Siento que el corazón me falla, me empiezan a faltar las fuerzas, yo que he vivido una vida alegre y regalada en una de las mejores casas. Al impulso de mis pies volaba independiente y libre cuando otros querían hacerme suya, manos largas como telarañas. Sorteé peligros, salí ilesa y zumbona batía mis alas.
Cuántas veces la mano del abuelo se me acercó rozándome. Él presumía de que nunca fallaba, pero yo más lista lo esquivaba y burlona desde la distancia le sacaba la lengua.
̶ ¡Bah! Se me ha escapado ̶ decía con fastidio.
Todas las mañanas se repetía el tintineo metálico del vaso de agua con azúcar que me atraía. Al acercarme, mis antenas se ponían en alerta y me avisaban del peligro: era su mano la que lo agitaba. Con mi alegría natural lo rodeaba y a modo de saludo le zumbaba al oído. Él, zalamero me susurraba:
̶ Ya sé, ya sé que eres la más lista y la más rápida.
Durante minutos daba vueltas al agua con la cucharilla y aun sabiendo que el azúcar ya estaba disuelta, se quedaba absorto observando el remolino que por la inercia del movimiento se formaba en el agua. Me conmovía verlo tan concentrado en ese agujero con sus ojos azules apesadumbrados que infundían al rostro una apenada mirada que parecía licuarse en un velo de lágrimas. Entonces, silenciosa, me alejaba para no incomodarlo. Poco después volvía a ser el hombre enérgico, crítico y nada diplomático con el que yo me enfrentaba.
Hoy no ha habido tintineo, ni mano, ni cuchara; tan solo un solitario vaso de agua, cubierto de nubes negras, esperaba y esperaba. Esta imagen tan emotiva para mí me ha atraído, he acariciado el borde y muy despacio he bajado la rampa hasta que mis patas han tocado el agua. Su sabor dulce ha sido mi trampa.
Peleo y lucho con fuerza en esta desigual batalla sabiendo imposible ganarla. Mientras, delibero sobre los caprichos del destino, toda la vida esquivando peligros y ahora yo solita me ahogo en un vaso de agua.
Cuántas veces la mano del abuelo se me acercó rozándome. Él presumía de que nunca fallaba, pero yo más lista lo esquivaba y burlona desde la distancia le sacaba la lengua.
̶ ¡Bah! Se me ha escapado ̶ decía con fastidio.
Todas las mañanas se repetía el tintineo metálico del vaso de agua con azúcar que me atraía. Al acercarme, mis antenas se ponían en alerta y me avisaban del peligro: era su mano la que lo agitaba. Con mi alegría natural lo rodeaba y a modo de saludo le zumbaba al oído. Él, zalamero me susurraba:
̶ Ya sé, ya sé que eres la más lista y la más rápida.
Durante minutos daba vueltas al agua con la cucharilla y aun sabiendo que el azúcar ya estaba disuelta, se quedaba absorto observando el remolino que por la inercia del movimiento se formaba en el agua. Me conmovía verlo tan concentrado en ese agujero con sus ojos azules apesadumbrados que infundían al rostro una apenada mirada que parecía licuarse en un velo de lágrimas. Entonces, silenciosa, me alejaba para no incomodarlo. Poco después volvía a ser el hombre enérgico, crítico y nada diplomático con el que yo me enfrentaba.
Hoy no ha habido tintineo, ni mano, ni cuchara; tan solo un solitario vaso de agua, cubierto de nubes negras, esperaba y esperaba. Esta imagen tan emotiva para mí me ha atraído, he acariciado el borde y muy despacio he bajado la rampa hasta que mis patas han tocado el agua. Su sabor dulce ha sido mi trampa.
Peleo y lucho con fuerza en esta desigual batalla sabiendo imposible ganarla. Mientras, delibero sobre los caprichos del destino, toda la vida esquivando peligros y ahora yo solita me ahogo en un vaso de agua.
Tienes mucha suerte al haber tenido un abuelo así. Sabrás salir de tus tormentas.
ResponderEliminarUn abrazo
Me encanta eso de saber salir de las tormentas y dicho por la Malque que está entre hada madrina y bruja seguro que tiene razón.
EliminarAbrazo por tu tiempo y tus bellas palabras.
No hay nada más peligroso que dejar de tomar precauciones porque pensamos que ha pasado el peligro.
ResponderEliminarUn abrazo, María Pilar.
Es cuando caemos, vaya que sí y nosotros solitos.
EliminarFeliz fin de semana Chema
Aun panal de rica miel. Era su sino, la constancia del abuelo salió triunfante una vez mas.
ResponderEliminarLos caprichos del destino. Feliz fin de semana marcos.
EliminarMe ha encantado. Muchas gracias.
ResponderEliminarGracias a ti Trimbolera por tu tiempo y por dejarme una impresión tam simpática. Feliz fin de semana.
EliminarHola María Pilar,
ResponderEliminarbuenas tardes,
nuevamente .... execelente!!!!
las cosas que la vida nos va haciendo entender... aunque no las aceptemos desde un principio =(
genial!
Te deseo un gran fin de semana
un beso
Hola Ariel, cómo me alegra tu paso y que me dejes tan gratos comentarios.
EliminarCariñoso abrazo
La confianza nos deja desprovistos de recursos, genial moraleja. Saltos y brincos
ResponderEliminarCuando ya nos creemos saberlo todo... Saltos y brincos en esta mañana de domingo Ester.
EliminarLa música del tintineo te acompañará siempre.
ResponderEliminarEs donde habitan los seres queridos y mientras haya memoria permanecen. Feliz domingo
EliminarTienes suerte de tener recuerdos ,yo no conocí a ninguno de mis abuelos hombres,abrazo buen finde.
ResponderEliminarLa memoria selectiva se agarra a los recuerdos formando un entramado de la historia de nuestras vidas. Tú también tendrás recuerdos aunque no sean referentes a la persona que yo señalo en mi escrito.
EliminarCariñoso abrazo Fiaris
Seguro que sales a flote.
ResponderEliminarDifícil lo tiene. Nada es imposible.
EliminarDulce y tierno, Pilar. Me ha gustado mucho la opción por un narrador -mosca (porque supongo que es una mosca); relata el fin del «abuelo» desde una perspectiva inusual. Pero…, por golosa se ve en las que se ve.
ResponderEliminarUn abrazo bien grandote.
Así es Isabel, el narrador es una mosca de esas pesadas y zumbonas. Yo pensaba que era evidente para el lector y he jugado con el truco de no nombrarla, por algunos comentarios he visto que no ha quedado tan claro.
EliminarCariñoso abrazo
Aunque el momento màgico desaparezca , el recuerdo volverà hacerlo presente, como ha quedado en tu relato
ResponderEliminarBesos
Son esas pequeñas cosas las que nos recuerdan a los seres queridos cada día.
EliminarAbrazo Ele Bergón
No hay modo de medir la profundidad de una pena, un problema o un conflicto pero sea un vaso o un océano, encontrarás el modo de salir a flote.
ResponderEliminarUn abrazo
Qué buena obsevación Pilar.
EliminarCariñoso abrazo
Muchas veces la vida nos atrapa por muy precavidos que seamos
ResponderEliminarGrato leerte
Cariños
Así es Abu no se puede bajar la guardia. Grato para mi encontrarte por aquí y leer tue letras.
EliminarCariñoso abrazo
Bellisima esta evocación que nos brindas, y que nos hace latir en otro tiempo...
ResponderEliminarUn abrazo, amiga
Gracias Ildefonso por estar siempre ahí dejándome tu tiempo y tus palabras.
EliminarCariñoso abrazo
Se hizo mayor como el abuelo y bajó la guardia, pero seguro que su ese espíritu luchador consigue salir airosa del agua.
ResponderEliminar´
Besos
Bajó la guardia confiada y lo pagó caro. Una lección de vida.
EliminarCariñoso abrazo Jara
Pilar, leí tu relato y creí habértelo comentado, pero veo que no...Me encantó ese diálogo diario entre la mosca y el abuelo...Pero, está visto que nada es casual, cuando el abuelo faltó, la vida le puso una trampa y cayó sin remedio en ella...A veces queremos conseguir algo y la vida nos lo impide una y otra vez...No nos damos cuenta de que nos está avisando de que no sigamos adelante...
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo de luz por tu original y mágico relato.
M.Jesús
Oh, pobre, aunque en este caso está justificado que un vaso de agua pueda ahogarla!
ResponderEliminarHola Pilar, muy bonito el cuento de la mosca y el abuelo moviendo el vaso de agua con azúcar. Esta mosca parece que tenía algún sentimiento cuando veía al abuelo apesadumbrado no le molestaba.
ResponderEliminarEs precioso el cuento. Aveces nos sucede que esquivamos muchos problemas y sin embargo no somos capaces de esquivar otros que son menores y nos ahogamos en un vaso de agua. Supongo que dependerá de nuestro estado de ánimos.
Saludos y abrazos
Hostias mosca y abuelo, menudo cóctel molotov. Si las moscas ya no las soporta nadie, como para que vayan molestando a los abuelos, con el malhumor que les va quedando. El abuelo que duré mucho, pero las moscas que se ahoguen todas en el puñetero vaso.
ResponderEliminarBesos Pilar.
Muy buen relato.
ResponderEliminarIncluso se pueden hacer paralelismos de nuestras vidas con las de esa mosca.
Gracias por pasar por mi casa en el día que mi blog cumple 6 años de vida.
ResponderEliminarAhora comprendo tu referencia a mi poema La memoria y el olvido.
Un genial relato donde se descubre bien que es una mosca la que baja por el borde del vaso hasta que sus patitas tocaron el agua..Pasó la vida protegida hasta que no tuvo quien la dirigiese los pasos y así son muchos que al presentarse las dificultades, al no estar entrenados a pasarlas, se ahogan en un vaso de agua.
Gracias
Un abrazo
Hola Pilar,siempre hay que estar atenta verdad??.
ResponderEliminarComo siempre,un escrito más allá de lo genial!.
Besos y abrazos
¡Qué trabajo me ha costado llegar a este rinconcito!
ResponderEliminarTantos meses alejada de mi espacio, pudieron ser la causa de que todo cambiase un poco durante mi ausencia.
He vuelto a leer tu entrada del Jacarandá, de siempre me ha parecido preciosa, tu imaginación no tiene límites y has logrado plasmar toda la belleza de ese árbol.
Yo tampoco lo conozco, pero sus flores me recuerdan a las del árbol del amor y a partir de ahí, uno puede dar rienda suelta a los sentimientos que puedan manar de su espléndida visión.
No menos bello es tu último relato, en un principio pensé en una mosca, pero luego me he dado cuenta que el recuerdo del abuelo inundaba todo tu espacio. ¡Precioso!
Agradezco mucho tus letras, acabo de regresar hace unos días y, aunque pensaba que me habíais podido olvidar, compruebo con alegría que seguís a mi lado arropándome con vuestros comentarios. Mil gracias por todo.
Te dejo un abrazo con mis cariños.
Kasioles
Yo, que estoy disfrutando a mis nietas a rodete, me he emocionado muchachos este relato y el impacto de ese abuelo en la nieta!!! Besos enormes, Pilar
ResponderEliminarGracias por tus palabras Myriam. Que disfrutes con tus nietas que ellas tendrán un gran recuerdo de ti.
EliminarAbrazo enorme.
Gracias, Pilar!!!
ResponderEliminarRecién ahora (hace más o menos 10 dias) he regresado
de todos mis viajes (que he estado reporteando en FB, como sabes)
jejeje es que a la vuelta de Sudamérica, me encontré con mi amiga
de infancia en Roma (ella vive en Brasil) y paseamos por Italia
y luego por aquí Y la cuestión es que aún
no me he puesto al dia con los amigos blogueros!!!
Un gran abrazo para ti