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Mostrando entradas de octubre, 2022

La casa de arena

El placer de tener un libro en las manos es indescriptible. Si ese libro es tu ópera prima con la que has dado el paso a incursionar en el viaje por el mundo de las letras, ¿Qué os puedo decir?  ¡Qué nervios al abrir los paquetes! Como si fuera una niña ante el mejor de los regalos. El tamaño del libro, el número de páginas, el olor a nuevo..., de los que se dejan acariciar cuando los coges y ya no los puedes soltar.  El ritual de hojearlo, ver la portada y contraportada, abrirlo con mimo, sostenerlo en una mano mientras se abre y vas pasando las hojas... ¡Qué placer!  La cubierta tan original con ese diseño exclusivo de la ilustradora Celia Sendino Moreno: esa gran puerta de La Casa de Arena semiabierta, invita a pasar sin llamar y poder disfrutar de su fascinante travesía.  La Casa de Arena es un libro de relatos en los que el mundo rural cobra el protagonismo, en especial el pueblo de Villamediana, que define el universo de los personajes. Son historias de distintos géneros. Fragm

Las tres Marías

  Una de las ventajas de madrugar es la de disfrutar del amanecer, disponer de un momento de paz y calma durante ese tiempo, mientras todos duermen, y más cuando conseguir madrugar es una tarea sencilla para mí porque me la pide el cuerpo. Cada persona es un mundo y a mí no me cuesta madrugar.  Si he descansado bien las horas que necesito, me levanto pletórica de actividad, con la ilusión de afrontar el día. Además, cuento con ese momento extra para disfrutar de la mañana en soledad y silencio, para ser más consciente del presente y de todo lo que me rodea. Así, es un deleite pensar en el nuevo día que tengo por delante. Puedo empezar degustándolo. Sin prisas.   Siempre salgo a la terraza para observar el mundo que me rodea y respirar, profundamente, el aire fresco del amanecer. Contemplo la ciudad dormida. A la derecha, mirando al norte, está la mole oscura del monte Gorbea, como un tótem protector de todos nosotros. Él no duerme. Lo miro, sonrío y le doy los buenos días. Él siempre

Me gustaba mucho mi casa

Me gustaba mucho mi casa, era alegre y divertida, y yo la había ido perfilando a mi imagen y semejanza. En la puerta de entrada había colgado un letrero que decía: «Piensa en positivo», más que nada por los que venían a visitarla, para que supieran de su talante.  Con los años había adquirido vigor y energía renovada, justo lo contrario de esas casas modernas que sucumben al paso del tiempo. No era muy grande, pero sí acogedora, y podías desenvolverte en ella con confianza. Durante el día, tenía mucha actividad que atendía de manera entusiasta; después, siempre se lo premiaba cuando, por la noche, se hacía el silencio. Se cobijaba en su rincón preferido, tras la ventana, y contemplaba el cielo estrellado. Allí sentía cómo se revitalizaba al ver que formaba parte de aquella expansión cósmica.  No supe en qué momento un okupa se instaló en mi casa. Se filtró despacio, como un ladrón receloso. Tal vez entró por la trasera, con los zapatos en la mano para que no se oyera su pisar, y emp