27 septiembre 2013

La caza

El crujir de una rama alertó a los dos cazadores que con el dedo en el tirador de las escopetas caminaban sigilosos entre la maleza. Atentos como iban a toda señal, creyeron percibir la sutil huida de la presa ante el olor a pólvora que emanaba de su presencia. “¡Maldición!”, murmuró uno impaciente. Ambos sabían lo bien que pagaría el amo si le llevaban la gran pieza. Nada menos que el líder que había sublevado a toda la manada.
Un nuevo chasquido.
Con un mero gesto acordaron la dirección. A medida que se acercaban pisando con la máxima cautela la alfombra de hojas caídas, el olor fétido que contaminaba el aire les obligó a ponerse el pañuelo para cubrirse la nariz y la boca. Al llegar al lugar, un sudor frío les recorrió la espalda y se quedaron sin palabras. Los rayos de sol que se colaban entre la fronda, descubrían la rama de encina que se desgajaba vencida por el peso del pingajo humano oscilante. Una turba de moscardas zumbaba alrededor de la lengua que, cianótica y mucho más grande de lo normal, se proyectada fuera de la boca. Aparte de ese sonido, un silencio extraño reinaba en el lugar. El silencio habitado por el que no había tenido otra salida para lograr su liberación. Todo un símbolo de rendición ante la batalla de la vida.
© María Pilar
3º Puesto en RC

19 septiembre 2013

Un tiempo para soñar-Mundos de Internet


¿Os habéis fijado en la frase con la que nos recibe Facebook cada vez que entramos en su página? Esa es la causante de todo.
— ¿Qué estás pensando?
— y a ti, “espíritu indiscreto”, ¡qué narices te importa!
—Soy creación del dueño de la página.
—Menos humos guapo, una voz en una diminuta ventana que actúa de “mosca cojonera”, eso es lo que eres.
—Formo parte de un prestigioso equipo de trabajo.
—Y yo una de tus “amigas”. ¿No es así cómo nos llamas? ¿Y no te da vergüenza cómo nos tratas? Vaya ínfulas que te gastas. Me fastidia que siempre me estés preguntando lo mismo señalándome con un dedo acusador: “¿Qué estás pensando?, ¿qué estás pensando?” A ti qué te importa. Oye, que tú no eres Dios.
—El Dios del más allá, ni lo pretendo; pero el de este mundo, no me negarás que me falta poco.
—Entonces, prepotente controlador del pensamiento, ¿por qué adoptas las formas del de más allá? Mira, una tiene reminiscencias de su época de estudiante en un colegio católico y esa pregunta, es que esa pregunta se las trae. Me recuerda lo de: “pensamiento, palabra, obra y omisión”. Palabras lapidarias. Cualquiera de ellas podía condenarte al fuego eterno.
—Pues vete soltando lastre. ¿Qué estás pensando?
— ¡Eres imposible cabeza de rectángulo! ¿Qué quieres conseguir con esa frase inquisitorial? Ah claro, que en inglés no lo es y como lo que haces es traducción literal. Ese es tu gran fallo. Si es que nada más abrir la página y leerlo, se me cortan las ideas.
— ¡Ah! era eso, que estás con el síndrome del folio en blanco.
— ¡Aaaggg! Te juro que conmigo vas a tener los días contados porque me largo.
—Volverás, te conozco. Estás enganchada, no soportarás el síndrome de abstinencia.
—Has acabado con mi paciencia. ¡Ah! Y a ver si aprendes idiomas. Te darías cuenta que hay otras expresiones como: “¿Tienes alguna sugerencia?” Esta sí que es una frase motivadora. Y mejor anfitrión serías si cuidases a los que te visitan: “Tómate tu tiempo para soñar, descubrir, disfrutar”.
Pero… ¡No me lo puedo creer! Si está roncando.
—Romromromrrrrrrr; zzzzzzzz.
© María Pilar

12 septiembre 2013

Maltrato infantil

Como todos los días la joven profesora saluda a los niños con una amplia sonrisa. Un grupo rodea a un niño pelirrojo de ojos color miel cuestionándole el porqué de su cara marcada.
—Me he caído en el parque con el monopatín —les contesta con una voz tímida ausente de toda gracia natural.
A la profesora no se le escapa el leve rubor de sus mejillas y la falta de chispa en sus ojos. Pronto los otros niños vuelven con su inocencia a su bullicio habitual.
Sentado ya en su sitio, la profesora recoge la mirada cargada de pesadumbre que él le lanza a la vez que con sus manos intenta cubrirse la cara. Al encontrarse con la mirada de ella, el niño aprieta los labios y unas lágrimas silenciosas, discretas y llenas de pudor corren por sus mejillas. Ni un hipo, ni un gesto que delate a los demás toda la angustia que le ahoga. Ella sabe lo que tiene que hacer, y vaya que si lo va a hacer, pero ahora lo más inmediato es hacerle sentir su compañía, que sepa que no está solo, que cuenta con su ayuda.
© María Pilar

04 septiembre 2013

¡Se acabó la siesta!

Jacob Riglin (@jacob)

¡Hola, hola! ¡Estoy de vuelta!

El tiempo de cierre ha durado más de lo que en un principio había pensado, pero hoy, por fin, abro el balcón de “observando la vida” para que entren los aires del exterior y le contagien su nueva savia con esos intercambios compartidos tan habituales en el mundo de los blogs. Lejos de encontrarme triste por volver a la rutina, me encanta poder saludaros a todos, agradezco vuestros cariñosos mensajes y poco a poco os iré visitando que me muero de ganas por curiosear las novedades que me he perdido.

Este grupo de blogs unidos en cadena forma un fantástico país: los que rayan la perfección en sus relatos conforman la bóveda azulada cuajada de estrellas; los que están bien asentados por su valía y constancia, modelan las altas cumbres donde las piedras firman su textura de roca; otros, van cohesionando un bello paisaje entre laderas, valles y riachuelos; los de más allá abren puertas y ventanas donde la luz y la gracia anima todo lo que acontece. La cultura está en ese paisaje que los ojos contemplan disfrutando de lo bello.

© María Pilar