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La loba esteparia |
Cuando los inviernos venían muy fríos el temor crecía en todo el vecindario. Parapetados en la oscuridad de la noche, los lobos con astucia y sigilo bajaban al pueblo y cometían sus atropellos: los corrales eran asaltados, los rebaños de ovejas despedazados y los perros más valientes caían bajo sus garras.
Los hombres maldecían su suerte a la vez que se sentían subyugados por esa fuerza bruta que, como si de una inteligencia superior se tratase, les ponía en jaque esquivando sus trampas. A juicio de los entendidos, ese año los estaba atacando la loba más grande que se había visto en la zona desde tiempos inmemoriales.
De madrugada se adentraron en el monte en el más absoluto silencio, tapaban la boca con pañuelos o bufandas para que las bocanadas de aliento ante el frío exterior no los delatasen. Solo la nieve al caer de las ramas de las encinas, entre las que iban alineados, llenaba las sombras con un ¡plaf! húmedo al chocar contra el suelo.
Desde la ladera oyeron el rumor del agua del torrente y notaron un ligero movimiento de los juncos. Andrés les hizo un gesto y allá se dirigían cuando uno tropezó y cayó estrepitosamente, los juncos dejaron de moverse.
A Andrés nada le impidió correr tras la sombra que había visto cuyo movimiento era mucho más rápido. Los otros que lo seguían hasta que se fueron distanciando y cayeron exhaustos. Tras llamarlo a gritos durante horas terminaron por abandonar.
La gélida noche dejó ver una luna de plata que lo envolvió todo en un aire de irrealidad y misterio. Al pie de una encina, el rastro cambió por una huella más alargada. En medio de la espesura, la gran loba furtiva ̶ cargando con el peso del dolor de su existencia y el de sus crías ̶ se giró y encaró el hierro de la muerte. Con gran tensión los dos se miraron. La visión le recorrió a Andrés como un fogonazo. ¡Era una mujer! Vio la fiereza en esos ojos verdes de los animales del monte, pero también el miedo en unos bellos ojos asustados. Se sintió el animal más irracional de la tierra y bajó los suyos avergonzado. El corazón le dio un vuelco que lo obligó a doblegarse sobre sí mismo. Un aullido rasgó la noche y al levantar la vista pudo ver las gotas de humedad que se desprendían del enmarañado pelo que desaparecía entre los montes más altos.
Días más tarde apareció Andrés en el pueblo, solo, envejecido y con el pelo cano. Sobre lo ocurrido en el monte nadie le preguntó y él se mantuvo callado.
Los hombres maldecían su suerte a la vez que se sentían subyugados por esa fuerza bruta que, como si de una inteligencia superior se tratase, les ponía en jaque esquivando sus trampas. A juicio de los entendidos, ese año los estaba atacando la loba más grande que se había visto en la zona desde tiempos inmemoriales.
De madrugada se adentraron en el monte en el más absoluto silencio, tapaban la boca con pañuelos o bufandas para que las bocanadas de aliento ante el frío exterior no los delatasen. Solo la nieve al caer de las ramas de las encinas, entre las que iban alineados, llenaba las sombras con un ¡plaf! húmedo al chocar contra el suelo.
Desde la ladera oyeron el rumor del agua del torrente y notaron un ligero movimiento de los juncos. Andrés les hizo un gesto y allá se dirigían cuando uno tropezó y cayó estrepitosamente, los juncos dejaron de moverse.
A Andrés nada le impidió correr tras la sombra que había visto cuyo movimiento era mucho más rápido. Los otros que lo seguían hasta que se fueron distanciando y cayeron exhaustos. Tras llamarlo a gritos durante horas terminaron por abandonar.
La gélida noche dejó ver una luna de plata que lo envolvió todo en un aire de irrealidad y misterio. Al pie de una encina, el rastro cambió por una huella más alargada. En medio de la espesura, la gran loba furtiva ̶ cargando con el peso del dolor de su existencia y el de sus crías ̶ se giró y encaró el hierro de la muerte. Con gran tensión los dos se miraron. La visión le recorrió a Andrés como un fogonazo. ¡Era una mujer! Vio la fiereza en esos ojos verdes de los animales del monte, pero también el miedo en unos bellos ojos asustados. Se sintió el animal más irracional de la tierra y bajó los suyos avergonzado. El corazón le dio un vuelco que lo obligó a doblegarse sobre sí mismo. Un aullido rasgó la noche y al levantar la vista pudo ver las gotas de humedad que se desprendían del enmarañado pelo que desaparecía entre los montes más altos.
Días más tarde apareció Andrés en el pueblo, solo, envejecido y con el pelo cano. Sobre lo ocurrido en el monte nadie le preguntó y él se mantuvo callado.
Con aire de leyenda, Mª Pilar, una de esas leyendas del norte, tan lejano para mí.
ResponderEliminarPone los pelos de punta.
Un beso, majísima.
¡Wow! Isabel, tu comentario hoy me pone alas y me siento flotar. Sé lo que analizas los textos y valoro tus anotaciones. ¡jajaja! Veo tu avatar que sale corriendo con los pelos de punta.
EliminarBesos :)
Tampoco te preguntaré yo,pero es un relato terrorífico a la vez que lleno de ternura y ambas sensaciones las has equilibrado magnficamente
ResponderEliminarDifícil equilibrio Tracy, si lo has percibido así no veas lo contenta que me pones porque era mi finalidad al escribirlo.
EliminarEl misterio de Andrés perdurará en el silencio de los pueblos.
ResponderEliminarUn saludo
JM
Quedará latente generación tras generación aunque nunca se hable de ello.
EliminarSaludos Juan M.
Me encanta cómo está narrado. Ya sabes que siendo animalista, cómo me repatea el tema "caza"
ResponderEliminarMe alegro que antes de ver morir a la loba, él se convierta en algo más "animal". Tengo un micro que habla justamente de esto, del arrepentimiento del hombre después de matar a una madre y ver a sus ya huérfanos lobeznos.
Qué triste historia, y qué bien lo has transmitido.
Un beso enorme.
Te conozco Rosy y sé de tu sensibilidad por estos temas por lo que valoro más tus palabras. Yo no quería que la matase como a la madre de Bamby, pero él era un gran cazador, si he llegado a convencer con mi relato, me alegro.
EliminarMi cariñoso abrazo :)
Preciosa historia, narrada de forma envolvente y cautivadora. Felicidades!
ResponderEliminarSaludos.
Gracias Alfred por tan atractivas palabras.
EliminarCariñoso saludo.
Me ha atrapado, de verdad.
ResponderEliminarPues me alegro Pilar
Eliminar¡Feliz semana!
Pilar, consigues darle a tu relato el ambiente frío y sobrecogedor del misterio...Y ese encuentro de Andrés con la la loba y sus cachorros nos hace reflexionar sobre las circunstancias vividas por ese hombre...Todo lo que damos vuelve y en los ojos de la loba vió los ojos dolorosos de una mujer atacada, que volvían a él pidiendo una explicación...Impresionante, amiga. Cuántas veces la vida nos recuerda que debemos amar y respetar a las personas y a la naturaleza, que tenemos cerca...Mi felicitación y mi abrazo de luz por tus profundos e intensos relatos, que nos hacen reflexionar, Pilar.
ResponderEliminarM.Jesús
Mi admiración Mª Jesús por cómo desentrañas los textos extrayendo todo lo que entre líneas encierran y convirtiéndolo en una profunda reflexión.
EliminarTodo mi cariño y feliz semana.
Ojalá que todos los cazadores decidieran en el último instante, ser seres racionales y respetar la vida.
ResponderEliminarUn beso.
Llevamos mucho tiempo unidas en este mundo de los blogs y hoy nos une un deseo que tal vez un día sea una realidad.
EliminarBesos Sara
Qué complicado es emitir un veredicto cuando de verdad, sin tomar partido a priori, se quiere uno poner en la piel de las dos partes.
ResponderEliminarMe ha encantado tu relato, como por otro lado es habitual.
Un abrazo, María Pilar.
Sí es complicado Chema, yo he hecho bajar los ojos al cazador armado cuando lo lógico hubiera sido que disparase, pero creo que su actitud le honra y dice mucho de su calidad humana. No es un cobarde, ni el salvaje que se ensaña matando por matar. Sobre esto se podría abrir un debate que no es el lugar.
EliminarCariñoso abrazo y que pases una feliz semana :)
Excelente Pilar!!
ResponderEliminarSiempre un gusto enorme leer tus relatos!!
Un beso enorme y muy buen comienzo de semana!!
Lau.
Siempre un gusto para mí encontrarte en estos circuitos virtuales. Todo mi cariño Lau.
EliminarEl miedo le blanqueo los cabellos.
ResponderEliminarAbrazos
Seguramente y no era un cobarde, pero la experiencia que vivió en la espesura del monte le fue tan fuerte que le envejeció en poco tiempo.
EliminarAbrazo Chaly Vera
Joder... me ha dado pánico.
ResponderEliminarLo has escrito genial.
Te felicito.
¿Por qué será que he visto una mirada de pánico en ese negro avatar?
EliminarGracias por pasarte por leerme.
Cariñoso saludo
Te deseo buena semana y que en ella encuentres muchos momentos para sonreír y que te sonrían
ResponderEliminarCariños
Pero qué palabras más bonitas me dejas, dicen mucho de esa manera de ser tuya tan atractiva y optimista que tanto agradece la gente que te rodea.
EliminarLo mismo para ti Abu con todo mi cariño.
Odio, atracción, terror, pasión... Tantas y tantas sensaciones que vienen a la mente al leer tus palabras...
ResponderEliminarUn abrazo, amiga
Odio y atracción tú lo has dicho Ildefonso.
EliminarAbrazo grande al menos como tanto como las fotos que nos regalas.
Muy bueno, tú lo que quieres es acojonar al personal, jajaja.
ResponderEliminarBesos Pilar.
Y tú Rafa, hacerme reír. Pues, lo has conseguido...
EliminarBesos
Como esos cuentos que antaño se contaban en las noches de invierno al calor del hogar. Casi se siente el aliento de la mujer-loba en la nuca. ¡Perfecto!
ResponderEliminarBesos
Por aquí hace días que estamos con la calefacción puesta al calor del hogar. Las noches se alargan y la imaginación se dispara.
EliminarBesos Jara
La loba me mira con sus ojos verdes y siento un escalofrío. Tu relato sabe a viejas leyendas para leer al lado del fuego, en noches de invierno.
ResponderEliminarNo se te puede escapar a ti, que tanto analizas las lecturas, la esencia de mi relato.
EliminarBesos
Precioso Relato en el cual la Naturaleza se mira a los ojos esperando momentos de empatía y de esperanza.
ResponderEliminarDesde los programas de Rodriguez de la Fuente siempre he adorado a los animales, y más en concreto a los Lobos que siempre han sido denostados y masacrados por oscuras Leyendas ancestrales.
Esos ojos transmitieron el lenguaje de la comprensión y el entendimiento de que formamos parte de un Todo y formamos un complemento de existencias irrenunciable.
Como siempre un relato que nos hace reflexionar y plantearnos temas que siempre están a nuestro alrededor.
Este Verano fue un poco movido y tuve dos operaciones casi consecutiva por medio. Afortunadamente Todo salió favorablemente, y ahora me estoy recuperando satisfactoriamente de ambas.
Dentro de poco Tiempo volveré a publicar.
¡¡¡Gracias por estar siempre por estar ahí y contar con tu Presencia!!!
Sabes que te estimo y siempre estás presente en mi.
Abrazos y Besines.
Admiro tu valor, tu energía positiva y tu apuesta por la vida. Que esa recuperación siga tan favorablemente como empezó y que a la vuelta podamos celebrarlo contigo.
EliminarFuerte abrazo
Muy pero muy bueno,abrazos miles.
ResponderEliminarAlegría la que me das con tus palabras Fiaris. Un beso :)
EliminarUy que bueno que es leerte de nuevo. Muy bello como siempre adoro tus relatos . Te mando un abrazo
ResponderEliminarUn placer encontrarte por aquí Citu. Abrazo compartido :)
EliminarMe ha recordado a los cuentos que se contaban al pie de las hogueras y me ha gustado la sensación.
ResponderEliminarSalud!!
Me alegra mucho tu opinión, no siempre se consigue crear una atmósfera en un relato. Saludos :)
EliminarHola, Pilar. Has escrito un buen relato, me gusta la trama y la forma como la historia va cobrando vida. Me quedo expectante imaginando la respuesta lo ocurrido en el bosque. Muy buen cierre. Gracias por deleitarnos con tus historias. Ha sido un placer
ResponderEliminarHola María Eugenia, se nota una atenta lectura en tu reflexivo comentario. Gracias por tu tiempo para leerme y escribirme, tiempo del que carecemos tanto los blogueros, por eso lo valoro más. El placer es mío. Cariñoso abrazo :)
EliminarHola María Pilar, buenas noches,
ResponderEliminargracias por este misterio =)
"Octubre" mes del suspenso ...
eso si, me mataste con.... "encaró el hierro de la muerte"
terminé de leer y me seguian dando vueltas esas palabras.
y tu firma debajo por supuesto =)
Te deseo un maravilloso viernes
un cálido abrazo
Hola Pilar,mientras iba leyendo también iba pensando que si la loba hacía esas cosas sería porque tenía necesidad de hacerlas,porque ningún animal se comporta como lo haría un humano,destruir por destruir sin un por qué.Me ha encantado tu forma de relatarlo y escribirlo.
ResponderEliminarMuchos besos y miles de gracias:)
Que se te siga disparando la imaginación. El relato es genial
ResponderEliminary la narración, impecable, con fuerza.
Un beso, Ma Pilar