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Mostrando entradas de marzo, 2019

Los días perdidos de la abuela

Ese día Sofía se levantó muy temprano. Los nietos la habían invitado a la celebración de su 90 cumpleaños y por nada del mundo iba a perdérselo. Con las ganas que tenía de volver a sentir a su alrededor el bullicio y alboroto de la familia. En aquel barrio había calles con poco tráfico, setos bajos, flores y mucho silencio. Demasiado. El vestido de raso negro con manga francesa ya había perdido el olor a alcanfor. Se ahuecó el pelo corto y ralo con sus manos de abuela y dio unos pasos. Se sintió etérea a pesar de los kilos de más. Le hizo un guiño al espejo que tenía en la caja y este le devolvió un destello de complicidad. Sonrió. Tras la deliciosa tarta de cumpleaños, pura ambrosía, la nieta mayor se acercó al sillón de la abuela que presidía la mesa. La calidez de su mirada los envolvía a todos y sentían su acogida con alegría. —Tu regalo, abuela —le dijo a modo de isagoge—. En este libro hemos recogido las incidencias de la familia. Ya verás qué divertido. — Los días perd

Y dices que me quieres

Cuando estalló todo, Adela sintió que tamibién ella se hacía añicos. Tras el bochornoso episodio, se agachó para recoger los platos rotos. Desparramados por el suelo de la cocina parecían una hueste a la deriva. Entre los trozos, barrió despojos de pasión y apiló minucias de insultos que, como una lluvia ácida, contaminaban el universo de su vida. La cuchara en un giro rocambolesco había volado a esconderse tras la pata de la mesa; y el tenedor, obediente arlequín, desde la esquina la señalaba como el lapidario dedo índice de su amo cabreado. Su sola presencia la irritaba, pero además, esa postura de señalarla como el dedo índice acusador de su dueño le llegaba hasta muy adentro como si le horadase el cerebro y eso la ponía frenética. Todo terminó en la bolsa de basura. Una esquirla se le había clavado en sus felices años de enamoramiento. Logró aprehender un extremo entre las yemas de los dedos índice y pulgar y tiró con suavidad hasta sacarla entera. Después, se chupó la sangre