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Mostrando entradas de febrero, 2023

La curva de la tragedia

El móvil comienza a sonar justo cuando el tren va a entrar en la curva maldita, donde hace unos años ocurrió la tragedia. Dicen que los cables de la catenaria siguen contando la historia con un gemido quejumbroso de voces agonizantes.  En ese momento, a los viajeros los estremece una extraña vibración del convoy que pasa a toda máquina por aquel punto negro. Las maletas saltan de los compartimentos y caen al suelo de manera estruendosa, los billetes salen volando y los pasajeros se agarran a los asientos hasta hacerse daño en las manos. Un viento frío los recorre trayendo el olor a sangre y gritos desgarradores. Quieren salir pitando, pero ninguno se atreve a ser el primero. Las imágenes del tren convertido en un amasijo de hierros sanguinolentos sobrevuelan las mentes de todos ellos. Yo estoy de pie entre los raíles. Esperando a ese tren precisamente. La curva es extremadamente peligrosa. El teléfono sigue sonando, ¡maldita sea!, nadie lo coge. Piensan que van a morir ese día, en ese

Rumbo a peor

Giorgi piensa que si algo puede salir mal, saldrá mal, mientras se esfuerza por abrir los ojos. No puede hacerlo. Su rostro está incrustado en el barro. Una sensación de náusea lo ahoga, se traga el vómito del horror que lo golpea. Infinitas agujas le aguijonean el cráneo. Está empapado en sudor, a pesar de saberse expuesto al frío de la intemperie. La oscuridad de la noche, como una boca de lobo, amenaza con engullirlo.   Los prisioneros caminaban con las manos atadas a la espalda, arrastrando los pies embarrados. Vigilados por soldados armados, seguían al sargento que comandaba el pelotón de fusilamiento. En el interior del bosque, al borde de una fosa excavada recientemente, el sargento señaló el lugar del terror.    Giorgi es plenamente consciente de que él no está enterrado en la fosa. La noche, las prisas… ¡¿Qué ocurrió?! Le invade un miedo espantoso que le hace tiritar ante tanto padecimiento. Extraviado oye voces que cree son de su gente. Aguantará hasta que lleguen. Pero la v