30 enero 2023

El secreto


Escribir un micro -150 palabras- que empiece: El teléfono comenzó a sonar de madrugada... y que contenga las palabras: maleta, irse pitando, billete y secreto.

El teléfono comenzó a sonar de madrugada. Me llegó la voz entrecortada de mi tía. Cuando entró en la habitación me di cuenta de que había llorado. Venía con una maleta. Mientras sacaba ropa del armario dijo que nos teníamos que ir pitando. El tren salía a las 6.45 y necesitaba comprar los billetes. Mi expresión era un interrogante. Ella respondió a mi muda pregunta al contarme que la descarga de una catenaria había lanzado al tío sobre las vías. No pudo seguir porque se rompió en llanto. Lo quería, aunque él, borracho, la maltrataba. No podía entenderlo. Era una mujer pequeña y delicada y yo un chiquillo que no hablaba de puro miedo. 

Viajamos hasta la ciudad de la nada donde al enterrarlo creí enterrar su recuerdo. Pero el recuerdo vive. Allá donde vaya, aparece. Me hizo tanto daño que sigo herido buscando el olvido. Ese es mi secreto.

24 enero 2023

Reseña: Ensayo sobre la ceguera



Título: Ensayo sobre la ceguera 
Autor: José Saramago (Premio Nobel de Literatura 1998)  
Género: Ficción distópica 
Editorial: Alfaguara 
Año de edición: 1998 
Número de páginas: 373 



El Ensayo sobre la ceguera de José Saramago es un libro inquietante y doloroso. Parece responder a la famosa pregunta ¿Y si…? El resultado es esta novela que te sumerge en lo más recóndito de la naturaleza humana, donde se encuentran los ideales más nobles y, también, los más miserables y perversos. 

Una epidemia de ceguera blanca, de origen desconocido, se expande por la ciudad. Al principio empieza de una manera lenta, como un goteo. Una genialidad de Saramago que hace que vaya calando en el lector y perciba las sensaciones de ansiedad y desorientación de los afectados. Después, la enfermedad se generaliza y el ritmo es ágil. 

Tan solo “la mujer del médico”, no se queda ciega a pesar de relacionarse directamente con las personas que padecen la ceguera. Es la protagonista de la historia. Con ella vamos a vivir momentos conmovedores. A través de sus ojos veremos todo el horror y la miseria. También cómo cuida y guía a los ciegos. Avanza imparable buscándoles un refugio y alimento en medio del caos. Y te preguntas, a la par que ella, ¿Por qué no se volvió ciega? 
De qué me sirve ver. Le servía para saber del horror más de lo que hubiera podido imaginar alguna vez, le servía para desear estar ciega, nada más que para eso”, (p. 176). 
 
Ninguno de los personajes tiene nombre, el autor los deja en el anonimato, los designa con características como “la chica de las gafas oscuras” o “el viejo de la venda negra”. “Los ciegos no necesitan nombre, yo soy esta voz que tengo, lo demás no importa”, (p.330). Puede ser cualquiera, una víctima o su agresor, la vecina de arriba, el que pasa por la calle e incluso tú. 

El gobierno afronta la epidemia segregando a los contagiados, con lo que propaga la estrategia del miedo que tan buenos resultados le da. Lo hemos vivido tan recientemente que convierte la ficción de Saramago en pura realidad. El miedo te pone por delante solo lo que quieren que veas. “El miedo, ciega, dice la chica de las gafas oscuras. Son palabras ciertas, añade el viejo de la venda, ya éramos ciegos en el momento que perdimos la vista, el miedo nos cegó, el miedo nos mantendrá ciegos”, (p.153). 

Los encierran en un viejo psiquiátrico junto con los que han tenido contacto con ellos, destruyendo toda esperanza de que puedan librarse del contagio. “La ceguera también es esto, dice la mujer del médico, vivir en un mundo donde se ha acabado la esperanza”, (p. 240). El anuncio del altavoz que se repite cada día a la misma hora habla de civismo, responsabilidades, obligaciones, “El gobierno lamenta haberse visto forzado a esto para proteger a la población”, (p. 83). La verdad es que los militares encargados de vigilarlos los tratan como el enemigo a batir y disparan al que se pase de la puerta.

“Tenía que ocurrir. El infierno prometido va a empezar”, (p. 82). “Ciegos traídos en rebaño”, (p.83). Un grupo con un líder también ciego, aunque armado, someterá a los demás de forma aterradora. Demuestra que en los momentos críticos, cuando se debiera proteger a los más débiles, los hombres olvidan los valores humanitarios, y voraces como bestias, dan rienda suelta a sus más bajos instintos. Las mujeres serán las que salgan peor paradas y, a la vez, las que, incluso estando ciegas, sepan ver, y se atrevan a afrontar la doble ceguera de Saramago. “Algunos ciegos no lo son solo de los ojos, sino del entendimiento”, (p. 252). También ellas son las que muestren afectos, emociones, porque, a pesar de las circunstancias, no dejan de ser personas. "Y resulta que la mujer del médico está deshecha en lágrimas…, como lo están igualmente las otras dos mujeres… Se abrazan. Tres gracias desnudas bajo la lluvia que cae". (P. 320)

La riqueza narrativa de Saramago rompe con los cánones de la ortografía y la sintaxis, lo que eleva este ensayo a la categoría de obra maestra. Las conversaciones están entrelazadas, mostrando en la forma la situación caótica que se vive en el fondo. Seguir el hilo de la historia no es complicado, los personajes aportan mucho y todo interesante. 

También es muy enriquecedora la voz del narrador omnisciente con su manera de contar y sus reflexiones filosóficas y frases hechas. “A partir de este momento, el relato del viejo de la venda no será seguido al pie de la letra, siendo sustituido por una reorganización del discurso…, por la expresión bajo control, empleada por el narrador”, (p. 142). 
 
Al leer este ensayo desde la perspectiva de la pandemia de coronavirus, te das cuenta de que la ficción literaria de Saramago está en plena vigencia. Nos hace abrir los ojos para mostrarnos lo ciegos que estamos ante nuestra propia sociedad. Y nos marca la tarea que queda por hacer: recuperar la lucidez y los afectos. “Buscar y revolver en la memoria es ejercicio que también tendrán que hacer cuando la ocasión se presente”, (326).