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Mostrando entradas de febrero, 2024

A la deriva - Cuento de Horacio Quiroga

Ficha Técnica     Título: Cuentos de amor, de locura y de muerte    Autor: Horacio Quiroga    Género: Cuento    Editorial: Sociedad Cooperativa Editorial Limitada    Año de edición: 1917    País: Uruguay    Resumen      El protagonista del cuento, Paulino, pisa una serpiente venenosa que le muerde en el pie. A causa de este incidente, inicia un viaje por el río Paraná hacia un pueblo vecino donde espera que le salven la vida.       Valoración personal        Horacio Quiroga mantiene en este cuento las tres constantes que le caracterizan como el gran cuentista que es: brevedad, intensidad y tensión constante.     Lo que más impresiona es la lucha por sobrevivir del protagonista al que, a veces, lo llama por su nombre y otras no dice nada más que “el hombre”. Como si a cualquiera de nosotros nos pudiera ocurrir lo mismo. Una lucha desesperada, por ganarle la batalla a la muerte, por no rendirse, aunque ...

Es hora de morir

Un personaje creado por Francisco Ibáñez para su serie Mortadelo y Filemón.  La fama de biólogo e inventor del excéntrico Dr. Bacterio la conocía todo el mundo. Era un absoluto desastre. Sus inventos fallidos provocaban justo lo contrario de lo que pretendía y suponían una amenaza para las personas que lo rodeaban. No obstante, él mismo proclamaba a los cuatro vientos que sería nominado al premio Nobel por sus contribuciones en el campo de la ciencia. ¿Quién podía creer algo así? Más bien, le darían el premio de la ciencia de lo friki, lo que provocaba grandes carcajadas, se burlaban de él y le perdían el respeto. Enfadado, gritaba: ¡Este año el mundo alucinará con mi éxito!     ¿Quién podía imaginar que D. Saturnino Bacterio, con su apariencia de despistado, se había infiltrado en la T.I.A., a la que consideraba una parodia de organización, con la ambición de conseguir un plan secreto?     A tenor de lo que hoy conocemos, su larga barba negra y el tr...

La joven de la cofia blanca

Pablo Apaolaza nunca se quedaba a tomar unos potes al salir del trabajo. Cuando dejaban las oficinas de la Diputación de Álava, mientras los demás se dispersaban en diferentes grupos por los bares cercanos, él se despedía con un escueto “Venga” y se alejaba apresurado hacia la plaza de la Virgen Blanca. Intrigado, el joven Iker Bejarano lo siguió.  Pablo entró en un portal y muy pronto lo vio, junto a la dueña de la casa, en el mirador de la fachada. Ambos alzaron sus copas de vino tinto Rioja para brindar por el encuentro. Allí no era el hombre gris y cenizo de la oficina, en su sonrisa y modales había señales de que la influencia de ella lo transformaba. Enseguida apareció una hermosa joven vestida con el uniforme de servicio y una cofia blanca de la que se escapan algunos mechones rojizos. Dejó en la mesa la bandeja de aperitivos y se acodó en el marco de la ventana abierta desde la que observaba ociosa la plaza. Iker levantó la mano para saludarla, pero no se dio por enter...