Ir al contenido principal

Os regalo mis deseos

Me ha pasado un huracán, un tsunami ha arrasado lo que me pertenecía: mi identidad. Han suplantado mi identidad para chantajear en mi nombre a familiares, amigos y conocidos. Saben que si es de un extraño no cuela, de un amigo toca la parte sensible y nadie va a desconfiar. Un delito del que se van de rositas ocultándose tras la maraña de lo virtual.
He hecho limpieza mental, he cambiado contraseñas, he vaciado agendas cargadas de superficialidades y ya más ligera de equipaje, en una noche fresca bajo un cielo callado, he pensado en lo que realmente es importante para mí y por tanto la fuente de mis deseos.
Deseo seguir confiando en la gente porque no quiero que mueva mis actuaciones un corazón frío y huraño. Deseo construir mi vida sobre un amor firme, una familia y unos amigos que son los que sacan lo mejor que hay dentro de mí. Deseo abrir la puerta y arrojar fuera a los que se mueven por apariencia y falsedad que no me dejan ver el brillo del atractivo de las auténticas personas. Deseo seguir riéndome de mí misma y de lo que merezca la pena, seguir con el optimismo y la positividad que siempre me ha caracterizado, disfrutar del grato compartir en torno a una mesa, de las agradables conversaciones en buena compañía, de la emoción de una mirada, de la lluvia fresca y de esas tardes soleadas, tumbada en una pradera de las que tenemos por aquí, con un buen libro.
Y ahora, si te atreves vas y lo cascas.
Porque deseo que la gente buena y entusiasta, que es la única capaz de apostar por un mundo mejor, aúne esfuerzos para lograrlo.

Comentarios

  1. Gracias a todos los que habéis pasado por aquí dejando vuestros mensajes de apoyo, unión, fuerza y ganas de seguir adelante.

    ResponderEliminar
  2. Pues que todos esos buenos deseos se cumplan, y eso al que no le gusten, que vaya y lo casque.

    Besos.

    ResponderEliminar
  3. No entiendo nada. Solo que me parece que me he equivocado de blog. No se si es que has cambiado de imagen, o es cierto que te han robado tu contraseña o lo contado es imaginación. No se si sentirlo o felicitarte por el post tan bello unido a tus hermosos deseos que firmo para mi.
    Espero enterarme:-(
    Bss

    ResponderEliminar
  4. Sí es cierto que me han hackeado la contraseña y puesta a cambiar ya ves en lo minimalista que lo he dejado. Tenía cariño a la plantilla anterior. La recuperaré. Un besazo.

    ResponderEliminar
  5. María Pilar, yo te dejé un comentario aquí y ahora no está ¿Qué ha pasado?
    Un abrazo
    Sor.Cecilia

    ResponderEliminar
  6. Sor Cecilia, yo recibí su mensaje que le agradezco, seguro que lo ve en su página de google+. Como me hackearon la cuenta he cambiado la plantilla y de momento no tengo los comentarios enlazados a G+ como los tenía antes. Le agradezco un montón la preocupación que manifiesta. Un cariñoso abrazo.

    ResponderEliminar
  7. Hola María Pilar, ese es el problema que se van de rositas. Y robar una contraseña es como robar en una casa y entrar sin permiso es allanamiento de morada. Me alegro hayas podido resolverlo.
    Saludos y un abrazo

    ResponderEliminar
  8. ¡Pero en que mundo vivimos ¡¡¡¡.Que ya no puedes estar tranquilo en ningún sitio...con que facilidad te suplantan y te fastidian..siento que te sucediera tan mala acción.solo te puedo mandar mi apoyo y decirte que los que de verdad te conocen ..saben que tu no eres capaz de eso.un abrazo

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Más vistas

Hagamos un trato

Te propongo un pacto. No removamos más el pasado, no le demos más vueltas ni nos echemos más en cara lo que ocurrió, ya no lo podemos cambiar, dejémoslo correr por el camino del olvido, no me gusta esta guerra soterrada ni este mirar de soslayo con la desconfianza como carga. Llevamos un tiempo con el rictus de la tristeza pegado y el alma rota sin querer dar el brazo a torcer. «Demasiado vehemente», me dices; «excesivamente racional», te contesto. Esto es un «toma y daca» y esta guerra no va a parar. Ya sé que soy impulsiva, alocada y me lanzo sin escuchar tus voces de contención, pero reconoce que eres tan racional, tan pausado y mides tanto las palabras que a tu lado últimamente no hago más que bostezar. Me gusta volar como el viento, necesito sentirme en libertad, no me atosigues. Cuando yo he tomado decisiones no nos ha ido tan mal. Y sobre todo no cargues sobre mi conciencia, sabes que soy muy sensible y el sentimiento de culpa me hace pasarlo fatal. Te pasas la vida planific

Amanecer deslumbrante

Salimos de casa con aspecto somnoliento. Al subir al remolque, ayudados por los dos hermanos mayores, percibimos el viento gélido de la madrugada. No era normal que nos llevaran con ellos; pero ese día, así padre lo había decidido. La calle en la que vivíamos aparecía oculta en la penumbra, se nos hacía extraña. Dejamos el pueblo solitario y silencioso envuelto en la neblina matinal. En el remolque nos encogimos como pudimos para evitar el frío que nos hacía castañetear los dientes y nos provocaba pequeñas chimeneas de vaho que se fundían con la niebla; esfuerzo inútil, pues el traqueteo descomponía nuestras figuras y nos lanzaba a la una contra la otra. No así los hermanos mayores que, apoyados en las cartolas, se dejaban acunar por el movimiento y se hacían los dormidos. El tractor reptaba ruidoso por la subida del Carramonte. Al llegar al alto del páramo por la zona de Valdesalce, amanecía. Nos apeamos de un salto. Impresionaba el mundo que se abría ante nosotros. Miré a mi a

Cuando uno dice blanco, el otro... blaugrana

Va a ser un día complicado, se dijo Aurora al despertar pensando en que se jugaba el Clásico. Su preocupación eran sus hijos Raúl y David. Cuando nacieron todo fue caos en su entorno y nadie, excepto ella, se fijó en los ojos tan abiertos con los que se observaban sin pestañear. Aunque le decían que los recién nacidos no ven, esa mirada gélida de un gris opaco fue el presagio que acabó con sus sueños de madre.  La crueldad sistemática entre los hermanos confirmó sus sospechas. Parecían dos gatos en continua pelea. Si uno necesitaba luz, el otro oscuridad; si uno quería dormir, el otro berreaba y si uno decía blanco el otro… blaugrana. Era un sinvivir que a ella le tenía agotaba. —Os vamos a machacar —decía Raúl con la camiseta blanca. —¡Qué dices, idiota! Hoy comeréis el barro bajo nuestras botas. —De idiota nada, mamón.  — ¡Pum! Arrojó un derechazo al ojo de su hermano. —Te arrancaré la nariz, imbécil. —Y el zurdazo lo dejó sangrando. —¡Ay!, me ha mordido. —¡Basta! —gritó Aur

El vaivén de la vida

En la vida de Clara había aparentemente de todo menos paz y sosiego. Era de esas personas que cuando te pasan, su estela tira de ti y te hace girar la cabeza deseando alargar tu mano entre la brisa que ondea los rizos de su melena. Esa noche Clara se separó de la fiesta, se quitó los zapatos de tacón de vértigo, la máscara de top-model y se abandonó en el columpio de sus pensamientos. Cualquier observador habría olido la tristeza que embargaba tanta belleza. Sabía que Rubén no se creía que ella se dormía en cuanto se acostaba, pero callaba. Rubén sabía que esa tarde ella había llorado, pero dijo: ̶ Cariño, ¿estás ya preparada? La rutina había llegado a sus vidas como un intruso para definitivamente quedarse. Su ambición profesional, el estatus social y ese ajetreo diario de fiestas y relaciones sociales para alzar una muralla sobre la que asentar su seguridad, había resultado una telaraña en la que se habían perdido y ahora… ahora todo ello solo servía para acallar el incómodo

La musa de la escritura

Hoy hace un año que te fuiste… Digo a gritos que no te necesito, que ojalá no vuelvas. Miente mi orgullo para cubrir el dolor de mi impotencia. Ya sabes que mi cabeza es un cóctel de ideas encontradas, letras sueltas y sensaciones indefinidas. Qué diferencia con las composiciones escritas a golpe de vértigo, las notas de recuerdos con ilusión vividos, la actividad nerviosa, el febril pensamiento desbocado, todo un mundo que se diluía en la página en blanco. Mi imaginación no se resigna a esta inactividad actual y sigue alimentándome: me trae el choque de olas acunando a otros muchos en sus aguas, el espectáculo de un gnomo sibilino junto a una princesa destronada, un bello alfiler ensangrentado en el escenario de una explosión en Yakarta, hasta me tienta con el aroma de la riquísima sopa de la abuela. Miro tu hermética bola de cristal donde encierras la energía en un tiempo y un espacio diferente al que reclama el reloj para sí mismo. Te miro y tu fulgor me deslumbra y pienso