Becket o el honor de Dios es una obra de teatro escrita en francés por Jean Anouilh. Se trata de una representación del conflicto entre Tomás Becket y el rey Enrique II de Inglaterra que conduce al asesinato de Becket en 1170. Evidencia el conflicto entre la Iglesia y el Rey y al margen queda un pueblo con su malvivir.
Esta magnífica obra ha sido estrenada en Vitoria, teniendo como escenario la nave central de la Catedral de Santa María, rodeada de andamios porque siguen las obras de restauración. Los actores han estado de sobresaliente, el vestuario de época impresionante, decorado muy poquito porque la solemnidad la aportaba el estilo gótico de la catedral con el triforio y la bóveda de crucería. Todo ha contribuido a que la obra haya sido un éxito de público y de aplausos.
Conviene situar la obra en su contexto histórico. Durante el siglo XII las guerras entre sajones y normandos eran constantes, conflictos entre reyes, nobles y clérigos. El rey quería afianzar su poder ante los nobles y la Iglesia, y a la vez los necesitaba para ello. Enrique II puede quedar como un rey más de la larga lista de monarcas ingleses, pero si decimos que su mujer fue Leonor de Aquitania y uno de sus hijos Ricardo Corazón de León, seguro que podemos encuadrarlo un poco mejor en el hilo de la Historia.
Enrique II, rey normando que domina Inglaterra, nombra canciller a su mejor y amado amigo, Tomás Becket, de origen sajón, en contra de la voluntad de la casta normanda y de la reina. El canciller apoya al soberano en sus deseos de lograr mayor autoridad sobre las jerarquías eclesiásticas.
Posteriormente, Enrique II designa a Becket como arzobispo de Canterbury. A raíz de ello, Becket abandona la cancillería y varía de actitud en defensa de la iglesia y se niega a aceptar decretos que establecen la primacía real sobre la eclesiástica. Una larga lucha comienza entre los amigos, en la que uno defiende el honor del reino y otro el honor de Dios.
Acusado de traición, Becket se refugia en Francia, bajo la protección de Luis VII. El Papa lo envía a un convento cisterciense. Después de 6 años de exilio, Enrique II permite a Becket regresar a Inglaterra, al aceptar ciertos decretos. El arzobispo regresa aclamado por el pueblo inglés. Enrique priva al arzobispo del privilegio que le corresponde de ungir al heredero al trono. Un grupo de nobles adictos al soberano dan muerte a Becket en la catedral de Canterbury. El rey hace penitencia pública ante la tumba de Becket, canonizado después de su muerte.
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