabernero, les llenaba los vasos, no sin poner una raya en el mostrador al que no pagaba. Como nadie se quitaba la zamarra, había un tufo a sudor humano que echaba para atrás, mezclado con el del vino tinto de las barricas que, al derramarse de las espitas, se filtraba en el entablado del piso. En una esquina de la barra, estaba apoltronado Martín, el zapatero. Tenía su taller en un bajo de la calle Zapatería, no recibía el sol más que por el estrecho espacio que separaba las casas de un lado con las del otro. Los niños, al salir del colegio de Santa María, siempre corrían hacia su casa para gritarle: ¡Zapatero remendooón! Y él, encorvado, con un genio de mil demonios, salía tras los chiquillos que volaban en una bandada de pájaros gritones. Tampoco faltaba Julen, el herrero, con las...

La maldición de Casandra

Casandra vaticinó los terribles sucesos que iban a ocurrir, el día y la hora. Destacó la peligrosidad del agua. No la creyeron. Es más, la encerraron por exagerada y loca. Ella gritó todo lo que pudo para hacerse oír a través de los muros de la mazmorra. Para entonces, ya todos le habían dado la espalda y seguían con su vida cotidiana sin temor a la tragedia que proclamaba.  Y la tragedia nos atrapó en nuestro sueño. Después, la misma naturaleza lo envolvió todo en barro para no dejar al descubierto rostros queridos que quedaron rígidos para siempre. Yo, aunque doblegada, me mantengo en pie. ¡Como si el destino me hubiera elegido para ser testigo de este mar de caos y muerte! Con los pies en el fango, siento cómo cruje en algún punto mi columna. El desamparo es brutal. Ya habrá tiempo para el llanto. Ahora mis manos se unen a las de otros y, tal como estás en nuestros sueños, resurgirás. Tus piedras se alzarán de nuevo para formar un hogar.

El asesino de relojes

⁣ ⁣                                                                Imagen de Jarmoluk. Pixabay El reloj da las once de la noche con la exactitud cantarina propia de su condición suiza. Es hora de dormir. ¡Hora de dormir! Mañana tengo que madrugar. El sueño me abandona y el insomnio se apodera de mí una noche más. Me levanto. El traidor me mira orgulloso desde su situación privilegiada en el salón, junto a los cortinajes de terciopelo verde. Provocador, balancea el péndulo dorado de un lado a otro. Tictac, tictac. El sonido me pone los nervios de punta. Mi ansiedad crece. Me abalanzo sobre él y lo agarro con las manos para acabar con su tiranía. En ese momento, las once y diez que marcan las agujas se quedan congeladas para la eternidad. La casa permanece en silencio. Respiro hondo. Por fin puedo disfrutar del tiempo detenido. Me ...

La marquesa de Montealto

  Escribir un microrrelato inspirado en el mural.  Incluir un personaje simbólico. (Yo he cogido la urraca).    Cuando el Sr. Ruiz le ofreció el anillo más grande que había en la joyería, supo que era un impostor, tal como le había dicho su fiel doncella. No le importó. Con el marquesado había heredado una fortuna más que suficiente para los dos. De mirada profunda y palabra arrolladora, había despertado en ella los sueños de adolescencia. Necesitaba un hombre. Un hombre que se enfrentase a las pisadas nocturnas de su anterior marido al acercarse a la habitación cada noche. Justo antes del “Sí, quiero”, una urraca irrumpió en el gabinete por la ventana. Arrojó a los pies de la marquesa una hoja de papel escrita a mano. Las palabras saltaban ante sus ojos brillantes y diáfanas. “Al Sr. Ruiz le gusta la vida, le gustan las aventuras, le gustan los hombres”. Con la cólera en el rostro, levantó la cabeza y vio que en la silla de él languidecía olvidado un gorro de terci...

El gran viaje

Imagen de RosZie - Pixabay En mi pequeño mundo estaba todo oscuro, bueno, eso lo supe después cuando la luz me hirió los ojos. Me había adaptado a vivir en aquel mar. Hacía piruetas para sumergirme y volvía a salir. ¡Yupi! ¡Qué divertido! Si chocaba contra alguna limitación, era tan blandita que lo repetía. ¡Pum, pum, pum! Claro que llegó un día en el que mi mar se fue y el espacio se empequeñeció. Ya no podía jugar. De repente, algo empezó a moverse con un ruido estrepitoso que tiraba de mí. Yo no quería salir, pero, ¡hala!, me deslicé sin control. Primero la cabeza, luego, ¡zas!, todo mi cuerpo se escurrió. No fui bien recibida por los terrores que habitan en este lado. Los ruidos me atemorizaron, el frío me abofeteó y lloré. Oír mi llanto me asustó y lloré más y más. Entonces sentí el roce de sus labios, los primeros besos, el susurro de sus palabras. “Te quiero, hija”. Y me aferré a ella, el árbol de la vida.

Ella podía hacerlo todo

Mantener su recuerdo hace que permanezca entre nosotros. El gato enfermo había vomitado en el comedor. El olor nauseabundo me provocaba arcadas. Madre abrió de par en par la ventana. De entrada, el aire primaveral no pudo con aquella peste que con su presencia llenaba toda la estancia. Después, se arrodilló y empezó a fregar el suelo con fuerza, lo limpió a fondo. Por fin, empezó a pasear por todos los rincones del espacio con la pequeña pala de hierro de la cocina en la mano. Portaba un carbón encendido que humeaba al volatilizarse el azúcar que le había echado, lo que producía un olor característico, agradable. Según ella, era el método más eficaz contra los malos olores. Fuera, el sonido del motor de un coche tapó el cloqueo de las gallinas que huyeron en desbandada.  —Lo que me faltaba —dijo madre. Si tu padre no soporta los malos olores, devolverá, seguro.  Dejó la pala en el alféizar, removió las ascuas, fijó sus ojos en ellas e inspiró profundamente. Sonrió. Entonces...

El color de la esperanza

Desde El tintero de oro nos proponen escribir un microrrelato sobre un color. Al atardecer, cuando el sol enrojecía los cielos antes de sumergirse en el mar, me gustaba bajar a la playa. Siempre me cubría la cabeza con un pañuelo color turquesa. «Para protegerme del sol», decía. La explosión de colores naranjas y violetas me hacía creer en mundos de ensueño donde lo que anhelamos puede realizarse.  Y allí estaba ella, la mujer solitaria, con la mirada puesta en el horizonte, esperanzada. Parecía una sirena varada en aquella roca donde peinaba arrugas y lucía canas, mientras, el oleaje rompía en los acantilados y liberaba su olor a sal. Después, el mar calmado se le acercaba y con su espuma burbujeante le acariciaba los pies. Quizás, entonces, le preguntase el porqué de tan larga espera, pero el mar no sabe de respuestas.  Los susurros del viento revelaban un amor que emigró a Argentina con la promesa de volver a buscarla. Un día encontré la roca vacía, había desaparecido y...

La runa y la flor de orquídea

Escribir jugando -Enero 2024- en el blog de Lidia   1.Crea un microrrelato o poesía (máx. 100 palabras) inspirándote en la carta.  2.En tu creación debe aparecer la runa: Mannaz.  Opcional: Que aparezca en la historia algo relacionado con esta flor de orquídea: Angel of protection. Las mujeres de aquel pueblo nórdico se reunieron en la cueva de la maga Eldar para escuchar sus sabias palabras. Mientras lo hacían, una orquídea surgió del suelo y, delicada, se abrió derramando su esencia protectora. Eldar les mostró que simbolizaba la fortaleza que reside en lo más profundo de lo femenino. También les enseñó el poder de la runa Mannaz para liberarse de ansiedades y dejarse fluir. Desde entonces, las mujeres pusieron en sus casas la flor de la orquídea e incorporaron la runa en sus vidas, y así se lo transmitieron a sus hijas de generación en generación.  (100 palabras) https://bloguers.net/votar/Maria_Pila r

Mis noches sin sueño

  Querido cerebro, por favor, no pienses tanto por la noche, necesito dormir. En mis noches sin sueño, te encanta poblar de creaciones mi cabeza. Un personaje se agita, otro alarga la mano para que se la coja, el de más allá se hace un hueco dando codazos… Creaciones que se disputan con uñas y dientes la existencia y buscan la rendija por la que salir vestidas de tiros largos para ser presentadas en sociedad. Dame una tregua, por favor. Necesito descansar.  Eres muy bueno creando contenidos. De ir por libre, la revista Forbes te nombraría influencer destacado. ¿No te das cuenta de que no puedo levantarme cada dos por tres para anotar las ideas que me soplas al oído? Y así, ¿qué pasa, querido cerebro? Mi cabeza empieza a tener una tremenda confusión. Esto lo tenemos que parar. Ni me dejas descansar con tanto trajín, ni yo me acuerdo de nada cuando me siento ante la página en blanco. Tan solo un sentimiento de algo que me gustó, pero que no puedo concretar en nada porque ya...

Dónde está el narrador

El Tintero de Oro , por iniciativa de Pepe , nos propone escribir un micro de no más de 250 palabras, con una característica especial: sin narrador.   Oye, Pepe, mándame un pack de 12 cervezas, ya sabes, la Clásica; servilletas de papel, hilo dental y no me metas maquinillas de afeitar, que no uso.     Leonardo.   Hola, Leonardo, ¿o prefieres que te llame «El barbas»? De lo que pides en tu email, aquí, nada. Somos una empresa de sanidad privada, con muy buena atención al cliente. Pero mira, has aportado un punto a mi rutinaria existencia. ¿Hilo dental? Me encanta. La magia de una sonrisa de dientes perfectos hace sentirse unidos a dos seres por muy distantes que estén.   Carmen (Atención al cliente).    ¡Menudo despiste el mío, Sra. Carmen! ¿O prefiere «Encantadora de serpientes»? Sepa que no pienso desperdiciar ni un solo minuto en comprender su mundo, no me interesa. Ahora el mando de mi vida lo tengo yo y soy el protagonista. Se ...

La última carta

Reto: Escribir un texto que incluya:  1. trece palabras con dos «d».  2. Incluir un objeto futurista.  En el blog: La trastienda del pecado   Querido Javier:  Si estás leyendo esta carta es porque yo ya me he ido. Quiero compartir contigo un secreto que me ha mantenido en vilo los últimos años de mi vida. Odradek existe, yo lo he visto. La primera vez, adosado en el techo de la cabaña del jardín. Un puñado apelmazado de hilos de colores. Fui a cogerlo con la mano para tirarlo a la basura, cuando sacó unas patas como dardos y dio un salto hasta la pared. La recorrió a una velocidad de vértigo y desapareció. Solo dejó un rastro hidratado , humedecido . Como si fuera capaz de generar H2O con su movimiento. Estuve dilucidando demasiado tiempo sobre este hecho para llegar a la conclusión más simple. No me cabe duda de que es un artilugio extraterrestre que no está abandonado a su suerte. Algún administrador lo dirige.   Allá donde te lo puedas en...

La casa habitada

Mi participación en el reto de Lidia Castro , «Escribir Jugando», del mes de Julio. Consiste en hacer un relato de no más de cien palabras inspirado en la carta, que incluya el mineral «hematita» . Opcional, que aparezca en la historia algo relacionado con la  flor de cactus: Shadow cactus. Vuelve a hacerse real el aroma de las flores de cactus machacadas para un ritual. Se ha incrustado en las conciencias de la gente desde tiempos inmemoriales. Fulminado por la mirada terrible del chamán, un espectro siniestro se doblega hasta introducirse en la copa de hueso. Él la tapa con la piedra hematita y se la lleva. Su ritmo se confunde con el lento atardecer. Lo siguen los ojos admirados de la mujer que había ido en busca de ayuda sobre la presencia que habitaba su casa. En el ambiente había algo inquietante. Ahora toda la casa respira tranquila. (99 palabras)   https://bloguers.net/votar/Maria_Pilar

Microrrelatos al por mayor.

Aunque no soy muy dada a participar en otros blogs, alguna que otra vez me decido por alguno impulsada por el interés que despiertan sus propuestas. Esta vez, me he estrenado en Microrrelatos al por mayor (de Luisa Hurtado), con tres micros inspirados en dos fotografías de José Luis Rafael. Me ha parecido una interesante experiencia.¡Espero que os gusten! LA DEMOCRACIA Primera mirada:  La democracia con corazón ya no se lleva. La diosa de la economía bancaria es la que manda y ha dividido el cuerpo en 27 partes, aquella que no respire al ritmo que ella marque, será condenada al ostracismo más absoluto. Segunda mirada: Estábamos ciegos y nos creíamos felices viviendo en libertad, la realidad nos abrió los ojos y nos sacó los colores. METAMORFOSIS  Se negaba a mirar la silueta de su sombra siempre pegada a ella recordándole su pasado de oruga. Ella era una preciosa mariposa, sus maravillosas alas así lo confirmaban y sus colores con aquel brillo de polvo dorado, le ap...

Primavera de Microrrelatos Indignados

Cuando la cosecha acaba se va el sudor, pero se instala un dolor en el alma que corta el aliento. Él sabe muy bien que las cuentas no cuadran y que ni la semilla fiada se va a poder pagar. Empeñar ¿qué? Si viste botas agujereadas, pantalones raídos de pana, camisa sin relevo y boina castellana; todo ello uniformado con el color de su piel, color de la tierra agrietada. En la ciudad, tumbos dio el abuelo trabajando en todo lo que encontraba. Con mucho sacrificio logró que sus hijos fueran a la universidad para que tuvieran mejor vida que la suya. Hoy el nieto emprende el mismo viaje que él hizo hace tantos años, pero a la inversa. Ha estudiado Ciencias Ambientales, pero la ciudad, con la crisis, le ha cerrado las puertas. En el pueblo la vida es más barata y tal vez pueda labrarse un futuro cultivando un huerto ecológico en el pequeño terreno del abuelo. Con el rostro ensombrecido, el abuelo lo mira con perplejidad infinita porque no entiende nada. Por fin se atreve a preguntar: — ¿...

El traje nuevo de Francisco Camps

Dicen que el hombre es el animal que tropieza dos veces en la misma piedra, y el caso de los trajes de Francisco Camps viene a confirmarlo. ¿Quién no recuerda la historia del rey vanidoso que se dejó comprar por unos trajes a cambio de una suma de dinero y una condición inconfesable? Dejar que te hagan trajes de esa manera siempre es una apuesta arriesgada; pero era todo tan perfecto, fluía de una manera tan natural que… ¿Por qué no? Si su ego crecía con las expresiones de admiración y los elogios "forever". Trajes y más trajes que seguramente todos hemos visto moviéndose con elegancia a través de las pantallas del televisor, quedaban tan bien ajustados a la medida del que los llevaba que nos impedían ver el defecto.  Solamente un entendido en los entresijos de la confección pudo señalar con el dedo que el valor de los trajes se encontraba precisamente en lo que ocultaban y al presentar la prueba del delito, el defecto se hizo visible a los ojos de la mayoría.  Impli...

Vacaciones de verano

Me conmueven los apasionantes compases de tango entre las encrespadas olas y los vertiginosos acantilados. Siento los besos de espuma que se lanzan y me dejo envolver por su vaporosa cola perlada. Me pregunto si tales asaltos de romanticismo afloran por influencia del verano en esta bellísima zona turística o más bien porque añoro ser yo la protagonista de tales encuentros. Cierro los ojos para imaginar largas piruetas de baile descalza sobre esas aguas cuando escucho: ̶ ¿Me concede este baile, Mademoiselle? En sus brazos mi velero suelta amarras y se desliza como el viento. © María Pilar

Grecia o las barbas de tu vecino

Gritos en las calles en contra de esta pseudo democracia y a favor de la auténtica, la que inventaron los griegos donde la Asamblea era el lugar de debate de todos los asuntos comunes. Voces en la asamblea que reúne a los líderes democráticos europeos para tratar el tema Grecia. Le marcan la agenda “sine qua non”, si lo quieres lo tomas y si no, también. La democracia con corazón no se lleva, la diosa de la economía bancaria es la que manda y divide el cuerpo en 27 partes, aquella que no respire al unísono será amputada, condenada al ostracismo, (ironía del destino, con Grecia topamos una vez más). Las deudas se pagan, ¿sin crecimiento? “or kompon”, compóntelas como puedas. Salvar a los bancos es el objetivo apremiante y si para ello tienen que pagar justos por pecadores pues adelante, estrangular las economías de los que trabajan con más impuestos, más paro…, el individuo anónimo no interesa. © María Pilar

Microrrelatos

Medusa inmortal Sólo sintió su viscosidad cuando se le quedó adherida al pie. La punzada de sus tentáculos le produjo un dolor insoportable. Quedó inoculado con el gen de la inmortalidad de su agresora. La gente enloquecida se lanzó a comer medusas. El gobierno buscó la fórmula para suspender las pensiones. © María Pilar La vida de los libros En cuanto cogía un libro para cumplir con su tarea de ordenar la biblioteca, se le quedaba pegado a las manos y descubría otros mundos más atractivos con los que llenaba la rutina de su vida. Cuando fue despedido, los protagonistas se identificaron con él y abandonaron su habitat en los libros, lo siguieron. © María Pilar Ser o no ser No era consciente de su figura doblegada para poder soportar la carga. El día que logró ver la sombra de su caparazón soplándole en la nuca, comprendió que no merecía la pena seguir con ese lastre. Su cuerpo crujió al cambiar de postura para empezar a ser. © María Pilar Tragedia Ahora, unos pocos l...

Días grises amenazantes

Día gris amenazante. Se siente la presencia del Sr. Clima Invernal que hoy se ha despertado tras un periodo primaveral y deambula por el entorno. Desde el amanecer, está preparando sus brochas para pintar la ciudad. Hoy ha elegido su color favorito, el gris; la neblina se pega a los cristales y parece querer inundarnos la casa. El mal tiempo exterior acompañado de un gran silencio en esta destemplada mañana, nos invita a permanecer en casa. Afortunadamente es sábado y podemos quedarnos. De niña no recuerdo días grises.  Allá donde vivía juraría que no había. Frío sí y mucho, pero siempre teníamos ganas de salir a la calle, sobre todo cuando el cielo se desplomaba y lo uniformaba todo cubriéndolo de nieve. Los caminos los hacía la gente a base de pisadas. Fuera de estas veredas las huellas de algún gorrión sobre la nieve quedaban borradas por la silueta de un niño que divertido se tumbaba en la nieve.  Aquí y allá se oía el rasgar de las palas con las que los vecinos limp...

Los años se le escapaban por la sonrisa

Caras Inut —Te estás sonriendo. —¡Ah! eres tú. No te había visto. —Claro, estabas tan atenta mirando a tus nietos por la ventana. Es bonito verlos a todos juntos ¿verdad? Lo que tú siempre hiciste con nosotros ahora el mayor ha cogido el testigo y lo ha logrado con ellos. - ... La relación con ella siempre era fácil porque era inteligente, intuitiva y conciliadora. Y sobre todo fue una buena madre. Le gustaba verse rodeada de familia y estar al servicio de los demás. Viendo con qué entusiasmo nos contaba historias de cuando vivió en Burgos de joven, creo que fue el tiempo más feliz de su vida. Sabía escuchar y tenía una sonrisa preciosa que le iluminaba la cara. Cuando alguna cosa le sorprendía gratamente o le hacía gracia se reía hasta brotarle las lágrimas y no podía parar de reír cuando quería contárnoslo. Como esa vez que iba con Román en el coche por la calle principal de la ciudad y de repente él paró el coche y le dijo: "Espera un momento". Por la ventanilla d...