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Mostrando las entradas etiquetadas como #Cuentos

El precio de la libertad

El Vadereto de diciembre nos porpone: Escoger una fábula de Jean de La Fontaine.  Reescribir la historia con otros personajes, otro escenario, otra época…  Se trata de lograr transmitir la moraleja. Las historias para niños deben escribirse con palabras muy sencillas, porque los niños, al ser pequeños, saben pocas palabras y no las quieren muy complicadas. Me gustaría saber escribir esas historias, pero nunca he sido capaz de aprender, y eso me da mucha pena.  José Saramago  Sin embargo, nos dejó La flor más grande del mundo. Un cuento precioso para niños. Aquel mes de julio toda la familia del conejito Huri fue de vacaciones al país de Juanconejeras. Cuando los chopos del soto movían sus ramas con la brisa del atardecer, los animales del lugar se reunían en torno a la charca y se contaban sus aventuras: las ranas con su croac-croac, los grillos con su cric-cric y los pájaros con su pío-pío. Entre todos formaban una algarabía que se podía escuchar por todo el valle. Huri quería ser

No me cuentes cuentos

#CuentosdeNavidad Una mañana de frío invierno, durante el tiempo que tardó en hacer la ronda, el soldado descubrió que la lavandera había desaparecido. Sí, la joven de ojos negros de mirar profundo y pómulos arrebolados. A la que un mechón de pelo se le salía del pañuelo y le caía en un lado de la cara. La que no quería vivir la vida de las princesas de los cuentos porque le gustaba comer las manzanas a mordiscos, dormir a pierna suelta y mirarse cada mañana en el espejo claro de las aguas del río que le susurraban un futuro que ella iría construyendo día a día.  «¡Qué extraño!», pensó el soldado confuso. No podía haberse ido por su propia voluntad porque ella nunca dejaría la ropa allí tirada. El barreño estaba volcado y las prendas recién lavadas se mezclaban entre el barro de la orilla. Dejó la vigilancia a un compañero, bajó corriendo del torreón, cruzó el puente y se acercó al río. Revisó con detenimiento el lugar. Severas arrugas de preocupación le surcaban la frente. Había sid

Celia la aventurera (Cuento)

 Aquella noche, con dos años, fui corriendo a despertar al abuelo. Encendió la lamparita y me vio junto a su cama. No daba crédito.   —¿Qué haces aquí, pequeña? ¡Vete a dormir!   —Están los Gremlins, y me asustan.   —¿Los Guemlis? —El abuelo no pronuncia bien algunas palabras y yo se las enseño. Pero esa noche no tenía tiempo.  —¡Ya voy! —Se levantó con su pijama de rayas azules y se puso las pantuflas.   Cogida de su mano, ya no tenía miedo. El abuelo es mi héroe y los héroes tienen superpoderes. Al llegar a mi cuarto, con su voz grave, les echó una bronca de cuidado.  —¡Ja, ja, ja! Mira cómo corren —le dije.  —Estos ya no vuelven —afirmó él.  —Seguro —contesté feliz.   Ahora que soy mayor, cuando me lleva al colegio, me protege mientras voy caminando por encima de la valla. Sabe que me estoy entrenando para volar como una superheroína y hacer aterrizajes dignos del circo en el que él trabajó. El abuelo dice que ser en la vida lo que uno quiere es la base de la felicidad.  Por eso,

El traje nuevo de Francisco Camps

Dicen que el hombre es el animal que tropieza dos veces en la misma piedra, y el caso de los trajes de Francisco Camps viene a confirmarlo. ¿Quién no recuerda la historia del rey vanidoso que se dejó comprar por unos trajes a cambio de una suma de dinero y una condición inconfesable? Dejar que te hagan trajes de esa manera siempre es una apuesta arriesgada; pero era todo tan perfecto, fluía de una manera tan natural que… ¿Por qué no? Si su ego crecía con las expresiones de admiración y los elogios "forever". Trajes y más trajes que seguramente todos hemos visto moviéndose con elegancia a través de las pantallas del televisor, quedaban tan bien ajustados a la medida del que los llevaba que nos impedían ver el defecto.  Solamente un entendido en los entresijos de la confección pudo señalar con el dedo que el valor de los trajes se encontraba precisamente en lo que ocultaban y al presentar la prueba del delito, el defecto se hizo visible a los ojos de la mayoría.  Impli