Wassily Kandinsky La noticia le produjo una gran inquietud y le lanzó a una actividad frenética. Era su manera de espantar los fantasmas que se aprovechan de hechos semejantes para hundirnos en el pasado y sacarnos las emociones de las entrañas. Llamó al hospital pidiendo información: —¿Quién es usted? ¿Es familiar? —le preguntaron desde la centralita. Se hizo el silencio y colgó. La nostalgia fue colándose como solo ella sabe hacerlo. Dejó lágrimas en la almohada. Se enteró por una nota de prensa que había salvado la vida de milagro, que el cuchillo no le había llegado al corazón por muy poco, que había requerido cirugía mayor y que tras el proceso de hospitalización necesitaría un tiempo de recuperación. Quería verlo, tenía que verlo. Un día, consiguió burlar la vigilancia de urgencias, y se alejó por el pasillo pisando firme, la sostenía una mente llena de recuerdos. Llegó a la planta en la que estaba ingresado. Lo encontró postrado en una cama de hospital, entubado y con...
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