Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como #poemas

Mujer fenomenal

Las mujeres hermosas se preguntan  dónde radica mi secreto.  No soy linda o nacida  para vestir una talla de modelo.  Mas cuando empiezo a decirlo  todos piensan que miento  y digo:  está en el largo de mis brazos,  en el espacio de mis caderas,  en la cadencia de mi paso,  en la curva de mis labios.  Soy una mujer.  Mujer fenomenal,  esa soy yo.  Ingreso a cualquier ambiente  tan calma como a ti te gusta,  y en cuanto al hombre  los tipos se ponen de pie  o caen de rodillas.  Luego revolotean a mi alrededor,  una colmena de abejas melíferas.  Y digo:  es el fuego de mis ojos,  y el brillo de mis dientes,  el movimiento de mi cadera,  y la alegría de mis pies.  Soy una mujer.  Mujer fenomenal,  esa soy yo.  Los mismos hombres  se preguntan qué ven en mí.  Se esfuerzan mucho  pero no pueden tocar  mi misterio interior.  Cuando intento mostrárselo,  dicen que no logran verlo.  Y digo:  está en la curvatura de mi espalda,  en el sol de mi sonrisa,  en el porte de mis pechos,  en la grac

La habitación de las llaves antiguas

La habitación de las llaves antiguas (fragmento)  de Elena Mikhalkova  Mi abuela una vez me dio este consejo:  Cuando los tiempos sean difíciles, avanza en pequeños pasos.  Haz lo que tengas que hacer, pero hazlo lentamente.  No pienses en el futuro ni en lo que pueda pasar mañana.  Limpia los platos.  Limpia el polvo.  Escribe una carta.  Cocina sopa.  ¿Ves eso?  Sigue adelante, paso a paso.  Da un paso y luego haz una pausa. Toma un descanso.  Valórate a ti mismo.  Da el siguiente paso.   Luego otro.   Apenas lo notarás, pero tus pasos se harán más largos.  Hasta que llegue el momento en que puedas volver a pensar en el futuro sin llorar. (Elena Mikhalkova, escritora Rusa, nació el 1 de abril de 1974).

Alzheimer

¡Qué árboles tan grandes!   ¿Te acuerdas?   Tú y yo los plantamos   ¡¿Pero qué dices, papá?!   No insistas tanto, no te alteres   Yo lo intento   Mi mente no quiere   Perdida en un limbo   No la pidas que recuerde   Quédate a mi lado   Nunca me dejes   No me grites porque lloro   Decepcionarte me duele   Sin recuerdos estoy perdido   Hazme sentir que estás presente   Con tu abrazo, con tu voz   Acompáñame siempre   Coge mis manos entre las tuyas   Tu calor me envuelve   Y tu presencia ilumina   Esta nebulosa de mi mente 

Aunque todo esto hoy ya es pasajero

Aunque todo esto hoy ya es pasajero    En aquel tiempo extraño  Se había mudado muy lejos  Los lugares de la infancia se quedaron solos  Con la prisa del viaje no pudo llevarlos    De mucho le sirvieron los recuerdos  Esos sí la acompañaron  Los embellecía con mentiras  Los auténticos quedaron bien dentro   Esperaba pletórica el encuentro del regreso  Pero cuando llegó aquel momento  Los lugares habían mermado tanto  Que no cabía en ellos

Los días sin ti

Para Leire   Déjame que te cuente  Que el arcoíris brilla de nuevo.  Tras días de oscuridad, presión y desasosiego  Pasaron soles y lunas, mañanas y noches, llantos y silencios  Y sin darnos cuenta  Nos metimos en la noche eterna  Con la terrible idea de no volver a vernos  La gente iba y venía rumiando recuerdos  La quietud de la madrugada nos inquietaba   ¿Cómo comprender lo ocurrido?  Por suerte empezamos a entender  Que no estábamos solos  Una nueva primavera nos saludaba   Teníamos vecinos, amigos y te teníamos a ti  Lejos para abrazarte, tocarte, pero estabas  Cada vez que tu mirada iluminaba la pantalla  Esculpías nuestra sonrisa  Y el mundo era más feliz.  Ahora que ya te has vacunado  Déjame que te cuente Que el arcoíris brilla de nuevo. 

Día internacional de la palabra

«Las palabras son como la capa superficial de las aguas profundas» (Wittgenstein)   « Si he perdido la vida, el tiempo, todo  lo que tiré, como un anillo, al agua,  si he perdido la voz en la maleza,   me queda la palabra »  (Blas de Otero). La china en el estanque : del mismo modo que cuando se tira una china a un estanque se producen ondas y distintos efectos a su alrededor, «la palabra lanzada a la mente por azar produce ondas de superficie y de profundidad» (Gianni Rodari).  RETO: Descomponer la palabra «china» y escribir una frase con cada una de sus letras. C ogí el rimo de girar una mano y luego la otra mientras la abuela devanaba.  H ilaba ovillos como si hilase pensamientos para sacarnos del empantanado negro. I maginaba su mente desenredando recuerdos que perdurasen en el tiempo. N unca se perdía en devaneos. A unque alguna vez la sorprendí con la mirada extraviada en un punto incierto.  Acróstico C antar una vez más porque sientes mariposas en el alma H ilos recién pintad

El juego de la teja

Imagen de Álvaro Peña Nos observaba desde la acera  Un día de sol radiante  Jugando sin permiso  En el centro de la calle. Era nuestro patio de recreo  Una geografía improvisada  No pasaba nadie  Todo estaba en silencio  Como él mientras miraba. Los cuadros bien marcados Del juego de la teja Protestas ante las trampas  Éramos jueces implacables  El ansia de ganar estimulaba  El número de victorias contaba. Su voz de madrileño nos distrajo  «¿Puedo jugar?»   Nos hizo descubrir lo que desconocíamos:  ¡La calle era nuestra!   Como niños viejos, sin permiso, jugábamos.   

La vuelta a casa

La adolescencia había quedado atrás  En esa casa nueva  No reconoces el orden de las cosas  Ni la lógica áspera de la sangre  El silencio tenso se impone  Sabes de situaciones  En los que basta solo una palabra  Para encender el fuego  El desamor es ese tiempo  En el que vuelves a casa  Como la niña que se fue  Tras largos años de ausencia  Te preguntas cómo tratarlos  Si son unos extraños  Sientes el frío del rechazo  Para ellos eres una extraña también  

Un nuevo amanecer

Todo fluye, todo cambia, todo se transforma, nada permanece. (Heráclito) Innecesario ya el cobijo de tu dueño  la naturaleza, firme acreedor,  viene a cobrarse lo que es suyo.  La tarde cae  muy pronto te fundirás en la tierra  de la que saliste  para revivir un nuevo renacer. 

La casa vieja

Cuando todos os vais Me quedo sola, deshabitada Cobijo de tantas historias En mis muros tatuadas Lloran hacia adentro Me inundan el alma Tejados de teja hispana Agónico crujido en sombras Me desmorona y desarma. Hoy he vuelto a renacer Al sentir tus pisadas Pardales de marzo primaveral Revolotean en mi ventana Qué sosiego volver a verte Abrazándome con tu mirada Vencido por el tiempo Vienes a quedarte Esta siempre fue tu casa. Registrado en Safe Creative

El abuelo

Por detrás de la torre de la iglesia Reloj anclado en el pasado  Fuimos siguiendo sus huellas  Por los senderos cercanos  Cruzamos el arroyo  De él íbamos hablando  Su contar y su hacer  Entre los dos comentábamos  Sienes plateadas, bastón en mano  Como un transeúnte más  Su sombra a nuestro lado  Frente a su casa nueva  Se quedó observando  El tiempo se detuvo  Él pasó de largo

Gabriel

Me gusta tu mirada picarona, las sonrisas que siembras De “pescaítos” de colores el mundo que sueñas Donde no hay pérfidas madrastras de niñas buenas Me gusta escuchar tu voz, participar de tu contento El roce de tu mano, tus abrazos en mis sueños El fragor de tus luminosas alas alzando el vuelo Me gusta tu bufanda azul, dormir en tu almohada Saberte libre en el océano, sin pozos ni cavernas En el ruido de la caracola, camuflado tras la palmera Me gusta perderme en tu sur de Las Negras Dialogar en silencio, pintar tu nombre en la arena Gritarlo al viento y sentirte muy cerca. Me gusta cuando me miras con tu candor e inocencia En un mar de girasoles la más brillante estrella Aprender a andar de nuevo porque tengo tu fuerza

Cuando yo me vaya

Cuando yo me vaya, no quiero que llores, quédate en silencio, sin decir palabras, y vive recuerdos, reconforta el alma. Cuando yo me duerma, respeta mi sueño, por algo me duermo; por algo me he ido. Si sientes mi ausencia, no pronuncies nada, y casi en el aire, con paso muy fino, búscame en mi casa, búscame en mis libros, búscame en mis cartas, y entre los papeles que he escrito apurado. Ponte mis camisas, mi sweater, mi saco y puedes usar todos mis zapatos. Te presto mi cuarto, mi almohada, mi cama, y cuando haga frío, ponte mis bufandas. Te puedes comer todo el chocolate y beberte el vino que dejé guardado. Escucha ese tema que a mí me gustaba, usa mi perfume y riega mis plantas. Si tapan mi cuerpo, no me tengas lástima, corre hacia el espacio, libera tu alma, palpa la poesía, la música, el canto y deja que el viento juegue con tu cara. Besa bien la tierra, toma toda el agua y aprende el idioma vivo de los pájaros. Si me extrañas mucho, disimula el acto, búscame en los

Para Vero

En las alas de los sueños  Planea la música  Brisa sonora del mar  Nos llega con el viento  ¡Qué dulce canción!  Huella deja al pasar  La fuerza del imán  De sombras la noche barre  Dar para ella es arte  El regalo de su amistad  No le pregunten al viento  Si es feliz  Sus claros ojos dicen  Todo lo que quieren oír  ¡Sus grandes sueños!  Pintan risas en el alma  Y rompen miedos  De música vestida contagia  Unas ganas de vivir  Que detienen el tiempo

Soneto con estrambote

¿Dónde lavas tu rostro de belleza  Para lucir de piedra tan lozana?  ¿En qué manantial, arroyo o fontana  Reflejas tu pudor a tu manera?   Quisiera ser del túmulo la tierra  Que acoges y abrazas cada mañana Con el peso del agua enamorada  Apoyando mi mano en tu cadera.  Ser cordón para apretar tu corpiño  Ser viento que despeine tu melena.  Si lugar poder fuera: Este foso.  Ser sol para provocarte un guiño.  Feliz reo si fueras mi condena.  Almohada que recoja tu reposo.  Permíteme estos versos  Acabar en estrambote  Me quito el sombrero, Rosa  A tus pies, tu Juan Belmonte   (de Ana Mary)

Qué sola queda la casa

En tu casa que era mi casa Sigues tras la ventana Recoges miedos en el aire incierto Viento de agosto que el pan amasa Qué lentas pasan las horas Bajo la tierra seca y espigada Dan vida a las sombras Jirones de fantasmas El parpadeo del sueño Me alarma Esperar que se rompa el silencio Y anunciar el alba Un carro toma la calle De madrugada Su traqueteo noctámbulo Me acerca a tu cama Y al oído te digo El vecino ya toma ventaja Despiertas del sueño Te levantas Te vas al amanecer Qué sola queda la casa

Amantes

En la sombra del lecho las amantes Desnudas se cimbrean abrazadas Fragancias de diamantes impregnadas Transparencias de anhelos excitantes. Ceñidos corazones palpitantes Ruborosas furias descontroladas Cabalgan con ansias desesperadas Ardientes aventuras delirantes. Sin límite marcado ni frontera A ritmo volcánico en sintonía Fogoso mar de placer erizado. Impetuosa noche ávida y fiera A la estrella que tranquila dormía Un placentero grito ha despertado. © María Pilar

Cuando el árbol cae

Cuando la rama se desgaja del árbol  Todo se detiene y callan las palabras. Cuando el espejo empañado clarea Todo brilla con la imagen de tu presencia De las espigas las sonajas De un vaso de agua el tintineo De la pupila azul el romero. Del cristal de yeso la luz Partida de ajedrez en tablas La espera De unos gajos de naranja

Llueve sobre los puentes de Madison

Nunca más por muchos días que vivamos Temblarán los cabellos de tu nuca Por el inmenso amor tocados. Nunca más en la larga noche que nos espera Hablarán tus silencios Con la vibración del grito apasionado. Nunca más habrá un futuro de amor soñado Solo un cerrar de ojos Para que los recuerdos nos sigan abrasando Un sentir tu piel sobre mi piel Y susurros apasionados ¡Qué será de nuestras vidas! Seguirás sola cargando con tu angustia Y yo espectro bajo la lluvia esperando © María Pilar

Reloj roto por amor (Acróstico)

(Reto escrito a dos manos por Ina Molina desde Canarias y María Pilar desde Vitoria.)  R ompió la hora todos sus segundos.  E l tiempo se detuvo en un suspiro.  L igeros ascendieron mis pies al otro mundo.  O bstinados en colarse por algún resquicio.  J uzgada por contradecir a mi destino:  R eina destronada en ese Paraíso.  O caso de tantos amaneceres destruidos.  T ornose todo en blanco y negro, grises.  O céano sin agua y sin tierra mis raíces.  (Ina Molina)  P or tu querer que encadenó mi alma. O leadas de viento golpearon como piedras.  R ocío de fuego sobre sauces amarillos.  A mándote el rescoldo de mi corazón herido  M ientras corrías tras mil quimeras.  O lvido fue tu diosa de la fortuna pasajera  R ecuerdos que agrandan tu sombría estrella.   (María Pilar)