25 diciembre 2010

¡Feliz Navidad Amig@ invisible!

Para Meii Vazquez que, como amiga invisible, me ha tocado en este concurso bloguero. 

Un Villancico más para tu colección y no es uno cualquiera. Estos días los niños en los colegios, los grupos de amigos, los padres con sus hijos, abuelos y demás familia, todos cantamos y a la vez oímos hasta el infinito este Ator, Ator que es como un aldabonazo en la puerta anunciando que las fiestas de Navidad están entre nosotros. Por eso lo he escogido porque, a la vez de mi felicitación navideña, quiero enviarte un trocito de cómo lo vivimos por aquí.

(En Español: Ven muchacho a casa, ven, a comer castañas asadas, a celebrar la Nochebuena junto al padre y la madre. Verás al padre reír con la alegría y dicha de la madre. Muchacho toca ese tamboril mientras asan las castañas, mientras asan las castañas, ¡txipli txapla pun! Que pasemos una feliz Nochebuena.)

Tengo que reconocer que cuando vi que no conocía para nada a mi amigo invisible pensé "Ouch, ¿y qué puedo escribirle?". Pero ahora, me he dado cuenta de que no conocía a casi nadie de la lista de participantes. Además, se supone que esto es para conocer gente, ¿no? Mejor si la otra persona no te suena de nada.

¡Feliz, feliz Navidad —dijo Charles Dickens— la que hace que nos acordemos de las ilusiones de nuestra infancia, le recuerde al abuelo las alegrías de su juventud, y le transporte al viajero a su chimenea y a su dulce hogar!



Te deseo una muy Feliz Navidad al  lado de tu familia y amigos.

11 diciembre 2010

Luna atrapada


Cuando sentía en la noche
De mi niña sonámbula
Su pisar silencioso,
El reloj de la vecina
Daba cuatro campanadas.
Me acercaba sigilosa
Hasta pararme a su espalda
Luna atrapada en la ventana
Vete a la cama mi niña
Vete a la cama.
Permanecía callada
Vamos a dormir mi niña
Le cogía la mano
Y la acostaba en mi cama.

01 diciembre 2010

El síndrome de inmunodeficiencia adquirida

Al salir del trabajo me paró en la calle. Su juventud, su melena al viento y sus grandes ojos me miraron con una gran franqueza para decirme: 

—Tengo que hablar contigo.
 
 Le hice un gesto para que me acompañara a una cafetería. 

 —No, no; aquí mismo. Será breve. No quiero que pienses que soy una cobarde. Cuando nos hemos presentado en la reunión, me hubiera gustado decir que soy portadora del VIH, pero me lo he callado. Al principio, cuando lo supe, se lo comenté a mi mejor amiga. No he vuelto a saber de ella. Lo mismo me ha pasado cuando he empezado nuevas relaciones. Ahora ya no se lo digo a nadie. He tenido que empezar a vivir de nuevo conmigo misma y a hacer nuevas amistades, pero lo del VIH lo mantengo en silencio. Para mí es angustiante llevarlo dentro, porque es muy difícil vivir con esto, pero mucho más sentir que te miran como a una apestada. No puedo evitarlo, ¡joder! El rechazo me afecta. En terapia nos dicen que el problema lo tienen los que se alejan de ti. ¡Qué fácil es hablar así cuando no eres tú el afectado!

© María Pilar

24 noviembre 2010

Ana Mª Matute premio Cervantes de Literatura 2010

Una buena noticia ha dado a conocer hoy la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde: la escritora Ana María Matute (Barcelona, 26 de julio de 1925) ha sido galardonada con el Premio Cervantes en reconocimiento a su obra compuesta, hasta el momento, por 13 novelas y varios volúmenes de cuentos. Se convierte así en la tercera mujer en obtenerlo tras María Zambrano y Dulce María Loynaz. 

En su momento también fue la tercera mujer en acceder a la Real Academia Española de la Lengua en la que ocupa el sillón K desde 1996. 

Conocí a Ana Mª Matute hace algunos años. Pasó por Vitoria para dar una charla. La vi frágil, pero con una energía increíble. Como si del salón de su casa se tratase, nos fue contando, con esa facilidad de palabra que tiene, su biografía enriquecida por sus obras, dejándonos ver su parte más humana aderezada de un humor tierno y socarrón a veces. Su infancia, la guerra, la posguerra…, le han hecho considerarse una superviviente por todo lo que ha tenido que luchar para ser la que hoy es a pesar de la época que le tocó vivir. 

El tema recurrente de la conferencia fue su infancia, que tanto le ha inspirado en sus obras. Nos manifestaba que se reconocía plenamente en la niña que fue. Guiñaba un ojo y en tono cómplice nos expresaba cómo se evadía cuando la encerraban en el cuarto oscuro de niña, dando rienda suelta a su fantasía. Se le pasaba el tiempo sin enterarse y es que le gustaba estar sola, crear su mundo y sus fantasías.  

¡Qué gran mujer! A pesar de haber tenido que pasar por el quirófano siete veces es capaz de decir: La risa alarga la vida y suaviza las enfermedades.

18 noviembre 2010

Una naranja al día


Alguien dijo que París bien valía una misa y el abuelo ha creado lo de «una naranja vale una vida». He empezado a hacerle caso y me he unido a su club. Es lógico que al principio le costara. Él no es de orilla del Mediterráneo, tampoco ha regentado nunca una frutería y el color naranja nunca le ha sido familiar. 

Todo empezó cuando se despertó aquel día en la cama de un hospital. Tras sus casi noventa años veía la luz del nuevo día que se filtraba por las rendijas de la persiana. Lo habían ingresado, luego debía estar muy mal. ¿Y si estaba muriéndose? Tenía que salir de allí cuanto antes porque de los hospitales no se puede esperar nada bueno. Retiró la ropa de la cama. Al ver que no tenía su pijama, apenas una bata azul anudada a la espalda, se preguntó: «¿Y mi ropa? ¿Dónde la han metido?» Le empezaban a entrar sudores de muerte, se estaba poniendo malísimo. Por suerte apareció su hija. 

—No tienes nada importante —le dijo. Le trajo su ropa, se vistió y salieron del hospital despidiéndose antes del control de enfermeras. 
Él iba andando despacio y cabizbajo. Sentía las pulsaciones de su corazón. Tenía una mano caliente y otra fría. En el coche, se sentó en el asiento del copiloto, su hija, y un «run-run» le martilleaba la cabeza. «Sí, esta vez puedo salir, pero me pasará en otra ocasión y me ingresarán y…» 

La mirada de su hija era tan profunda que le leía sus pensamientos. 
— Ya te he dicho muchas veces que conque comas una naranja todos los días, se arregla tu intestino y no necesitas médicos. 
Cansada de la noche en vela en el hospital y el día de trabajo que le esperaba, no dijo más. Puso en marcha el motor del coche, hizo la maniobra correspondiente y tomó la autovía de regreso a casa. Pero cuando le puso la comida en la mesa, le peló una naranja de postre, se la desgajó y él sin mucha confianza la fue cortando en trozos pequeños para poderla comer. 

¿Quién dijo que a los noventa no se puede cambiar de hábitos? Hoy tiene la naranja como parte importante en su dieta y se siente tan bien de salud que ha ido a decirle al médico que recete una naranja a todos los que le visiten porque es la mejor medicina.

23 octubre 2010

Vitoria Capital Verde Europea 2012


Todos los de Vitoria-Gasteiz estamos orgullosos por este reconocimiento europeo: Vitoria Capital Verde Europea 2012. Y más si se tiene en cuenta que hemos competido frente a ciudades tan importantes como Barcelona, Núremberg (Alemania), Nantes (Francia), Malmö (Suecia) y Reikiavik (Islandia). 

Conseguir aunar a los vitorianos sobre alguna novedad o cambio, no es tarea fácil. En este caso también ha habido muchas críticas por parte de aquellos que veían más peros que ganancias. Al final lo estamos disfrutamos y nos felicitamos por ello. 

Los ciudadanos de Vitoria-Gasteiz lo debatimos todo y participamos en las decisiones que toma el consistorio del ayuntamiento, muchas veces con la intención de cambiarlas cuando no nos gustan. A veces lo hemos logrado. Somos una ciudad de provincias a la que le cuesta asimilar los cambios. Si tenemos en cuenta el refranero popular, tan sabio en muchos de sus dichos, lo de «renovarse o morir», hemos de admitir que no lo aplicamos. Estamos demasiado agarrados al conservadurismo y las tradiciones. Que está bien conservar lo propio, mientras no suponga un muro al progreso. 

Últimamente, se han llevado a cabo cambios como el de la recogida neumática de la basura, la puesta en marcha del tranvía o las escaleras mecánicas por el Casco Viejo, por citar algunos ejemplos. Todos han traído un aire de modernidad a la ciudad, como una ventolera saludable de aire fresco 

En todos los casos con mucha presión de la calle para que no se realizaran tales proyectos, tanto que, a veces, las obras se han tenido que llevar a cabo con vigilancia policial. Por eso, los políticos de turno han necesitado hacer mucha pedagogía y explicar una y otra vez a los ciudadanos por qué y para qué se hacían esos cambios. Es verdad que una vez terminadas las obras, y visto su resultado, la gente también se manifiesta, ya no en grandes masas sociales, pero sí a nivel individual a través de los medios de comunicación locales para expresar su opinión en positivo y felicitar a quien corresponda por el logro alcanzado. 

© María Pilar

13 septiembre 2010

Pesadilla recurrente


Suena el despertador a las 7. Salto de la cama obligada por ese resorte. Tengo una importante reunión de trabajo a las 10. La mañana ya empieza mal, no encuentro la ropa que dejé preparada para ponerme. Para colmo, las medias se me rompen. Cada cosa me lleva más tiempo de lo normal.

El reloj avanza. 

Son las 8 y yo con estos pelos. Cojo un bolso que no conjunta nada con lo que llevo puesto y salgo de casa. Cierro la puerta sin hacer ruido. Empiezo a andar, pero mis pasos no me llevan a ninguna parte. Extrañada, me doy cuenta de que el recorrido fácil de todos los días se ha convertido en un laberinto de callejuelas estrechas y sombrías del que no logro salir. Todas me parecen iguales. Avanzo sin rumbo. Es raro que las casas tengan tejados puntiagudos, parecen nórdicas. Las pequeñas ventanas me analizan con actitud displicente, desvío la mirada y corro desesperada por esas calles solitarias con el anhelo de ganarle la batalla al tiempo. Recuerdo que otras veces me ha pasado algo parecido y siempre he conseguido llegar en el último momento. 

Después de un par de horas, quiero volver a casa y desde allí avisar al trabajo. Intento hacer el camino a la inversa por los lugares recorridos, me resulta imposible. No veo un vestigio, una señal que me indique algo conocido. Como no puedo deshacer lo hecho, decido seguir caminando. 

De repente, cambia el paisaje. Se abre ante mí un estrecho camino de tierra que zigzaguea entre landas pantanosas. Me impide ver más allá. Tengo que llegar al final, seguramente con un vistazo logre ubicarme. El barrizal atrapa mis pies y a duras penas puedo avanzar. 

Entro en una niebla plagada de fantasmas que pueblan el camino: niños, mujeres y hombres con grandes cabezas, cuerpos enanos y sin piernas ni pies, al menos yo no se los veo, están fijados a la tierra húmeda de la orilla izquierda sin posibilidad de movimiento. Me siento observada, sus ojos desorbitados me siguen y su silencio me habla de un mundo al que no pertenezco, un mundo ausente, sin sonoridad ni gestos. Pertenecen al más allá. 

Un escalofrío me recorre la espalda. 

¡Pesa tanto ese silencio húmedo! Mi angustia va en aumento. El miedo me atrapa, la sangre golpea mis oídos. Me vigilan. Esas miradas de cuencas oscuras con expresión de espanto, me desnudan 

Mi tiempo se ha parado. 

No habrá un mañana. Extraña en un mundo intangible, no logro diferenciar los rasgos de sus rostros cadavéricos. Una barrera no física impide que sea una más de ellos. Trato de disimular la presión que sobre mí ejerce esa atmósfera kafkiana e intento avanzar más deprisa y hacer como que no los veo. Cuando creo vislumbrar el final del camino para poder salir de allí, todo se tuerce. Sucede algo que me produce un sobresalto. Uno de los rostros capta mi atención, es el único que se manifiesta perfilado. Me es muy familiar a pesar de estar demacrado por los rasgos del dolor. Sufre en silencio. 

Me detengo. 
 
Todo mi cuerpo se estremece ¡Es mi madre! Animada me acerco. Siento ya la alegría de su cálida acogida. Se me niega. Intento hablar con ella y no cambia la expresión doliente, helada y gris. Siento una pena inmensa. Sus ojos risueños de mis recuerdos miran ausentes, con profundas ojeras violáceas, parecen atravesarlo todo. Está pero calla. Como sin memoria. Su presencia siempre era amable, cariñosa, generosa. Ahora una cortina de tinieblas nos separa. Un nudo de tristeza me atenaza. Pertenecemos a mundos diferentes y este es el mundo de los muertos. La impotencia, el cansancio, la angustia, el dolor…, todo me estalla por dentro y pierdo el control. Un torrente de lágrimas, imposible de contener, baja por mis mejillas . 

Me despierto.
 

14 julio 2010

Vacaciones en la playa

Era uno de esos días, en una playa del norte, en los que el dorado de la arena se alía con el verde que colorea el paisaje y el azul del mar, para celebrar un bello conjuro.

Estaba nadando plácidamente cuando por un presentimiento levanté la vista y efectivamente mis pupilas se encontraron con las tuyas. Nadabas hacia mí y te zambulliste para llegar antes. A velocidad no tenía nada que hacer, me ganabas siempre. Hice un giro para cambiar la dirección que fue un quiebro un tanto brusco para no chocarme con una señora maquillada que nadaba muy rígida con el cuello estirado para mantener la cabeza fuera del agua. Inmediatamente, a mi espalda, oí el revoloteo del agua. Alguien estaba recibiendo la sorpresa que me tenías reservada. La ahogadilla que me mantiene sumergida la cabeza hasta llegar al límite. Según tú es tan solo una broma y te ríes de mis miedos cuando se lo cuentas a todos. Mamá te mira con admiración y nos dice que estamos en buenas manos, porque es una suerte pasar las vacaciones con el médico de la familia. 

La señora, con el rímel corrido y el recogido del pelo chorreando, sacó la cabeza del agua. Enfurecida te insultaba, sí; pero también creí intuir una mezcla de halago en medio de tanto enfado al ver que eras un hombre muy guapo. «¡Pero si es un hombre! ¡Sinvergüenza! ¡Me ha mordido el muslo! ¡Es que ya no podemos estar tranquilas ni en el mar!» Un corro de personas se acercó para ver lo que pasaba. Sin mirar atrás, pude imaginar tu expresión avergonzada cuando con un hilo de voz acertaste a decir: «Perdóneme, señora, perdóneme» 

Me alejé sintiendo la caricia del sol en la espalda y la brisa del mar suave y fresca que salpicaba de espuma mis pies. Olía a algas. Disfrutaba de felicidad porque me había librado de tu asqueroso aliento cuando al sacarme en brazos del agua dices que tienes que hacerme la respiración boca a boca para salvarme. Mientras, una de tus manos se desliza hasta mi entrepierna donde los dedos hurgan a ritmo de tu respiración agitada. 

07 julio 2010

El Mundial de Fútbol - Sudáfrica 2010


La calle solitaria y tranquila invita a pasear. A ambos lados, en los bares, racimos apiñados de gente diversa miran hipnotizados un punto luminoso y palpitante por el que corren los profesionales del balón. 

Una voz masculina, modulada y suave, a veces; otras, exaltada, me acompaña a lo largo de la calle. Por mucho que yo avance, siempre está ahí, siguiéndome. Por momentos siento cómo se adelanta unos metros para recibirme y envolverme en su entorno sagrado. De repente, un grito de jauría unánime, vocerío atronador, desgarro del alma. 

Cuando se da un gran acontecimiento de estos como es un mundial de fútbol, te enteras sin poder evitarlo porque como todos los grandes actos tiene un ritual: días antes empiezan a calentar motores, prensa, radio y televisión, al unísono nos bombardean el acontecimiento y después está radio macuto, no se habla de otra cosa. Todo se prepara para la gran final, el gran acontecimiento, con sus ritos, sus normas, sus colores. Como si de una lucha de gladiadores se tratase, hay que vencer o morir.

Esto me lleva a la infancia, la espera de las grandes fiestas, la misa de doce y la ropa nueva. La luz que impregnaba el ambiente parecía emanar de las propias personas, más alegres y joviales esos días, completamente envueltos en la esencia festivalera que cambiaba la vida gris, rutinaria y monótona de cada día. Aunque entonces nadie se jugaba nada y la tensión nerviosa no afloraba como ahora. 

El ser humano necesita de rituales con los que romper la fatigosa monotonía de su vida diaria, si unos ya no le sirven, pues inventa otros. Empuja mentalmente a los suyos, sufre y se alegra con ellos y si sus colores ganan, la alegría no hay quien la pare, traspasa los límites de la afición e inunda todos los campos de la vida, hasta a los incrédulos nos llega esa ola de euforia que todo lo envuelve y nos alegra; pero si pierden, hay si pierden…

21 junio 2010

Añoranza

Caras Ionut
Presencia serena y sigilosa
Transparencia de luna, nombre de Helena
Perdida entre nieblas de memoria
Las heridas cicatrizan con tu aroma
Ánimo tengo para invocar tu recuerdo

Vida de todos, regalo de existencia
Sacia la sed de mi añoranza
No crecerán las lilas en el marmóreo lecho
Cantar no oirás al mirlo entre las ramas
Solo el silbar del penetrante viento

Rompiendo tu espejo en mil caras
¡Por qué no vislumbramos tus señales!
¡Por qué no escuchamos tu cansancio!
Cuando en la partida de la vida
Tú eras la mejor carta.

A solas contigo de atardecer lluvioso
Cerrados los ojos, paz en tu mirada
Apartada, solitaria y tranquila
Flor de agosto y abundancia.

Tengo tanto que decirte y
No me salen las palabras
Te seguiré viviendo muy dentro
Lo sabes, aunque me quede callada.

19 junio 2010

Las tres hadas disfrazadas

En un país multicolor, entre fiesta y alegría, nació una princesa que era el orgullo de los suyos y la envidia de los ajenos. 

Un día se presentaron en ese país, sin ser invitadas, las tres hadas hermanas conocidas en el mundo entero por el nombre de la triple A y que individualmente se llaman: Moody’s, Standard and Poor’s y Fitch. 

Mala cara la de los progenitores al verlas, las habían tenido olvidadas y no les habían agasajado como en otros lugares. Ni un detalle, ni un obsequio, ¡nada! 

Standar and Poor’s, la más codiciosa de las tres, se acercó a la princesa, le tocó el hombro con su varita mágica y le dijo: «Desde hoy todo el mundo te verá fea y todos te rechazarán». 
Fitch, la envidiosa, le dijo: «Te rebajaré unos cuantos peldaños para que ocupes el sitio que siempre te ha correspondido y así te olvidarás de esos aires de princesa que tanto aborrezco». 
Moody's, la del doble lenguaje, le auguró un futuro incierto: «Aunque puedes mantener tu atractivo si actúas con inteligencia y sabes dosificar tus ímpetus». ¿?

¿Qué pasó a partir de entonces a la pobre princesa? 
Pues que ella, valiente y nada ñoña, no se fue a una esquina a llorar su desgracia, ni se arrastró tras la triple A para pedir clemencia. Se creció ante la adversidad que le sirvió de estímulo para superar las premoniciones que no se lo ponían nada fácil. Supo que tenía que trabajar duramente y todo ello le supuso una enriquecedora experiencia. 

¿Y la triple A? Una juez las encerró durante 7 años en una cárcel para que no volvieran a hacer premoniciones falsas y engañosas. 
Y colorín colorado que este cuento se ha acabado.

14 junio 2010

Tarjeta roja al maltratador


Hoy un doloroso testimonio tan duro como real que una persona, seguidora de mi blog, me ha enviado.

He visto la tarjeta roja que has puesto en contra del maltrato. 
Soy hija de un cabrón maltratador y te puedo decir que hay cosas e imágenes que no se olvidan aunque se intente hacer. Ojalá hubiera un borrador de memoria de las cosas que nos carcomen. Es muy duro con 7 años y salir a la calle preguntando a toda la gente donde hay un policía, me dijeron donde estaba la comisaría. La policía no me hacía ni caso hasta que vio que estaba temblando y meándome encima. Me preguntaron qué me pasaba y les contesté «mi papá está matando a mi mamá». Me llevaron con el coche de policía hasta casa y hace más de treinta años el maltratador se quedaba en casa y los cinco hermanos y mi madre pasamos toda la tarde en comisaría, hasta que al otro se le pasara la cogorza y estuviera más tranquilo para poder volver.   
Hace 20 años que no se nada de él.

13 junio 2010

Carrera de la mujer en Vitoria

Corriendo voy, corriendo vengo. 
¡Esta carrera la vamos a ganar! 
Nada más llegar al punto de partida se respira un ambiente de celebración y fiesta. La fiesta que queremos celebrar 3000 mujeres unidas, aportando nuestro granito de arena contra el cáncer de mama. Contra todo pronóstico, la lluvia no nos ha aguado la carrera.
Pisando el asfalto con ganas y equipadas con nuestro chip, camiseta y el número correspondiente, hemos recorrido, niñas, jóvenes, maduras y abuelas, los cinco Kilómetros de distancia. Alguna con perro incluido, otras con sillas de bebé. Grupos de amigas por aquí; abuela, madre y nieta por allá.
Todas sintiéndonos unidas por una causa solidaria. 

¡La unión hace la fuerza! 
Pasamos el testigo a las sevillanas.

© María Pilar

12 junio 2010

Becket o el honor de Dios, en Vitoria

Becket o el honor de Dios es una obra de teatro escrita en francés por Jean Anouilh. Se trata de una representación del conflicto entre Tomás Becket y el rey Enrique II de Inglaterra que conduce al asesinato de Becket en 1170. Evidencia el conflicto entre la Iglesia y el Rey y al margen queda un pueblo con su malvivir.   

Esta magnífica obra ha sido estrenada en Vitoria, teniendo como escenario la nave central de la Catedral de Santa María, rodeada de andamios porque siguen las obras de restauración. Los actores han estado de sobresaliente, el vestuario de época impresionante, decorado muy poquito porque la solemnidad la aportaba el estilo gótico de la catedral con el triforio y la bóveda de crucería. Todo ha contribuido a que la obra haya sido un éxito de público y de aplausos.   

Conviene situar la obra en su contexto histórico. Durante el siglo XII las guerras entre sajones y normandos eran constantes, conflictos entre reyes, nobles y clérigos. El rey quería afianzar su poder ante los nobles y la Iglesia, y a la vez los necesitaba para ello. Enrique II puede quedar como un rey más de la larga lista de monarcas ingleses, pero si decimos que su mujer fue Leonor de Aquitania y uno de sus hijos Ricardo Corazón de León, seguro que podemos encuadrarlo un poco mejor en el hilo de la Historia.

Enrique II, rey normando que domina Inglaterra, nombra canciller a su mejor y amado amigo, Tomás Becket, de origen sajón, en contra de la voluntad de la casta normanda y de la reina. El canciller apoya al soberano en sus deseos de lograr mayor autoridad sobre las jerarquías eclesiásticas. 

Posteriormente, Enrique II designa a Becket como arzobispo de Canterbury. A raíz de ello, Becket abandona la cancillería y varía de actitud en defensa de la iglesia y se niega a aceptar decretos que establecen la primacía real sobre la eclesiástica. Una larga lucha comienza entre los amigos, en la que uno defiende el honor del reino y otro el honor de Dios. 

Acusado de traición, Becket se refugia en Francia, bajo la protección de Luis VII. El Papa lo envía a un convento cisterciense. Después de 6 años de exilio, Enrique II permite a Becket regresar a Inglaterra, al aceptar ciertos decretos. El arzobispo regresa aclamado por el pueblo inglés. Enrique priva al arzobispo del privilegio que le corresponde de ungir al heredero al trono. Un grupo de nobles adictos al soberano dan muerte a Becket en la catedral de Canterbury. El rey hace penitencia pública ante la tumba de Becket, canonizado después de su muerte.   

07 mayo 2010

Homenaje a Miguel Hernández


Me uno a la iniciativa homenaje al poeta Miguel Hernández cuando se cumplen, durante el presente 2010, los cien años de su nacimiento. Qué puedo decir yo de Miguel Hernández que no se haya dicho ya. Me Basta cerrar los ojos para percibirlo en su Orihuela natal pastoreando cabras a la vez que crea versos. ¡Cuánto entusiasmo adolescente con los autores clásicos a los que empieza a imitar! Visitante absorbido por la ciudad de Madrid, en las inolvidables tertulias en las que se impregna como una esponja para pulir su estilo, que no su creación. El ingenio forma parte de su equipaje, unido al pueblo y a su compromiso social y político. Amante de la República, ¿qué otra opción podía elegir en la guerra un hombre tan leal como él?
 
Por las gestiones que Neruda hizo ante un cardenal fue puesto en libertad en el 1939. En su pueblo, fue delatado y detenido nuevamente para morir en la cárcel en 1942.
Tratándose de un poeta, el mejor homenaje que podemos rendirle es recuperar su palabra para rescatar su memoria más allá de los discursos y las biografías.

Yo elijo 
«Las Nanas de la Cebolla». Estas nanas las escribió Miguel estando en la cárcel. Su esposa, Josefina, le mandó una carta diciéndole que no tenía para comer más que pan y cebolla, por lo que no podía amamantar a su hijo, entonces un bebé. Miguel se deprimió mucho al saberlo, y escribió las «Nanas de la cebolla» para ella y para el niño. Después se las envió junto con esta carta:

Estos días me los he pasado cavilando sobre tu situación, cada día más difícil. El olor de la cebolla que comes me llega hasta aquí, y mi niño se sentirá indignado de mamar y sacar zumo de cebolla en vez de leche. Para que lo consueles, te mando esas coplillas que le he hecho, ya que aquí no hay para mí otro quehacer que escribiros a vosotros o desesperarme

Manuel Miguel, su hijo, sobrevivió a la guerra y falleció en Elche, a los 45 años, en mayo de 1984. Casado con Lucía Izquierdo, tuvo una hija, Mª José y un hijo, Miguel, ambos viven con su madre en Elche. El hermano de Manuel Miguel se llamó Manuel Ramón. Miguel Hernández puso siempre Manuel a sus hijos, como su suegro, el padre de Josefina, guardia civil asesinado en Elda al comienzo de la guerra. 

La familia no podía visitar al poeta en la cárcel, pues él y Josefina no estaban casados por la iglesia y Manuel Miguel no estaba bautizado. A pesar de todo, Miguel Hernández pudo ver algunas veces a su hijo en brazos de una señora de su pueblo que iba a visitar a su marido con su hija. Los vigilantes de la cárcel no descubrieron el cambiazo. La boda religiosa se celebró el 4 de marzo de 1942, veinticuatro días antes del fallecimiento del poeta. Su firma aparece temblorosa en el acta de esponsales por lo enfermo que estaba.

Miguel Hernández fue dibujado por su compañero de celda A. Buero Vallejo (dramaturgo). Miguel le comentó que temía que su hijo, un bebé, no le recordara cuando lo viera, así que le pidió que le hiciera un retrato para mandárselo a su mujer. A esta le dijo que se lo enseñara al niño cada día y le hablara de su padre.

© María Pilar

06 mayo 2010

Soy una auténtica ilusionista

Soy una auténtica ilusionista
Sin bola de cristal
Con una caja mágica
Que no me ha de abandonar.

Tengo una muñeca de trapo
Una peseta que no gasté
El olor a calor de trébede
El barro que a los zapatos quité.

Risas y llantos familiares
Alegre sol y miedo al desván
Repique de campanas a fiesta
A muerto suena su tantán.

Unas pinturas de colores
En su cajita de cartón
Para colorear las nubes
Que atrapadas tengo yo.

La escuela soleada
Con niñas sobre el pupitre
Aprietan los labios
Perfilan lo que escriben.

Una puerta de una casa
Por la que un día me escapé
No la cerré de golpe
Para otro día volver.

04 mayo 2010

Cuatro días en Londres

Londres tiene tanto que ver que se necesitan varios días para disfrutarla plenamente. Si como la mayoría de los mortales solo vamos cuatro días, los tenemos que llevar programados para aprovecharlos. 

Salimos desde Loiu (Bilbao) con Iberia hasta Heathrow (Londres) y volvimos con la misma línea. El idioma preferente en el avión y facturación de equipaje en castellano. Al llegar a Heathrow cogimos el Heathrow Connect que sale cada media hora y tarda 25 min. en llegar a Paddington Station. Cuesta ₤7.90, mucho más barato que el Heathrow Express que cuesta ₤15,5. 

Desenvolverse en el aeropuerto de Heathrow, aunque es el más transitado del mundo, es fácil si sigues las indicaciones. A nosotros nos llevaron, fácilmente, a las oficinas de la estación para comprar los billetes de Heathrow Connect, a las que accedimos en ascensor, pues están debajo de la terminal 3.

Llevábamos contratado por internet un hotel de 3 estrellas (equivale a una de aquí), con desayuno. Nos sorprendió gratamente. Está muy bien situado en Norfolk Square. Es una plaza muy tranquila y ajardinada, todos los edificios en torno a la misma son hoteles. Está en el distrito de Bayswater, en la zona 1. No se escucha ningún ruido, aunque Paddington está a cuatro pasos. Los alrededores, llenos de restaurantes, pubs y pequeños supermercados. Nos tocó una habitación grande, muy limpia y reformada.

Nuestra primera visita era incuestionable, estando al lado de Hyde Park y con un sol londinense que no nos ha abandonado en los cuatro días, aunque por ratos descansaba un poco entre nubes, qué otra cosa mejor podríamos hacer. El parque estaba precioso tanto en las zonas verdes como los espacios dedicados a flores. Impresionante por su tamaño y por la cantidad de personas que en ese momento paseaban en bici, practicaban atletismo o simplemente disfrutaban solos o en grupo en un ambiente natural al aire libre. Hasta las ardillas se dejaban fotografiar siendo cómplices de ese momento mágico. Sorprende su limpieza y esto lo amplío a toda la ciudad. Aunque por motivos de seguridad han retirado las papeleras, los londinenses colaboran y no tiran nada al suelo, con lo que están invitando a los turistas a hacer lo mismo. 

De regreso al hotel, cuando lo cruzamos por la noche, había cambiado por completo. Su escasa iluminación y la total ausencia de personas le daban un aspecto misterioso, aunque no nos sentimos inseguros. Solamente nos asustamos cuando una persona salió de entre unos arbustos y vino a nuestro encuentro. Al acercarse, comprobamos que era del cuerpo de la seguridad del parque. Él, simplemente, nos observó y pasó de largo.

En Londres hay que tener cuidado por dónde se cruza la calle. Los coches conducen por la izquierda y en los cruces siempre nos señalan look at the left o look at the right. Este primer día nos interesaba patearnos la ciudad para ver el ambiente de sus calles. En los siguientes, ya utilizamos el metro. Con un plano del metro y la travel card nos fue de maravilla. Cogíamos un bono diario en la estación de tren Paddington por ₤5.60, no necesita foto; off peak, o sea después de las 9.30 de la mañana y para la zona 1 que es la central y la que a nosotros nos interesaba. (Un solo viaje en metro cuesta ₤4). Así nuestra travel tenía el símbolo de ferrocarriles ingleses y con los vales que llevamos desde España entramos en todos los sitios que quisimos al 2 por 1. Solo nos dimos de alta en esta página http://www.daysoutguide.co.uk/ antes de ir, e imprimimos todos los vales de los sitios que deseábamos conocer. 

En Londres, al comprar el ticket del lugar que queríamos visitar, enseñábamos la travel  de ferrocarriles ingleses y nos daban el dos por uno sin ningún problema.

1° día. Vemos el Marble Arch de donde arranca la famosa Oxford Street, la dejamos para el día de compras, y a través de Hyde Park Corner llegamos a Buckingham Palace, (a las 11.30 es el cambio de guardia en días alternos porque estamos en abril. Nosotros pasamos de ese fenómeno tan turístico, porque el tiempo que tenemos lo queremos emplear en otras cosas) Desde ahí, cruzamos Saint Jame’s Park y pasando por the Cabinet War Rooms, nos encaminamos al Big Ben, Casas del Parlamento, Abadía de Westminster, haciéndonos en el camino las típicas fotos de recuerdo. Descansamos un poco en esta zona viendo cómo las tenues luces se iban encendiendo al atardecer, contemplando el London Eye y su reflejo en el Támesis. No es que Londres sea una ciudad muy iluminada, su luz nocturna recuerda a una tela fina de niebla que aparece en muchas de sus novelas. En ese entorno de Westminster el tiempo se nos pasó volando. Cruzando el puente de Westminster hay una zona ajardinada con comida italiana, Mac Donald… A nosotros nos vino muy bien.
2° día. Salimos en la estación de Westminster y nos encontramos con los edificios de Norman Shaw y con el Big Ben, el reloj más emblemático del mundo. Queremos entrar en las Casas del Parlamento, no se puede porque están en elecciones. Vemos la Abadía, impresionante, ₤17.80, no entra en el dos por uno. Es curioso, en este país los museos son gratis, las visitas a lugares civiles tienen descuento, incluso cervecerías, pubs, teas, restaurantes, los hay con el 2 por 1, pero la iglesia anglicana ha abandonado este sistema y solo admite dos maneras de entrar: o pagas o vas a los oficios religiosos. 
Visitamos St. Margaret Church y el Central Hall y nos vamos por la calle Whitehall hacia Trafalgar Square. Como curiosidad nos detenemos en el N.10 Down Street donde vive el presidente y un poco más allá a la derecha la Banqueting House, desde aquí ya vemos la Horse Guards. En ese momento están celebrando el cambio de guardia con todo esplendor. En Trafalgar Square, la Nacional Gallery nos reclama, pero lo dejamos para la tarde y nos vamos a Leicester Square a comer en uno de los muchos pubs que hay por allí, tipical english food. Después, nos acercamos a Seven Dials, al Cambridge Theatre, para sacar las entradas de Chicago, el musical. ¡Agradable sorpresa! Para ese día tienen una oferta, pero solo si eliges platea preferente, así lo hicimos y quedamos encantados.
«Ambientada en medio de la extravagante decadencia de los años 20, Chicago cuenta la historia de Roxie Hart y Velma Kelly, dos mujeres ambiciosas, encerradas por crímenes pasionales, luchan por ganarse el favor de Billy Flynn, un famoso abogado que utiliza a la prensa sensacionalista para conseguir la libertad de sus clientes. Ambas se enfrentarán por obtener la fama a toda costa». 

La Nacional Gallery responde a nuestras expectativas con creces, nos detenemos en los 16 cuadros que llevamos marcados y que no nos queremos perder, lo demás, lo vemos de paso.
Nos quedamos por la zona de Covent Garden llena de vida. En torno a la Piazza y Central Market, vemos la pequeña iglesia de St. Paul’s Church (que no hay que confundir con St. Paul’s Cathedral). Aunque lleno de gente, no sentimos agobio y nos compramos comida para llevar en uno de los bares. Nos sentamos en la plaza para comer viendo el espectáculo y escuchando español a nuestro alrededor. Por la noche, nos fuimos al musical.



3° día. El British Museum, es impresionante y no nos lo podíamos perder. Llevamos marcado lo que queremos ver con detenimiento: la Piedra Rosetta, las esculturas del Partenón, las momias y sarcófagos egipcios y la vasija romana de Portland.
Después, contemplamos Londres desde el London Eye, va tan despacio que no da vértigo, tarda media hora y nos ofrece espectaculares vistas de Londres. Precio ₤17.80 con el 2 por 1.
Aprovechamos que estamos en este lugar para hacer un crucero por el Támesis en el City Cruises y ver la ciudad desde el río, impresiona cuando llega el barco a Tower Bridge. Nos costó ₤10.50 con el 2 por 1. Comemos por la zona, yo pruebo los fish and chips famosos. Hay un paseo muy bonito siguiendo el río desde Westminster hasta la City. 


Dedicamos la tarde a la City, que es la parte más antigua de la ciudad, aunque su aspecto actual puede llevar a pensar lo contrario. Hay una columna conmemorativa del gran incendio que sufrió la ciudad en 1666, a la que se puede subir mediante sus 311 escalones para disfrutar de una maravillosa vista. Este hecho, más los intensos bombardeos sufridos en la Segunda Guerra Mundial, han transformado por completo este barrio, que hoy en día es el centro financiero de Londres, y uno de los más importantes del mundo. No se puede pasar de largo ante la torre de Londres, con toda su carga de misterio histórico relacionado con la realeza londinense, escenario de pasiones, traiciones y muertes. ₤17 la entrada con el dos por uno. Tower Bridge es una maravilla, llevábamos el vale para subir, pero no lo utilizamos y nos conformamos con contemplarlo que creemos que es lo que merece la pena.

A las cinco estamos sentados en un banco de la St. Paul’s Cathedral oyendo cantar las vísperas a los anglicanos de la catedral y descansando un rato, cuando terminaron visitamos detenidamente la catedral.(no entra en el dos por uno y tampoco sacamos la entrada). Cruzamos el puente del Millerium hasta el Tate Modern.


Al atardecer nos vamos a Piccadilly Circus para conocer la zona y hacer algunas compras. Al llegar a la plaza la imagen nos resulta familiar, los carteles se van iluminando, en la fuente de Eros no hay ni un sitio libre donde sentarse, es el lugar más animado que hemos visto en Londres. En la misma plaza está el Trocadero que invita a entrar. Por Street Regent y Oxford Street las tiendas están abiertas hasta las nueve, aprovechamos para comprar. Cenamos en Heddon Street, una calle muy pequeña que más bien parecía un patio lleno de pubs y restaurantes, por detrás de Regent Street, me encantó. Por la noche dimos una vuelta por Soho y China Town, tiene una gran vida nocturna, merece la pena.

4° día. Ya nos levantamos con la idea de que a la tarde tenemos que volver. En la recepción del hotel podemos dejar el equipaje para aprovechar este último día. Un nuevo paseo por Hyde Park que te hace olvidar que estás en medio de una gran metrópoli. Si se cruza por el lago Serpentine se llega a la zona de los museos de Historia Natural, inolvidable; el de Victoria y Alberto, interesante, y el de Ciencia lo vimos de paso. Paseo por la Brompton Road donde está Harrods y otras tiendas carísimas, de las que el recuerdo que hemos traído ha sido alguna foto. Las únicas mujeres que compraban vestían de negro como los petrodólares que llevaban y solo les podíamos ver los ojos. Al final, entro en otra tienda y gasto en productos como Walter Ginger Royals, peanut biscuits… las monedas que nos quedan y damos por finalizado nuestro viaje.
Muchas otras cosas hicimos, pero creo que lo importante ya lo he contado.
Un viaje para repetir
© María Pilar