Título:
Un ramillete de buganvillas
Personajes:
ELISA— Mujer madura, enamoradiza y estilosa.
FERNANDO— Un hombre con intereses claros que invierte muy poco tiempo en conseguirlos.
La acción tiene lugar en la casa de la playa de Elisa. El decorado representa el salón con vistas al mar. El estilo crea un ambiente playero en el que predominan los colores azul y blanco.
ESCENA I
(Elisa recorre el salón mientras habla por el móvil. Se para frente al espejo. Con una mano atusa su pelo rizado de color castaño, también recoge el pecho bajo la camiseta ajustada blanca, de tirantes, que destaca su piel bronceada. La falda veraniega, hasta los tobillos, bambolea con sus andares. Calza sandalias planas y lleva las uñas de los pies pintadas de color coral, a juego con el estampado de la falda).
ELISA: Teresa, ¿está Cristina contigo? Pues pon el móvil en modo que me podáis escuchar las dos. ¡Lo que voy a deciros es una bomba! No os lo podéis imaginar. Me ha llamado Fernando. Sí, el amigo de mi marido que en paz descanse (hace la señal de la cruz con la mano libre). Quiere hablar conmigo en persona porque lo que tiene que preguntarme es tan delicado que no es algo para hablar por el móvil. Me ha insistido que solo si a mí me parece bien debido a la cercana muerte de mi marido. Os podéis imaginar lo que es, ¿no? Más claro, agua. ¡Se me va a declarar! Viene esta tarde. Aquí, a mi casa. Parece que está pasando unos días de vacaciones en este mismo pueblo, con unos amigos. (Suena el timbre de la puerta) Chicas, es él. Os tengo que dejar.
ESCENA II
(Elisa abre la puerta. Se encuentra con Fernando, un hombre atractivo, elegante, incluso con la ropa deportiva que lleva. La mira con una sonrisa cautivadora)
ELISA: ¡Hola, Fernando!
FERNANDO: Encantado de verte, Elisa. Estás tan guapa como siempre (se dan dos besos en las mejillas. Él le entrega un ramillete de buganvillas que ella agradece con entusiasmo exagerado).
ELISA: Pero qué bien me conoces. Son mis flores preferidas
(se las acerca a la nariz para aspirar el aroma. Lo invita a sentarse en el sofá mientras ella prepara dos copas de vino blanco Rueda, que como al azar tiene en una cubitera con hielos).
ELISA: Pues tú dirás (le dice emocionada al entregarle la copa y hacer chinchín con la de ella), ¿qué es eso tan importante que ardes en deseos de preguntarme?
FERNANDO: Elisa, hace tiempo que quería pedírtelo, pero no sabía si estabas preparada. Sabes que fui el mejor amigo de tu marido y lo que sentí su accidente.
ELISA: Te recuerdo que mi marido murió hace tres años, también lo mucho que lo he llorado, pero ahora ya tengo que empezar a tomar decisiones por mí misma.
FERNANDO: ¡Cómo me alegra oírte decir eso! Porque es tu decisión la que me importa. Tampoco sería para siempre, de vez en cuando. Por ejemplo, los fines de semana.
ELISA: ¡Mira, Fernando, a nuestra edad no podemos andar con medias tintas!
FERNANDO: Si lo decía por ti. Pensaba que te sorprendería con mi petición, pero es lo que más deseo en la vida y solo contigo puedo conseguirlo. Así que en tu mano está; si me dices que no, me voy por donde he venido y aquí no ha pasado nada.
ELISA: Tranquilo, Fernando, que mi decisión es un sí rotundo, con toda mi alegría.
FERNANDO: ¿De veras? ¡No sabes lo feliz que me haces! ¿Me lo puedo llevar ya? Lo he visto atracado en el puerto, donde siempre.
ELISA: Pero ¿qué dices? ¿De qué estás hablando?
FERNANDO: Del barco deportivo “La gaviota”. El sueño de mi vida.
ELISA: Métete las flores donde te quepan (Coge el ramo y se lo arroja a la cara). ¡Sal de mi casa ahora mismo! (le dice abriendo la puerta). ¡No quiero verte nunca más!
FERNANDO: Pero Elisa…
ELISA: ¡Fuera de mi vista! (Se oye el portazo al cerrar).
BAJA EL TELÓN
Nunca hay que dar nada por sentado.:))
ResponderEliminar¡Qué razón tienes!
Eliminar¡Vaya decepción!, se había hecho en su cabeza un buen cuento, increíble final, me encantó, gracias María Pilar por la gran sonrisa que me sacó el leerlo, abrazo
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado. Gracias a ti por comentar.
EliminarUn abrazo!
Muy gracioso el diálogo, María Pilar. Aunque me apena Elisa, no tenía que apresurarse. Lo prudente era escuchar primero la propuesta, pero bueno, más loco se habrá quedado Fernando (seguro se marchó sin entender cuál fue la confusión). Un abrazo 🐾
ResponderEliminarHola, Rosa, sí seguro que fue él el más confundido. Gracias por comentar.
EliminarUn abrazo!
Demasiado sencillo para ser lo que parecía. Muy divertido, María Pilar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Chema.
EliminarUn abrazo!
Como siempre los hombres somos unos insensibles y no nos estaremos de nada. Nosotros a lo nuestro. Saludos
ResponderEliminarHola, Fede, es un tópico que aquí exagero para urdir la trama. No todos los hombre son iguales, ni las mujeres tan ingenuas.
EliminarSaludos!
Cuántas cosas podemos imaginar e interpretar cuando no escuchamos y damos por sentado muchas cosas. Felicidades, María Pilar.
ResponderEliminar¡Un abrazo gigante!
¡Ay, el escuchar! Cuántas veces nos montamos nuestra propia idea sobre la que dice el otro. Gracias por comentar.
EliminarUn abrazo!
He leído mucho teatro y siempre me ha parecido complicado escribirlo, a ti se te da muy bien, nos has regalado diálogos y humor en un formato inusual. Abrazucos
ResponderEliminarGracias, Ester.
EliminarAbrazucos compartidos.
Has conseguido que sonría en un día horroroso. GRACIAS.
ResponderEliminarSi es así, me alegro.
EliminarGracias a ti por comentar.
Saludo!
No hay que dar nada por hecho.
ResponderEliminarBesos.
¡Qué razón tienes, Alfred!
EliminarBesos.
Me sonó risueño, pero por lo vistto, a la pobre Elisa no. Felicitaciones Maria_Pilar, amiga mía.
ResponderEliminarHay que escuchar y no dar nada por hecho. Gracias, Oswaldo.
EliminarNo es bueno anticiparse sin saber.
ResponderEliminarBesos.
¡Qué razón tienes!
EliminarBesos.
Me gusto la obra. Uno a veces pre juzga Te mando un beso.
ResponderEliminarGracias, Citu.
EliminarOtro beso vuela para allá.
Antes de dar respuestas tan comprometidas hay que saber a qué se responde. me ha encantado tu pequeña obra de teatro.
ResponderEliminarUn beso.
Gracias, Rosa.
EliminarUn beso.
Que buen cambio de sentido en la narración, la diferencia entre lo que uno piensa y de lo que el otro está hablando. Saludos!
ResponderEliminarHola, Jose, me alegra encontrarte por aquí.
EliminarUn abrazo!
Portazo y se acabó. Claro y directo. Muy buen aporte al reto. Un placer leerte. Abrazos
ResponderEliminarGracias, Nuria. Abrazos!
Eliminar¡Ja, ja, ja! ha sido divertido. Esta pequeña pieza de teatro lleva moraleja implícita "la precipitación no es buena"
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, María Pilar.
Un abrazo.
Gracias, Carmen. Un abrazo!
EliminarNunca se debe dar nada por sentado, ni hacer planes sin saber, ni contar algo de lo que no se está seguro... Maria Pilar, tu relato lleva implícitas reflexiones y moralejas. Has sabido escenificar cada escena con gran talento, y ha dado un resultado ameno, risueño, agradable de visualizar y leer.
ResponderEliminar!Buenísimo! Ya imagino la cara desilusionada de los dos, ja,ja, ja.
Felicidades.
Un fuerte abrazo,
Qué buena reflexión has hecho, Mila. Un abrazo.
ResponderEliminarMuy buen relato María Pilar...sabía que se avecinaba alguna "coña", es decir, que Elisa estaba totalmente confundida. Pero mantienes muy vivo el interés por saber con que cosa le saldría Fernando. Muy divertido, magnífico trabajo.
ResponderEliminarUn abrazo!
Gracias, Antonio.
EliminarUn abrazo!
¡Me he reído mucho! Pobre Elisa, ella decepcionada y yo riéndome. Y me imaginaba algo así, eso nos pasa por adelantarnos a los acontecimientos, por crear situaciones. Ay...pobre Elisa. Me conmueve el comentario de Federico, quien al pensar así demuestra que es diferente. Y asume esa condición en el resto de ellos, los que jamás lo aceptarán.
ResponderEliminarEstupendo siempre María querida, un abrazo grande! 🌹🥰
Hola, Maty, la risa siempre sienta muy bien. 😜
EliminarUn fuerte abrazo! 🤗🤗🤗
Una pieza teatral muy divertida, realmente las apariencias engañan, no sólo en lo que se ve, también en las palabras. Lo has recreado de forma amena, clara y con una crítica a la ingenuidad de ella y al egoísmo de él. Muy importante la prudencia y estar seguros de las cosas antes de darlas por hecho, Pilar.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo entrañable por tu entrega y buen hacer con las letras.
Qué alegría, Mª Jesús, verte por aquí. Gracias por dejarme tu reflexión.
EliminarMi entrañable abrazo.
Has recreado unas escenas de lo más divertidas, María Pilar. Pero también dan mucho qué pensar. A veces damos por echas tantas cosas... Entendemos sólo lo que queremos entender y damos pie a que la otra persona haga lo mismo.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Un fuerte abrazo.
Me alegra que te haya gustado. Qué verdad tienen tus palabras.
EliminarUn abrazo.
Vaya confusión, María Pilar.
ResponderEliminarEsa reacción ante unas expectativas erróneas es descomunal y, como la planteas, hasta con un punto de rabiosa comicidad. Cuántas veces hemos visto confusiones por expectativas creadas sin mucho fundamento. Enhorabuena.
Un fuerte abrazo :-)
Hola, Miguel, cuántas veces nos hacemos nuestra propia idea sin haber escuchado la opinión del otro. Gracias por comentar.
EliminarUn fuerte abrazo!
Ante semejante planchazo, yo habría ido un poco más allá: le habría acompañado hasta el muelle y después le empujaría con brío para que cayese al agua. Como mínimo.
ResponderEliminarMe ha divertido mucho tu refrescante relato. Enhorabuena.
Un abrazo!
¡Qué gran final, Marcos! Apoteósico. Me imagino la cara de Fernando. 🥶
EliminarUn abrazo. 🤗