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La vigía

En tu casa que es mi casa
Sigo tras la ventana
Recojo miedos en el aire incierto
Viento de agosto que el pan amasa
Qué lentas pasan las horas
Sobre la tierra seca y espigada
El parpadeo del sueño
Me alarma
Esperar que se rompa el silencio
Y anunciar el alba
Dan vida a las sombras
Jirones de fantasmas
Un carro toma la calle
De madrugada
Su traqueteo noctámbulo
Me acerca a tu cama
Y al oído te digo
El vecino ya toma ventaja
Despiertas del sueño
Te levantas
Te vas al amanecer
Queda en reposo la casa
© María Pilar

Comentarios

  1. Soledad, reposo en la casa, mirando tras la ventana.
    Un saludo.

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  2. Pilar, tu poema me recuerda la vida de los labradores, que madrugaban mucho para ir al campo a sembrar, a podar y a recoger la siega...Mi padre fué labrador y amaba profundamente la naturaleza...Tenemos una vieja parra en la casa del pueblo, donde siempre está presente su espíritu, cuando se llena en septiembre de dorados racimos...
    Gracias por tu entrañable poema.
    Mi abrazo y mi cariño.

    ResponderEliminar
  3. Una habitación campesina con música de carro: traqueteo nocturno.
    Un abrazo, Pilar.

    ResponderEliminar
  4. Lo más sano el campo, y en este poema lo reflejas muy bien. Te felicito.

    Besos.

    ResponderEliminar
  5. Me encantaría poder despertarlo cada mañana, y cuando le viera alejarse para cumplir su jornada, sonreiría feliz porque ansiosa esperaría su llegada.
    Mil gracias por tus letras, por tenerte de nuevo en mi espacio y por ser como eres.
    Cariños en abrazos.
    kasioles

    ResponderEliminar

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