Autor: José Mauro de Vasconcelos Género: Literatura Juvenil/Latinoamericana. Editorial: El Ateneo (2019). Número de páginas: 220 Idioma: Español Ella me miró bastante y sus ojos parecían grandes y negros porque los anteojos eran muy gruesos. Lo gracioso es que tenía bigotes de hombre. Por eso seguramente era la directora. —¿No es muy pequeño el niño? —Es muy delgadito para la edad. Pero ya sabe leer. —¿Qué edad tienes, niño? —El día 26 de febrero cumplí seis años, sí, señora. —Muy bien. Vamos a hacer la ficha. Primero, los datos familiares. Gloria dio el nombre de papá. Cuando tuvo que dar el de mamá, ella dijo solamente: Estefanía de Vasconcelos. Yo no aguanté y solté mi corrección. —Estefanía Pinagé de Vasconcelos. —¿Cómo? Gloria se puso un poco colorada. —Es Pinagé. Mamá es hija de indios. Me puse todo orgulloso porque yo debía ser el único que tenía nombre de indio en esa escuela....
En invierno las temperaturas se desplomaban. Los parroquianos, con gorros de lana, botas y bufandas en lugar de txapelas y alpargatas, buscaban el calor en la popular fonda El Mentirón. Aitor, el tabernero, les llenaba los vasos, no sin poner una raya en el mostrador al que no pagaba. Como nadie se quitaba la zamarra, había un tufo a sudor humano que echaba para atrás, mezclado con el del vino tinto de las barricas que, al derramarse de las espitas, se filtraba en el entablado del piso. En una esquina de la barra, estaba apoltronado Martín, el zapatero. Tenía su taller en un bajo de la calle Zapatería, no recibía el sol más que por el estrecho espacio que separaba las casas de un lado con las del otro. Los niños, al salir del colegio de Santa María, siempre corrían hacia su casa para gritarle: ¡Zapatero remendooón! Y él, encorvado, con un genio de mil demonios, salía tras los chiquillos que volaban en una bandada de pájaros gritones. Tampoco faltaba Julen, el herrero, con las...