Ir al contenido principal

El precio de la libertad


El Vadereto de diciembre nos porpone: Escoger una fábula de Jean de La Fontaine. Reescribir la historia con otros personajes, otro escenario, otra época…  Se trata de lograr transmitir la moraleja.

Las historias para niños deben escribirse con palabras muy sencillas, porque los niños, al ser pequeños, saben pocas palabras y no las quieren muy complicadas. Me gustaría saber escribir esas historias, pero nunca he sido capaz de aprender, y eso me da mucha pena. 
José Saramago 
Sin embargo, nos dejó La flor más grande del mundo. Un cuento precioso para niños.


Aquel mes de julio toda la familia del conejito Huri fue de vacaciones al país de Juanconejeras. Cuando los chopos del soto movían sus ramas con la brisa del atardecer, los animales del lugar se reunían en torno a la charca y se contaban sus aventuras: las ranas con su croac-croac, los grillos con su cric-cric y los pájaros con su pío-pío. Entre todos formaban una algarabía que se podía escuchar por todo el valle.

Huri quería ser explorador, vivir aventuras y a su vuelta poder contarlas. Un día, con el pantalón de color azul, las orejas bien tiesas y su pequeña mochila a la espalda, subió al monte. Allí empezó a deslizarse a la velocidad del viento por aquella tierra donde crecían plantas que olían muy bien. Saltando por aquí y por allá se metió por una zona de bosque. Se sentía feliz. Encontró una madriguera, se coló por ella y salió por el otro lado a una zona de campos de trigo. Le hicieron reír los saltamontes que brincaban como si tuvieran mucha prisa y no iban a ningún sitio.
De repente, oyó unos ladridos y un ruido de patas que golpeaban el suelo. Dos perros de caza, envueltos en una nube de polvo, corrían en su dirección. Huri giró sobre sí mismo y ¡patas para qué os quiero! «Corre Huri, corre». «¡Que te van a coger!», se decía. Vio unos matorrales al lado del camino y ¡zas!, se metió por debajo. Los perros siguieron corriendo unos metros más allá y, al no verlo, dieron la vuelta.
El dueño apareció en su caballo.
—Habéis fallado —les dijo con voz enojada— tenéis mucho que aprender. Hoy no hay premio.
Una urraca, subida en lo alto de un chozo de pastores abandonado, miraba al dueño muy enfadada desde sus gafas de sol, y con voz furiosa le dijo:
—¡Qué está haciendo! ¡No le da vergüenza! ¡Está prohibida la caza en esta zona!
—¡Ja, ja, ja! Esto no es caza señora urraca, simplemente estoy entrenando a mis perros.
Aunque Huri vio desde la oscuridad de los matorrales que daban media vuelta y se iban por donde habían venido, su corazón seguía latiendo muy fuerte: toc, toc; toc, toc.
Pasaba el tiempo. Las cigarras cantaban con fuerza. El sol se iba escondiendo tras los cerros. Una bandada de aves cruzó por encima en dirección al estanque de Juanconejeras. La mamá perdiz, seguida de sus polluelos, regresaba para descansar después de haber comido muy bien por aquellos campos de trigo. Huri lo observaba todo temblando de miedo ante la oscuridad que se le echaba encima. En los bigotitos empezaron a formársele unas gotitas transparentes que brillaban como cristales. Eran las lágrimas que le caían de los ojos. ¡Cuánto añoraba la vida con sus padres! Aventuras con tantos peligros no era lo que había imaginado.

Unos mirlos con sus trinos despertaron al perro Blacky que dormitaba delante de la puerta de su casa y le contaron que Huri había desaparecido. Al principio no les quiso hacer caso, pero tanto insistieron que primero abrió un ojo, luego el otro, movió la cola y de un salto se levantó y empezó a correr. Con su olfato de sabueso, husmeaba en todos los arbustos, madrigueras y huecos que encontraba. Pronto cogió el rastro. Sí, eran las huellas de Huri seguidas por los zarpazos de los perros.
Al llegar al arbusto metió el hocico y a Huri le dio un vuelco el corazón. Asustado salió a campo abierto. La luna llena lo iluminaba todo. Como Huri se iba en dirección contraria, Blacky le cerró el paso y lo obligó a coger la orientación de Juanconejeras.
El zureo insistente de una paloma, desde lo más alto de un chopo, anunciaba a los animales: «¡Huri ya está aquí, Huri ya está aquí!». El conejito olfateó el terreno conocido e inició un trotecillo más animado. En la entrada del valle sintió el alegre bullicio de todos los animales que esperaban su llegada. Sus padres lo abrazaron emocionados. Hasta las estrellas titilaron de alegría para festejar su regreso.


RECUÉNTAME UN CUENTO. He basado mi cuento en la moraleja de una fábula de Jean de La Fontaine: A veces, la libertad conlleva riesgos.

Comentarios

  1. Me gusto mucho la historia. es muy dulce. Te mando un beso.

    ResponderEliminar
  2. A ti no te ocurre como a Saramago. porque has sabido escribir un precioso cuento, lleno de ternura, con las palabras sencillas que requiere un niño para entenderlo. Felicidades.
    Un abrazo, María Pilar.

    ResponderEliminar
  3. Te quedó muy hermoso y tierno María. Y qué buen detalle mencionar a Saramago, tan entrañable y tan sabio él.
    Un gran abrazo 🌹

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Encantada de que te haya gustado, Maty. Un fuerte abrazo. 🌹💜🌹

      Eliminar
  4. Me ha gustado mucho...y con final feliz Maria_Pilar.
    He sentido como un niño el devenir de las aventuras de Huri aunque en el fondo sabía que en la vida real ese mundo maravilloso podía ser víctima de los perros de presa o de las escopetas.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por leerlo con los ojos de un niño.
      Un abrazo!

      Eliminar
  5. Está muy bien su espíritu aventurero pero pudo costarle caro. Menos mal que la solidaridad entre animales y gracias al sabueso Blacky todo acabó como debía. Es un cuento para niños y mayores que se sienten niños. Me ha engatusado tu historia. Felicidades.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  6. Te quedó precioso, muy tierno. Me encantan tus descripciones y el mensaje del cuento. Enhorabuena. Abrazos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Ana, por dejarme tus bellas impresiones. Abrazo!

      Eliminar
  7. Un cuento muy lindo, utilizas el lenguaje adecuado para el lector infantil.
    Otra cosa es el mensaje del cuento, un poco de no arriesgarse en la vida.
    Besos.

    ResponderEliminar
  8. Hola María Pilar, Hurí era todo un aventurero. Me gustó mucho el despliegue de imágenes, cigarras, hurracas, grillos que están por el bosque y te hace visualizar todo el texto. Te aplaudo.

    ResponderEliminar
  9. Que bello cuento y que bien transmite el mensaje, que los más pequeños entenderan perfectamente. Nuestras felicitaciones! Saludos!

    ResponderEliminar
  10. Con tantos animales te ha quedado un cuento ideal para los peques.
    Mi enhorabuena, María Pilar por tan bonito cuento.
    Un abrazo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Carmen, tú sí que sabes de los peques. Gracias. Un abrazo!

      Eliminar
  11. ¡Qué ternura! de cuento, Huri hermosísimo personaje y muy osado, un deleite leerlo e irse a esos paisajes de ensueños poblados de todos esos bellos habitantes, abrazo grande

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Themis, encantada de que te haya gustado. Un abrazote!

      Eliminar
  12. Un cuento precioso, Un placer leerte Pilar. Un abrazo!
    lady_p

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, lady_p. Placer el mío por tu comentario. Un abrazo!

      Eliminar
  13. ¡Hola, María Pilar! Precioso cuento para niños, aunque me da que los niños de hoy cada vez leen menos cuentos, a la que aprenden a leer ya se conectan a la tablet o al móvil para ver YouTube. Así nos va y peor nos va a ir. Un abrazo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tienes razón, David, es un cuento para los niños a los que yo les contaba cuentos. Un fuerte abrazo!

      Eliminar
  14. Todo el mundo dice que es un cuento para niños y aunque no dudo que lo disfrutarían, me parece más una entrañable y delicada historia para culquiera que quiera disfrutar de la ternura, porque eso es lo que destilan tus letras, igual que las de SARAMAGO, que además era tan humilde, que diciendo lo que comentas al principio, a continución escribió ESTE PRECIOSO CUENTO ; ) así en esta página por el precio de uno tenemos DOS PRECIOSOS CUENTOS : )

    Un abrazo muy fuerte MARIA PILAR y gracias por tu deliciosa forma de escribir.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, María, la ternura creo que es transversal y abarca todas las edades, pero son los niños los que la manifiestan con toda naturalidad en la edad de la inocencia. Eso que nos enamora en un niño, los mayores, en general, intentamos esconderlo o lo perdemos con el paso de los años. Una pena.
      Un fuerte abrazo, María. Con mis mejores deseos para el 2024.

      Eliminar
  15. Es lo que tiene irse de aventuras, que se corren peligros. Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Así es, Fede, las aventuras siempre tienen una parte de riesgo.
      Un abrazo!

      Eliminar
  16. ¡Hola María Pilar! Que bonito cuento cargado de grandes aventuras. Y lo mejor de todo, Huri ha conseguido regresar a casa sano y salvo.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Rocío, por dejarme tus impresiones.
      Un saludo!

      Eliminar
  17. Hola, María Pilar!! Me encantó tu cuento. Está narrado de una forma muy tierna y tiene de todo: descripciones bonitas, acción, tensión, tristeza y luego la alegría del final. Por un momento temí que el pobre Huri fuese apresado, pero me alegra que se salvara y pudiese llegar a su hogar. Está muy bien, he disfrutado como una niña leyéndolo!! Respecto al libro de Saramago no lo conocía, voy a leerlo ;) Un fuerte abrazo!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Cristina, qué comentario más precioso me dejas. Gracias!
      Un fuerte abrazo!

      Eliminar
  18. Acabo de escuchar La flor más grande del mundo, de Saramago y me ha emocionado mucho. Es, como bien dices, un cuento precioso. Toda la historia es tan imaginativa y luego el final es increíblemente hermoso. Te agradezco mucho que lo hayas mencionado. Un abrazo!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La flor más grande del mundo de Saramago es una de los cuentos más bellos que se hayan escrito en Literatura. Encantada de que lo hayas descubierto porque, de verdad, merece la pena leerlo. Un abrazo, Cristina!!

      Eliminar
  19. Hola, María Pilar.
    Regreso aquí desde bloguers porque me decía que tengo un share pendiente; aunque no puedo activarlo por culpa del pack ese tan rebonico.
    Resulta que parece que mi comentario no se guardó. Creo recordar que estaba sin ordenador y lo hice desde el móvil. Otro trasto maravilloso. El problema es que no me acuerdo de lo que comenté, así que no puedo repetirlo.
    El cuento es una fábula genial que muestra los peligros de adentrarse en aventuras cuando todavía no se está preparado. Como dices en la moraleja, la libertad tiene sus riesgos. Me encantó.
    Muchísimas gracias por haber adaptado magníficamente la fábula y regalarla al VadeReto.
    Abrazo tardío, pero cálido y confortable.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Más vistas

Hagamos un trato

Te propongo un pacto. No removamos más el pasado, no le demos más vueltas ni nos echemos más en cara lo que ocurrió, ya no lo podemos cambiar, dejémoslo correr por el camino del olvido, no me gusta esta guerra soterrada ni este mirar de soslayo con la desconfianza como carga. Llevamos un tiempo con el rictus de la tristeza pegado y el alma rota sin querer dar el brazo a torcer. «Demasiado vehemente», me dices; «excesivamente racional», te contesto. Esto es un «toma y daca» y esta guerra no va a parar. Ya sé que soy impulsiva, alocada y me lanzo sin escuchar tus voces de contención, pero reconoce que eres tan racional, tan pausado y mides tanto las palabras que a tu lado últimamente no hago más que bostezar. Me gusta volar como el viento, necesito sentirme en libertad, no me atosigues. Cuando yo he tomado decisiones no nos ha ido tan mal. Y sobre todo no cargues sobre mi conciencia, sabes que soy muy sensible y el sentimiento de culpa me hace pasarlo fatal. Te pasas la vida planific

Amanecer deslumbrante

Salimos de casa con aspecto somnoliento. Al subir al remolque, ayudados por los dos hermanos mayores, percibimos el viento gélido de la madrugada. No era normal que nos llevaran con ellos; pero ese día, así padre lo había decidido. La calle en la que vivíamos aparecía oculta en la penumbra, se nos hacía extraña. Dejamos el pueblo solitario y silencioso envuelto en la neblina matinal. En el remolque nos encogimos como pudimos para evitar el frío que nos hacía castañetear los dientes y nos provocaba pequeñas chimeneas de vaho que se fundían con la niebla; esfuerzo inútil, pues el traqueteo descomponía nuestras figuras y nos lanzaba a la una contra la otra. No así los hermanos mayores que, apoyados en las cartolas, se dejaban acunar por el movimiento y se hacían los dormidos. El tractor reptaba ruidoso por la subida del Carramonte. Al llegar al alto del páramo por la zona de Valdesalce, amanecía. Nos apeamos de un salto. Impresionaba el mundo que se abría ante nosotros. Miré a mi a

Cuando uno dice blanco, el otro... blaugrana

Va a ser un día complicado, se dijo Aurora al despertar pensando en que se jugaba el Clásico. Su preocupación eran sus hijos Raúl y David. Cuando nacieron todo fue caos en su entorno y nadie, excepto ella, se fijó en los ojos tan abiertos con los que se observaban sin pestañear. Aunque le decían que los recién nacidos no ven, esa mirada gélida de un gris opaco fue el presagio que acabó con sus sueños de madre.  La crueldad sistemática entre los hermanos confirmó sus sospechas. Parecían dos gatos en continua pelea. Si uno necesitaba luz, el otro oscuridad; si uno quería dormir, el otro berreaba y si uno decía blanco el otro… blaugrana. Era un sinvivir que a ella le tenía agotaba. —Os vamos a machacar —decía Raúl con la camiseta blanca. —¡Qué dices, idiota! Hoy comeréis el barro bajo nuestras botas. —De idiota nada, mamón.  — ¡Pum! Arrojó un derechazo al ojo de su hermano. —Te arrancaré la nariz, imbécil. —Y el zurdazo lo dejó sangrando. —¡Ay!, me ha mordido. —¡Basta! —gritó Aur

El vaivén de la vida

En la vida de Clara había aparentemente de todo menos paz y sosiego. Era de esas personas que cuando te pasan, su estela tira de ti y te hace girar la cabeza deseando alargar tu mano entre la brisa que ondea los rizos de su melena. Esa noche Clara se separó de la fiesta, se quitó los zapatos de tacón de vértigo, la máscara de top-model y se abandonó en el columpio de sus pensamientos. Cualquier observador habría olido la tristeza que embargaba tanta belleza. Sabía que Rubén no se creía que ella se dormía en cuanto se acostaba, pero callaba. Rubén sabía que esa tarde ella había llorado, pero dijo: ̶ Cariño, ¿estás ya preparada? La rutina había llegado a sus vidas como un intruso para definitivamente quedarse. Su ambición profesional, el estatus social y ese ajetreo diario de fiestas y relaciones sociales para alzar una muralla sobre la que asentar su seguridad, había resultado una telaraña en la que se habían perdido y ahora… ahora todo ello solo servía para acallar el incómodo

La musa de la escritura

Hoy hace un año que te fuiste… Digo a gritos que no te necesito, que ojalá no vuelvas. Miente mi orgullo para cubrir el dolor de mi impotencia. Ya sabes que mi cabeza es un cóctel de ideas encontradas, letras sueltas y sensaciones indefinidas. Qué diferencia con las composiciones escritas a golpe de vértigo, las notas de recuerdos con ilusión vividos, la actividad nerviosa, el febril pensamiento desbocado, todo un mundo que se diluía en la página en blanco. Mi imaginación no se resigna a esta inactividad actual y sigue alimentándome: me trae el choque de olas acunando a otros muchos en sus aguas, el espectáculo de un gnomo sibilino junto a una princesa destronada, un bello alfiler ensangrentado en el escenario de una explosión en Yakarta, hasta me tienta con el aroma de la riquísima sopa de la abuela. Miro tu hermética bola de cristal donde encierras la energía en un tiempo y un espacio diferente al que reclama el reloj para sí mismo. Te miro y tu fulgor me deslumbra y pienso