25 diciembre 2010

¡Feliz Navidad Amig@ invisible!

Para Meii Vazquez que, como amiga invisible, me ha tocado en este concurso bloguero. 

Un Villancico más para tu colección y no es uno cualquiera. Estos días los niños en los colegios, los grupos de amigos, los padres con sus hijos, abuelos y demás familia, todos cantamos y a la vez oímos hasta el infinito este Ator, Ator que es como un aldabonazo en la puerta anunciando que las fiestas de Navidad están entre nosotros. Por eso lo he escogido porque, a la vez de mi felicitación navideña, quiero enviarte un trocito de cómo lo vivimos por aquí.

(En Español: Ven muchacho a casa, ven, a comer castañas asadas, a celebrar la Nochebuena junto al padre y la madre. Verás al padre reír con la alegría y dicha de la madre. Muchacho toca ese tamboril mientras asan las castañas, mientras asan las castañas, ¡txipli txapla pun! Que pasemos una feliz Nochebuena.)

Tengo que reconocer que cuando vi que no conocía para nada a mi amigo invisible pensé "Ouch, ¿y qué puedo escribirle?". Pero ahora, me he dado cuenta de que no conocía a casi nadie de la lista de participantes. Además, se supone que esto es para conocer gente, ¿no? Mejor si la otra persona no te suena de nada.

¡Feliz, feliz Navidad —dijo Charles Dickens— la que hace que nos acordemos de las ilusiones de nuestra infancia, le recuerde al abuelo las alegrías de su juventud, y le transporte al viajero a su chimenea y a su dulce hogar!



Te deseo una muy Feliz Navidad al  lado de tu familia y amigos.

11 diciembre 2010

Luna atrapada


Cuando sentía en la noche
De mi niña sonámbula
Su pisar silencioso,
El reloj de la vecina
Daba cuatro campanadas.
Me acercaba sigilosa
Hasta pararme a su espalda
Luna atrapada en la ventana
Vete a la cama mi niña
Vete a la cama.
Permanecía callada
Vamos a dormir mi niña
Le cogía la mano
Y la acostaba en mi cama.

01 diciembre 2010

El síndrome de inmunodeficiencia adquirida

Al salir del trabajo me paró en la calle. Su juventud, su melena al viento y sus grandes ojos me miraron con una gran franqueza para decirme: 

—Tengo que hablar contigo.
 
 Le hice un gesto para que me acompañara a una cafetería. 

 —No, no; aquí mismo. Será breve. No quiero que pienses que soy una cobarde. Cuando nos hemos presentado en la reunión, me hubiera gustado decir que soy portadora del VIH, pero me lo he callado. Al principio, cuando lo supe, se lo comenté a mi mejor amiga. No he vuelto a saber de ella. Lo mismo me ha pasado cuando he empezado nuevas relaciones. Ahora ya no se lo digo a nadie. He tenido que empezar a vivir de nuevo conmigo misma y a hacer nuevas amistades, pero lo del VIH lo mantengo en silencio. Para mí es angustiante llevarlo dentro, porque es muy difícil vivir con esto, pero mucho más sentir que te miran como a una apestada. No puedo evitarlo, ¡joder! El rechazo me afecta. En terapia nos dicen que el problema lo tienen los que se alejan de ti. ¡Qué fácil es hablar así cuando no eres tú el afectado!

© María Pilar