El crujir de una rama alertó a los dos cazadores que con el dedo en el tirador de las escopetas caminaban sigilosos entre la maleza. Como iban atentos a toda señal, creyeron percibir la sutil huida de la presa ante el olor a pólvora que emanaba de su presencia. “¡Maldición!”, murmuró uno de ellos impaciente. Ambos sabían lo bien que pagaría el amo si le llevaban la gran pieza. Nada menos que un jabalí verrugoso líder.
Escucharon un nuevo chasquido.
Con un mero gesto acordaron la dirección. A medida que se acercaban pisando con la máxima cautela la alfombra de hojarasca, el olor fétido que contaminaba el aire les obligó a ponerse el pañuelo para cubrirse la nariz y la boca. Al llegar al lugar, un sudor frío les recorrió la espalda y se quedaron sin palabras. Los rayos de sol que se colaban entre el encinar, descubrían la rama de encina que se desgajaba vencida por el peso del pingajo humano oscilante. Una turba de moscardas zumbaba alrededor de la lengua que, cianótica y mucho más grande de lo normal, se proyectaba fuera de la boca. Aparte de ese sonido, un silencio extraño reinaba en el paraje. El silencio habitado por el que no había tenido otra salida para lograr su liberación. Todo un símbolo de rendición ante la batalla de la vida.
Escucharon un nuevo chasquido.
Con un mero gesto acordaron la dirección. A medida que se acercaban pisando con la máxima cautela la alfombra de hojarasca, el olor fétido que contaminaba el aire les obligó a ponerse el pañuelo para cubrirse la nariz y la boca. Al llegar al lugar, un sudor frío les recorrió la espalda y se quedaron sin palabras. Los rayos de sol que se colaban entre el encinar, descubrían la rama de encina que se desgajaba vencida por el peso del pingajo humano oscilante. Una turba de moscardas zumbaba alrededor de la lengua que, cianótica y mucho más grande de lo normal, se proyectaba fuera de la boca. Aparte de ese sonido, un silencio extraño reinaba en el paraje. El silencio habitado por el que no había tenido otra salida para lograr su liberación. Todo un símbolo de rendición ante la batalla de la vida.
3º Puesto en RC
Auch! es muy desgarrador y excelente micro!!
ResponderEliminarUn abrazo y mucho cariño con anís.
Te digo lo que imagino:
ResponderEliminarun galgo o un podenco. Colgando de una soga amarrada a su cuello.
Las patas traseras casi rozando el suelo, tocando el piano, como dicen.
Ahorcado días atrás por otros aficionados a la cultura cinegética, como ellos.
Buen fin de semana MP
casi un haiku
ResponderEliminardel dolor
de lo equivocado de la gente
el dibujo empasta a la perfección
belleza en todas direcciones
he dicho
me gustó
Un micro bien logrado, con unas excelentes metáforas...Perder la esperanza, es como caer en el abismo...
ResponderEliminarAbrazos de mar :)
En esa rama dolor.
ResponderEliminarabrazo
Ay que mal me siento, es terrible, yo también veo a un animalito muerto, tal vez de una caza anterior. Es uno de los deportes??? más bien vivcio que nunca entenderé.
ResponderEliminarEl olor a pólvora quemada me da miedo y es un mal presagio.
Lo bordaste.
Bss y buen finde
Lo bueno, si breve...
ResponderEliminarUn abrazo.
Cuando el fiel compañero del cazador no sirve cualquier rama es buena.
ResponderEliminarTriste realidad.
Un micro que nos lleva a sentir directamente ese olor fétido, el olor de la muerte, así como a caminar por el bosque en busca de su foco.
ResponderEliminar¿Una alegoría? ¿Una metáfora?
En cualquier caso, me gusta. Su tono, su desarrollo y su final están muy conseguidos.
Un beso.
Que grande puede ser un micro relato. Un abrazo
ResponderEliminarExcelentemete logrado el microrrelato, Pilar.
ResponderEliminarTriste y cruel la trama, pero lamentablemente tan real...
Un lujo y un placer leerte.
Beso grande y muy buen fin de semana.
Lau.
Micro muy bien logrado, duele por tan real
ResponderEliminarAbrazo
Todo el relato respira la tristeza de la derrota. Muy bueno.
ResponderEliminarUn abrazo
Luz
Es muy triste cuando uno se da por vencido. Genial relato corto, pero lleno de fuerza.
ResponderEliminarMuy bien escrito, como siempre me atrapas, puedo sentir el olor a pólvora, y esfumarse la esperanza, un abrazo con todo mi cariño, TQM
ResponderEliminarLa oposición tan grande entre la partida de caza, tan poderosa y retadora, y el árbol, poderoso en otro tiempo, pero ahora vencido, tiene un efecto muy logrado.
ResponderEliminarUn saludo
Juan M
Me gustó muchísimo.
ResponderEliminarTienes un hermoso don.
Soy muy torpe. No lo entendía, hasta que he leído a Zavala. Vuelvo a releer y entonces sí. Duro...
ResponderEliminarBesitos
Escuchando el bosque en la oscuridad y sintiendo el estrés de animales perseguidos.
ResponderEliminarTerrible y maravilloso micro Pilar.
Abrazo!!
Y lo siguen haciendo.
ResponderEliminarmanolo
¡qué triste! ¿en serio te refieres a animales perseguidos hasta la muerte?
ResponderEliminar¿Y por distracción? ¡No me lo puedo creer!
Qué cruel el mundo de los vencedores y los vencidos.
Besos apretaos
Me refiero a animales en una primera lectura y me refiero a personas si se lee como alegoría de lo que está pasando en este país cuando van a la caza y captura de las personas que no pueden pagar y se encuentran con lo que ya sabemos. Vencedores y vencidos como tú dices,
EliminarBesos Yeste.
Hola María Pilar, buenas tardes,
ResponderEliminargran relato, has logrado reflejar en palabras la sensación de la perdida total...
Te deseo un bonito fin de semana
un cálido abrazo
Yo tras leer la entrada y leer los comentarios me imagino lo del perro, el galgo, el podenco, pero más como metáfora de una persona agobiada, me imagino a una persona agobiada, por ejemplo con las deudas, con un desahucio pendiente, con los cazadores que la siguen con los rostros de los banqueros y llegar el día del desahucio y encontrar eso, un final trágico.
ResponderEliminarEstos micro-relatos dejan muchas puertas abiertas, es excelente. un saludo
ResponderEliminarCreo que lo que cuelga de esas ramas son nuestros propios miedos...
ResponderEliminarQuiza sea eso
Un abrazo, amiga
Me ha provocado un estremecimiento, la sensación de desesperación que empuja al suicidio. La pérdida de toda esperanza. Así lo he sentido yo.
ResponderEliminarBesos
Me ha marcado el comentario del perro. No puedo ver otra imagen y me estremezco.
ResponderEliminarBesazo
Bordas el microrelato. Me parece excepcional conseguir tantas sensaciones y sentimientos en pocas palabras. ¡Es poderoso! Te felicito.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias a todos por haber pasado por aquí y haber dejado vuestros valiosos comentarios. Para todos, un inmenso abrazo.
ResponderEliminarHola, no soy aficionado a la caza ni estoy familiarizado con su jerga, una segunda lectura después de leer el comentario de Zavala lo aclara todo. Excelente.
ResponderEliminarSiempre se suele decir que la esperanza es lo último que se pierde.
ResponderEliminarPero, a veces, no hay más remedio que rendirse ante la evidencia.
Has publicado algo que nos invita a reflexionar.
Te deseo una buena semana, agradezco tus palabras, siempre de cariño en mi espacio y aprovecho para dejarte un fuerte abrazo.
Kasioles
Pensé en uno de esos pobre animales sacrificados cuando ya no cazan. ¿O es una persona?
ResponderEliminarUn abrazo, Pilar
Un buen relato corto para que podamos imaginar quién era el muerto. Aprendí a cazar con mi padre cuando era niña y una buena lección, que todo lo que cazara siempre fuese para comer y no para disfrutar. Cuando pasé grandes dificultades económicas el saber cazar y pescar, me libró de pasar hambre.
ResponderEliminarGracias
Con ternura
Sor.Cecilia
muy buen trabajo , conciso , preciso
ResponderEliminarun relato sin distractores
buena semana Pilar
abrazos
No entiendo como se puede disfrutar matando animaels por deporte...Mi hermano, que es pescador dice que para él los mejores momentos de la pesca son los de cuando devuelve la trucha al río... El relato es muy sugestivo, me gusta mucho. Un beso Pilar
ResponderEliminarNuevamente incorporado a nuestro mundo virtual, me sobrecoge y rebela este excelente relato, Pilar. Es posible que el animal muerto sea de la especie humana, de los que menciona Beltran Russell, pobres animales dóciles que huyen de escapar del matadero al que le conducen. Se suben a la rama del árbol y los cazadores habituales del bosque en el que se ha convertido este espléndido mundo nuestro, poseen un punto desenfilado perfecto para poder disparar. El resultado es la miseria y la podredumbre. Una impresionante y excelente alegoría.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, querida Pilar.
Hola María Pilar. Soy Koncha Morales y Desde Vallekas he querido dejarte un saludo. Acabo de descubrir tu blog gracias a Jara. Me ha llamado la atención tu taza en la exposición que hoy nos ha mostrado y me he decidido a acompañarte a contemplar la vida. Aquí me tendrás de vez en cuando. En mi rincvón también serás bien recibida. Un beso.
ResponderEliminar¡Hola! me estuve poniendo al día con tus últimos escritos, siempre dejas ideas para meditar... este último tiene un sabor amargo; una cosa es alimentarse y otra muy distinta matar animales por placer, creo que la naturaleza guarda un perfecto equilibrio y el hombre por lo general lo altera. Mi vecina tiene un galgo que un cazador desaprensivo abandonó al final de la temporada de caza atado a un árbol, sin comida, ni agua cuando lo encontraron al igual que este cuento él también había perdido la esperanza.
ResponderEliminarUn abrazo grande e intentaré venir más a menudo.
Breve y conciso tu cuento.
ResponderEliminarUn beso
¿El suidicidio de la presa? la verdad que impacta y acongoja por partes iguales...ay si las presas cogieran las armas.
ResponderEliminarAbrazos.
Animales somos, los humanos decían que tenían inteligencia.
ResponderEliminarEl cazador tiene todo a su favor, el cazado casi que ninguna.
Excelente relato, MP.
Un largo abrazo.
Pilar, impresionante tu capacidad de síntesis,amiga...Has logrado con pocas palabras ponernos la piel de gallina...Ese pingajo que cuelga es el símbolo de la conciencia humana, que como Judas, se rinde ante su propia batalla...En este caso es posiblemente un animal asustado, que encontró la muerte huyendo, pero no deja de ser un tribujo irónico para ese cazador frío e inhumano..Mi felicitación y mi gratitud por tu presencia,amiga...MI ABRAZO GRANDE, PILAR.
ResponderEliminarM.Jesús
Pilar, impresionante tu capacidad de síntesis,amiga...Has logrado con pocas palabras ponernos la piel de gallina...Ese pingajo que cuelga es el símbolo de la conciencia humana, que como Judas, se rinde ante su propia batalla...En este caso es posiblemente un animal asustado, que encontró la muerte huyendo, pero no deja de ser un tribujo irónico para ese cazador frío e inhumano..Mi felicitación y mi gratitud por tu presencia,amiga...MI ABRAZO GRANDE, PILAR.
ResponderEliminarM.Jesús
Desgarrador! Muy bueno!
ResponderEliminarun abraxo!
Ese ruido no ha sido el crujir de una rama, sino mi alma al entender tu logradísimo micro-relato. Además, muy visual...como una escena cinematográfica.
ResponderEliminarUn abrazo.
Estremecedor micro....
ResponderEliminarAbrazos Pilar.
Gracias por compartir vuestros interesantes comentarios que alimentan mi blog. En este caso, con un relato tan abierto, habéis ido cerrándolo con aportaciones muy acertadas.
ResponderEliminarInmenso abrazo.
Desgraciadamente nos estamos acostumbrando a rendiciones diarias y eso que no se publican porque son datos que no interesan que salgan a la luz. Tengo familiares que trabajan en hospitales y me comentan que han aumentado considerablemente estos actos o las tentativas.
ResponderEliminarEn cuanto al micro me he balanceado en la rama pero llena de vida, sin dudarlo.
Right herde is the right blog for everyone who would
ResponderEliminarlike too understand this topic. You realize a whole lot its almost tough to argue with you (not that I personally
would want to…HaHa). Yoou definitely put a new spin on a topic
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Thanks for stopping by my blog and leave your message. Forward and greetings.
EliminarHola María Pilar, un relato corto pero conciso.
ResponderEliminarSinceramente impacta tu relato. Ya no hay cazadores de alegría y de esperanzas, si no, cazadores de desesperanza y de tristezas. Este país huele mal porque la crisis está dejando mucha calamidad y sufrimiento por el camino. A ello se une que suben los impuestos, sube los alimentos y cada vez se tiene menos poder adquisitivo. A este paso solo habrá 100 cazadores con todas las posibilidades de cazar despojos humanos que van tirando la toalla. Ojalá pronto cambien las tornas y veamos al cazador cazado para que de esta forma deje de oler a podrido.
Saludos y un abrazo
Hola María Pilar, un relato corto pero conciso.
ResponderEliminarSinceramente impacta tu relato. Ya no hay cazadores de alegría y de esperanzas, si no, cazadores de desesperanza y de tristezas. Este país huele mal porque la crisis está dejando mucha calamidad y sufrimiento por el camino. A ello se une que suben los impuestos, sube los alimentos y cada vez se tiene menos poder adquisitivo. A este paso solo habrá 100 cazadores con todas las posibilidades de cazar despojos humanos que van tirando la toalla. Ojalá pronto cambien las tornas y veamos al cazador cazado para que de esta forma deje de oler a podrido.
Saludos y un abrazo
Certera manera de relatar un suicidio...
ResponderEliminarno hay que dar mas explicaciones,lo dices todo sin decirlo
Besos muchos ♥♥♥
No puedo resistirme a quedarme en tu rincón
Ay, qué triste!!! cómo encoje tu relato...
ResponderEliminarsaludos!
http://quedateenminube.blogspot.com.es/
llegará el momento en que el hombre sea el cazador del hombre....
ResponderEliminarmuy triste relato, saludos querida amiga
Preciosa, regresa y agrega después de tu comentario, a H.D. que se ha puesto muy divertido, a partir de tu comentario, jajaja! Besos.
ResponderEliminarabuela fresca el hombre siempre ha sido cazador del hombre
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