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Mostrando entradas de abril, 2020

2020: Sin primavera

Mi plaza, que es lo único que veo desde mi ventana, es hermosa sin ser perfecta. A la vista ofrece rasgos irregulares que le dan una personalidad propia. El sol se cuela entre las hojas de los árboles que lucen un verde primaveral y seguro que les hace cosquillas para sacarles esos reflejos imperceptibles y transparencias de luz que hacen palpitar a la vida. No, no lo consigue porque está herida por el silencio. De ahí ese sentimiento inmóvil y la expresión contenida. Y es que, a pesar de la belleza que la viste estos días, está quieta, parece reflexiva; seguramente piensa que le falta la risa y el llanto, el placer y el dolor de los que la vivían. Esa vida cuajada de trinos que sale de su vegetación exuberante, le hace añorar, aún más, la presencia de los niños que pisaban su césped cuando se les iba el balón, el jolgorio de los bares y terrazas hoy cerrados, los ancianos sentados en sus bancos, las tiendas, los paseantes y a todos los que formaban parte de su sentir y pensar. Ya se

La hechicera

Aquella mañana, mientras Eulalia desayunaba en la cocina de su caserío pensaba que, por fin, tenían acorralada a la hechicera. El pueblo entero de Eguílaz estaba dispuesto a atestiguar en su contra y eso, en parte, era mérito suyo como le reconoció el padre Joseba Lejarreta cuando fue a confesarse. Con aire distinguido y el pelo blanco sedoso, dibujó una sonrisa complacida. No sabía que esto solo era el preludio de lo que estaba por venir. El reloj de la iglesia daba las doce campanadas cuando la luna llena paralizada allá arriba congelaba la noche. «¡La hora de las brujas!», se dijo Eulalia al santiguarse. Inquieta notó que alguien empujaba suavemente la ventana de su cocina. De repente, un gato negro encrespado fijó en ella sus pupilas verdes, lanzó un maullido terrorífico y le saltó encima propinándole un zarpazo en la cara. Se retorció de dolor, pero no se rindió. El grito que pegó, esencia del susto que la aterraba, huyó como un poseso golpeando puertas y ventanas de vecinos