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Mostrando entradas de marzo, 2010

Turismo rural

—Me voy al pueblo a pasar unos días de vacaciones. —¿A qué pueblo? —me pregunta mi amiga Amaia  —¿A qué pueblo? Al mío, al de siempre.  —La diferencia es que si vas a tu pueblo es gratis y si haces Turismo Rural vas a un pueblo que no es el tuyo pagando una pasta. Además, no vale cualquier pueblo, tiene que ser un pueblo con encanto que son los que aparecen en la Guía de Pueblos con Encanto.  —¿…?  —A estos pueblos se va por una carretera con tantos baches y curvas que no ves el momento de llegar. Lo siguiente es alojarse en una casa con encanto adornada con muchas vasijas y ristras de ajos, que no tiene tele, ni radio, ni microondas. Eso sí, tienen mosquitos trompeteros que te dejan como un Ferrero Rocher con varicela.  —¡Amaia!  —¡Calla!, que luego te das cuenta de que los del pueblo tienen parabólica, jacuzzi, internet y portero automático. Tu casa no tiene portero automático, pero tiene una llave que pesa medio kilo. También puedes elegir vivir con los dueños. ¡Estupendo! Tú vas de

Los peces de la amargura

La variedad y originalidad de las voces narradoras y de los enfoques, la riqueza de los personajes y sus diferentes vivencias componen, a modo de novela coral, un cuadro imborrable de los años de plomo y sangre que se viven en el País Vasco·   El autor, Fernando Aramburu, sigue en este libro la técnica del reportaje para ofrecernos en un ramillete de relatos cómo viven diferentes familias anónimas del País Vasco. Todas ellas han sido marcadas por la acción terrorista de ETA que un mal día irrumpió en sus vidas. Los relatos están contados sin dramatismo y con tan candorosa sencillez que contrasta con la desgarradora experiencia y el dolor que todos sus protagonistas llevan dentro. El clima que se crea es asfixiante porque en el aire se respiran las órdenes de imposición, de silencio y de colaboración si no se quiere correr la misma suerte. Ante esas directrices, la gente del pueblo actúa con ensañamiento con las víctimas para dejar bien claro donde están posicionados.  Vamos avanzan

El nacimiento de mi hija

Anoche me preguntaste: «¿A qué hora nací?» y con esa pregunta despertaste los recuerdos imposibles de olvidar de hace 20 años.  Era sábado, el 17 de marzo de 1990, cuando naciste pasadas las tres de la mañana. Todo empezó el viernes por la tarde, yo sentía que tú querías salir. Con el recuerdo del primer parto en la memoria, no quería pasar de nuevo por la tortura de la oxitocina. Para hacer tiempo me fui a la peluquería. De vuelta a casa pasaban las horas muy lentas. Anochecía cuando noté el líquido correr entre mis piernas. Aita me llevó a la clínica.  El parto fue espontáneo, lo que quiere decir que lo hicimos solamente las dos, sin intervención médico-quirúrgica, ni administración de oxitocina ni anestesia. En la sala de partos estaba la matrona. Me dijo que ya se te veía la cabeza. Entró el ginecólogo como una exhalación antes de que nacieras. Lo habíamos sacado de la cama y tuvo que desplazarse desde su casa con urgencia. Comentó que la mayor parte de los niños nacen de noche. L

El Secreto de sus ojos

Es una de esas películas geniales que de vez en cuando irrumpen por encima del listón de las corrientes, lo notas en cuanto empiezas a verla, te cautiva con su historia. Por eso, creo que lo mejor es verla, dejarse llevar y sentirse atrapada por su ritmo. La historia traspasa la pantalla porque trata temas universales: el amor que siente el protagonista por una mujer y que le marca para toda la vida; el valor de la amistad hasta el punto de sacrificar la vida por tu amigo; la corrupción en los ámbitos políticos y judiciales; la pasión en la vida, como es el fútbol para muchos; la venganza y el valor de las personas dependiendo de la clase social a la que pertenecen. El director, Juan José Campanella, con un excelente guion, cuida perfectamente hasta los más mínimos detalles y va entremezclando todos los aspectos de la trama dentro de un marco de referencia: la Argentina de los años 70. Vemos el reflejo del clima en el que vivía este país en esa época, donde el crimen, la política y

Miguel Delibes

Las malas noticias suelen llegar de madrugada cuando un timbrazo del teléfono nos saca de un profundo sueño. Miguel Delibes no nos ha querido molestar. Delibes, el discreto, retraído y cenizo, socarrón e inflexible en sus planteamientos, con un sentido de la responsabilidad, de la preocupación por los demás y de amor a los suyos admirable; se ha ido como vivió, como de puntillas, intentando pasar desapercibido.  Él no era pueblerino, yo sí; él era de los otros, de los ricos que venían al pueblo a cazar para divertirse, yo de los que desde la distancia observábamos toda su parafernalia, oíamos los tiros, los veíamos patearse el monte escopeta al hombro, siempre con una jauría de perros cuyos ladridos nos llegaban a merced del viento. Hablaban con la gente de manera afable, entusiasta; se despedían hasta la próxima veda y el pueblo volvía a su rutina, como si ese paréntesis no hubiera existido.  Solo uno vio más allá de la mirilla de su escopeta, se quedó impresionado del paisaje y el pa

Homenaje a una Gran Mujer

MADRE Llegó el momento esperado y temido Me negué a salir El vértigo al vacío me ahogaba Se adueñaron de mí Los primeros azotes Mis primeras lágrimas Me pusieron en tus brazos No podía verte No sabía de palabras Dulce palpitar conocido Me llamó, me llamaba Tu olor me acogió Un parpadeo de fragancia Y me hicieron de abrigo Tus manos tan cálidas Me acurrucaste en tu pecho Me cantaste una nana Se aunaron nuestros ritmos La paz frente a la batalla Agarré tu dedo, mi mástil Y tu cuerpo de madre, mi ancla. Uno de los visillos del amplio ventanal de la cocina estaba recogido, allí estaba ella; nos miró, nos saludó con una sonrisa y siguió con su faena entre pucheros para tenerlo todo a punto a la hora de la comida. Ese flash de su rostro agradable, cargado de experiencia, con su expresión sonriente y jovial, ha quedado grabado en mi memoria. Muy buena cocinera y excelente ama de casa, en ese momento parecía solamente preocupada porque lo que estaba haciendo le saliera

Irena Sendler - El ángel del gueto de Varsovia -

Un amigo me ha mandado un email contándome la historia de Irena Sendler. Nunca había oído su nombre y su actuación me ha impresionado. Parece que para las «grandes personalidades» sigue siendo una desconocida, pero no así para la gente del pueblo que a su manera sabe mantener la memoria de una gran persona fuera de los circuitos de los grandes premios.  Yo me uno a esta cadena silenciosa. Una señora de 98 años llamada Irena Sendler, (Varsovia,15/02/1910 - Idem, 12/04/2008) falleció sin el Premio Nobel de la Paz.  Durante la 2.ª Guerra Mundial, Irena consiguió un permiso para trabajar en el Ghetto de Varsovia como especialista de alcantarillado y tuberías.  Sus planes iban más allá.  Sabía cuáles eran los de los nazis para los judíos. Irena sacaba niños escondidos en el fondo de su caja de herramientas y llevaba un saco de arpillera en la parte de atrás de su camioneta, para niños de mayor tamaño. También llevaba en la parte de atrás un perro al que entrenó para ladrar a los sol