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Mostrando entradas de febrero, 2014

Os regalo mis deseos

Me ha pasado un huracán, un tsunami ha arrasado lo que me pertenecía: mi identidad. Han suplantado mi identidad para chantajear en mi nombre a familiares, amigos y conocidos. Saben que si es de un extraño no cuela, de un amigo toca la parte sensible y nadie va a desconfiar. Un delito del que se van de rositas ocultándose tras la maraña de lo virtual. He hecho limpieza mental, he cambiado contraseñas, he vaciado agendas cargadas de superficialidades y ya más ligera de equipaje, en una noche fresca bajo un cielo callado, he pensado en lo que realmente es importante para mí y por tanto la fuente de mis deseos. Deseo seguir confiando en la gente porque no quiero que mueva mis actuaciones un corazón frío y huraño. Deseo construir mi vida sobre un amor firme, una familia y unos amigos que son los que sacan lo mejor que hay dentro de mí. Deseo abrir la puerta y arrojar fuera a los que se mueven por apariencia y falsedad que no me dejan ver el brillo del atractivo de las auténticas person

El abuelo

Por detrás de la torre de la iglesia  Reloj anclado en el pasado  Fuimos siguiendo sus huellas  Por los senderos cercanos  Cruzamos el arroyo  De él íbamos hablando  Su contar y su hacer  Entre nosotros comentábamos  Sienes plateadas, bastón en mano  Como un transeúnte más  Su sombra a nuestro lado  Frente a su casa nueva  Se quedó observando  El tiempo se detuvo  Él pasó de largo 

Hasta que la muerte nos separe

Theo Dapore Tras largos años de convivencia se entienden sin palabras. La ternura, la emoción o el sufrimiento afloran a los ojos de ella cada vez que la cercanía de él con su cuerpo fatigoso y torpe le comunica su estado de ánimo, sus cambios de humor, lo que le ocurre o lo que piensa. Por la noche, cuando él busca su pecho para recostarse y entregarse a un sueño reparador rodeado por los brazos de ella, busca también su complicidad, su perdón y sentirse envuelto en esa paz y felicidad que solo ella irradia. Es entonces cuando una lágrima, oculta tras la oscuridad de la noche, recorre la mejilla de ella. Sabe que recibe las migajas de un cariño cuando el fuego de la pasión que prendió en la otra , se apagó.

Encuentro en la fiesta

Le dijo a Sofía, su mujer, que trabajaría hasta tarde para terminar por fin el proyecto que se traía entre manos y poderlo entregar al día siguiente. La verdad es que le apetecía echar una cana al aire. En la fiesta de disfraces, se quitó el anillo de casado, lo metió en el bolsillo interior del chaleco de su esmoquin y ocultándose tras la máscara, se dispuso a disfrutar de la noche. Pronto puso los ojos sobre el más bello cuerpo de mujer que bailaba en aquel salón, con el morbo añadido de que sus gráciles movimientos le recordaban a su fiel esposa que en esos momentos disfrutaría de dulces sueños. Al quitarse las máscaras venecianas, ya en la habitación del hotel, el rostro impenetrable de su mujer, multiplicándose en un laberinto de espejos frente al tocador, lo dejó petrificado.