RABELADAS CON ORUJO DE VILLAMEDIANA (Vida y milagros de la Pili con motivo de su jubilación) En un pueblo del Cerrato nace una chiguita maja, la quinta de diez hermanos, dicen que no hay quinta mala. Va corriendo por las eras o a la escuela de la plaza. Si toca comer garbanzos, a por agua a la Legaña. Como era tan traviesa a los altos se subía, en sus piernas cicatrices si hablaran lo dirían. Ya se sabe la doctrina, la llevan a comulgar, solo tiene 5 años, el traje hay que rellenar. Hasta el pueblo han llegado unas monjas de Arceniega, las tiramos 4 piedras, pero a ella se la llevan. Con acento alemán y rezos en la capilla, se examina en Amurrio, tres nueves en la cartilla. Por las calles de Vitoria van los grises dando estopa, entre otros estudiantes iba corriendo una monja. Y después de noviciado la tocaba profesar, pero más que con las monjas le gustaba estar con Juan. Y mientras el aludido pensaba con desconsuelo: «A esta novicia ¡ahivá, hostia
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