—Ama, el domingo hay elecciones al parlamento europeo, ¿irás a votar? —Ya sabes que yo ya cumplí ampliamente con esas obligaciones, así que déjame en paz que hace frío y no voy a salir de casa. — ¡Pero ama! ¡Así va este país! Mira, te llevo yo en el coche y puedes votar al PP como en la época de aita. — ¡Cómo quieres que te diga que no!, los tiempos de meter en la urna el sobre que me daba tu padre ya han pasado. — ¿Y si te traigo yo el sobre? Ya sabes que aita y yo en política nunca estuvimos de acuerdo. El nacionalismo puede ser buena opción porque... — ¡Te he dicho que no y es no! Con tu padre ya tuve bastante. ¡Jijiji! Sí que hace frío y además llueve, pero con mi bastón en una mano y el paraguas en la otra... poco a poco. ¡Qué tendrá ese joven para sacarme a mí de casa! ¿Mi hijo? qué va, me refiero a ese de la coleta, el que habla tan bien, si hasta ha conseguido que no me quede dormida con la tele encendida. Parecía que estaba viendo una partida de ping-pong de uno contr
Un blog de relatos