Al encuentro en el tren le siguió un flirteo durante algún tiempo. Tuvo sus cotas de romanticismo, pero en esos momentos ninguno de los dos estaba dispuesto a asumir las renuncias que un mayor compromiso les exigía. Sus vidas profesionales transcurrían en paralelo y tenían que hacer encajes de bolillos para que coincidieran sus respectivas agendas. Los encuentros esporádicos siempre fueron en su casa de soltero, ambientada con un aire de transitoriedad propio del que está de paso. Decía, medio en broma, que si una vez entraba en la de Celia no iba a poder escapar.
Para ella siempre fue su chico del tren, que era donde se habían conocido. Tras las últimas decepciones intentaba no comprometerse para no sufrir cuando llegara el relevo. Si una casualidad había hecho posible el encuentro, otra podría provocar el distanciamiento. No había lugar a preguntas, la vida real de cada cual se quedaba esperando como un despojo con la ropa que se quitaban y al vestirse la volvían a recuperar. Lo que hubo en ese paréntesis, que fue intenso y maravilloso, solo entre ellos quedó. Nadie dejó a nadie, la situación tan provisional fue languideciendo hasta que acabó en un hasta pronto. Nunca más se volvieron a ver.
Un día, al abrir las páginas de un periódico, Celia se lo encontró. La foto era de archivo —del carné de identidad o de alguna otra documentación— y pertenecía a la época en la que lo conoció. No pudo dejarse llevar por los recuerdos que le traía porque las letras del titular se interponían a sus pensamientos: «Importante investigador atracado y acuchillado en un cajero de la ciudad».
Era un largo fin de semana primaveral. La operación salida, con su correspondiente atasco, había tenido lugar el día anterior. El sábado se respiraba tranquilidad y hasta una brisa suave colaboraba deshaciendo la capa de contaminación que como una lapa se posa por encima de la ciudad. Él saldría el sábado para ir más tranquilo. Se despojó de su piel de trabajo —traje, corbata y zapatos de vestir— y se puso ropa deportiva. Estaba más cómodo a la vez que le daba un aspecto joven y atlético. Fue al cajero más cercano para llevar algo de dinero en efectivo. Allí creía estar solo hasta que una voz insolente le habló pegada a su espalda.
—Pero, ¡qué pasa! ¿No funciona o qué?
—Sí, sí. Ya está —le contestó él a la par que cogía el dinero de la máquina.
Todo fue tan rápido. Al darse la vuelta sintió un fuerte golpe en el pecho y en un pispás le usurparon el dinero que tenía en la mano. Vio salir corriendo a un hombre esmirriado, de unos 50 años, con guedejas a pesar de la calvicie manifiesta, aspecto descuidado y lo más curioso, por primera vez observó el cuchillo que llevaba en la mano derecha. Chorreaba sangre e intentaba ocultarlo en la manga de la chaqueta.
En ese momento sintió la humedad que le dejaba un cerco en el niqui azul. Se estremeció. Cuando sus dedos palparon el orificio, la sangre fluía de manera profusa. La herida era considerable. El implacable asaltante había golpeado con pericia y la puñalada había penetrado directa al corazón. Apretó con fuerza el agujero para poder detener la hemorragia y evitar desangrarse. Con la otra mano temblorosa logró sacar el móvil del bolsillo del pantalón, pero la vista se le nublaba, no podía marcar los números. Quiso pedir ayuda, que pasara un coche por allí, que alguien hubiera visto lo ocurrido. Nadie. Aquella zona residencial del barrio de Moratalaz era la estampa del vacío cómplice de la época de vacaciones.
Se sintió desamparado.
Pensó en su mujer que a esa hora estaría cerrando la maleta preparada para viajar. Y en su hijo de apenas unos años que lo esperaría impaciente, nervioso por salir de la ciudad.
Con temblores en todo el cuerpo, sintiendo que la vida se le escapaba de las manos anduvo unos metros que se le hicieron eternos. Al llegar a la calle principal dio su móvil a la primera persona que encontró para que llamara al 112. Y se desplomó en la acera lo que permitió a la sangre derramarse a borbotones.
Pero la historia ya había terminado, no era necesario que el muriera.
ResponderEliminarBesos y pucheros
Ester, es la vida que gira y gira y da muchas vueltas.
ResponderEliminarBesos ^^
No me gusta los atracos. La historia es demasiado real. Cerca de casa quitaron un cajero por lo mismo. Cada dos por tres arrebataban el dinero a la gente. Bien contado. La felicidad a veces solo pasa rozando.
ResponderEliminarBss y buen finde
Un Relato que acabó con toda imposibilidad de recomenzar.
ResponderEliminarMuy buen Relato.
Un abrazo.
Katy, duras experiencias que algunos han tenido la mala suerte de vivir.
ResponderEliminarUn cariñoso abrazo :)
Pedro Luís, el relato recomenzar no puede, pero sí tiene continuidad.
ResponderEliminarUn cariñoso abrazo :)
Gran relato y con un triste final, pero por desgracia casos de estos y muchos más penosos ocurren en las grandes ciudades y demasiado a menudo. Gracias por pasar por mi blog.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me gusto mucho el relato, muy bien escrito, real para muchas parejas.
ResponderEliminarun abraxo!
Marilyn me alegro que te haya gustado.
ResponderEliminarUn cariñoso abrazo :)
Rafa Hernández siempre se dice que la realidad supera a la ficción.
ResponderEliminarGracias a ti por pasarte por aquí. Un abrazo.
vívido relato , felicitaciones
ResponderEliminara veces la vida nos da sorpresas
que no siempre agradan
feliz fin de semana
Lichazul gracias por tu comentario.
ResponderEliminarFeliz fin de semana para ti también. Besos^^
Imprevisões da vida...
ResponderEliminarBeijos e flores.
Teca encantadora, un cariñoso abrazo :)
ResponderEliminarRelato bien llevado, tan cerca de la realidad
ResponderEliminarAbrazo
Relato bien llevado, tan cerca de la realidad
ResponderEliminarAbrazo
yo humildemente creo que la culpa de todo la tiene el tren
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ResponderEliminarHola amiga, muy felíz de pasar de nuevo por tu cálido blog y felicitarte por éste hermoso y apasionante relato... aunque con un triste desenlace... Muy bien.
Agradecerte mucho también, por el voto que me haz dado, muy felíz por ello. Gracias de corazón.
Besos!
Me has hecho recordar un pensamiento mío recurrente: ¿Qué habrá sido de todas aquellas personas que han ido pasando por mi vida, importantes en una época, pero desaparecidas en la actualidad? ¿Habrán muerto, seguirán vivas? ¿Cómo, de qué manera?
ResponderEliminarEn cualquier caso, todos estamos de paso.
Buen fin de seman. Un abrazo.
Como la vida misma, Pili, el romance del inicio en el que nos llevas de la mano dulcemente, y luego el atraco, trago saliva, porque l describes tal cual, lamentablemente la violencia esta a la orden del día, asi y más, extraordinario relato, miles de abrazos
ResponderEliminarQué duro y qué real por desgracia. Una historia que hace pensar. Un beso.
ResponderEliminarA que el pobre investigador estaba en Buenos Aires...
ResponderEliminarMe alegra tu regreso, María Pilar que tengas un buen estreno de año...Y una excelente continuación.
Besos
Buena manera de empezar el año, María Pilar. Me ha encantado el relato.
ResponderEliminarBesos.
Una historia trágica, la segunda parte. "lo positivo" es que ella no tuvo que vivirlo durante la relación.
ResponderEliminarUn abrazo
He pasado a conocerte y me gusta tu espacio. Me uno a él.
ResponderEliminarBesos
ResponderEliminarNo he leído la primera parte, ahora estoy obligada, porque la segunda, me ha gustado y ha despertado mi curiosidad, eso es importante, el libro que no vaya despertando interés y curosidad, no creo que tenga mucho éxito.
Besotes.
Un encanto, muy bien escrito, hasta me hizo pensar que podrían terminar juntos :)
ResponderEliminarMe gustan las historias con finales felices; nunca me ha sucedido de verme con alguien con quién no deseo/o no desea tener compromiso.
Besos Pili.
Hola M. P. que bien escribis, le diste un giro inesperado. Yo por un momento crei que ella estaria alli para contenerlo en tan dificil momento, pero la dura realidad se impuso y nos marco con mucha claridad lo fugaz que es todo en esta vida.
ResponderEliminarUn abrazo cordial.
Que bonito, que bien narrado y que triste final
ResponderEliminarDespués de la aventura la vida siguió y los finales no siempre son buenos ni en la realidad ni en la ficción, son cosas que están a la orden del día.
ResponderEliminarBesicos.
Un gran relato, excelentemente narrado, Pilar.
ResponderEliminarY sí, es triste el final, pero la realidad a veces es así de triste...
Un besote para vos!
Lau.
¡Hola! has narrado muy bien una de esas historias que son hermosas mientras duran... En la vida todo continúa después de la palabra "fin" y seguramente con el tiempo uno y el otro quizás se recuerden, e incluso, revivan mentalmente esos momentos dulces con la belleza de las cosas que tuvieron su momento y su lugar.
ResponderEliminarSaludos
Me gusta mucho cómo lo has contado.
ResponderEliminarOdio los atracos, bueno, como todo el mundo supongo...
Beso Pilar, y feliz año (atradísimo, lo sé, cada vez me cuesta más visitar los blogs que me gustan)
Muy doloroso, por lo bien contado. Un abrazo, guapa
ResponderEliminarMe ha encantado el relato, en especial la primera parte.
ResponderEliminarSaludos!
Cuando en las relaciones amorosas no se pone alma y corazón...
ResponderEliminarMe ha gustado tu relato pero el final...
Ya sabes que a mí me encanta que siempre triunfe el amor.
Entiendo que la realidad a veces... ¡qué pena!
Abrazos en el corazón.
Kasioles
Breve e intensa historia, bonita pese al final. Saludos.
ResponderEliminarHola M.P. Moreno. Una historia breve pero muy intensa. Está muy bien escrita. Esto nos puede suceder a cualquiera de nosotros.
ResponderEliminarMenuda sorpresa se llevó ella al ver que con la persona que había mantenido una relación esporadica ero intensa relación, al poco de dejar la relación lo asesinan. La vida es muy dura, nunca sabemos donde está el autentico peligro. Hay que estar siempre con los ojos bien abiertos para evitar que nos sorprendan.
enhorabuena por este relato que podría ser la historia de cualquier humano.
Saludos y besos
Hola mp.
ResponderEliminarFelicidades por tu extraordinaria pluma, eso lo primero.
Luego, tres cuartos de lo mismo por una historia extraordinaria y con giro final que me encanta y me sorprendió.
Una valoración de sobresaliente.
Un beso muy grande.
No acabo de entender a los miserables que sin avisar ya te clavan un puñal. Que den por lo menos la oportunidad de darles el dinero, vale, yo no se lo daría, pero alguno sí. Luego resulta que detienen a un tipo y tiene ciento y pico antecedentes. Y le importa una mierda clavar o no clavar o si hay una familia que depende de ti para sobrevivir...
ResponderEliminarUn besito :-)
aqui pasa a cada momento y en todos lados que te encuentres, te matan si tienes y si no tienes...
ResponderEliminarbonita historia fugaz
Terrible el atraco y aún más terrible saber que había sido víctima del mismo un hombre con el que se ha mantenido un romance. Siempre impactan estas noticias y si existen o existían vínculos afectivos por medio ya es bastante desolador.
ResponderEliminarMuy bien narrado, Pilar.
Un abrazo.
Muchas gracias a tod@s l@s que habéis pasado por aquí y os habéis molestado en dejar vuestro comentario. Me gustaría mucho contestaros individualmente con el mismo interés con el que os leo, pero no me llega el tiempo.
ResponderEliminarUn abrazo grandísimo para todos :)
ResponderEliminar¡Feliz comienzo de semana!
bajo la incipiente mirada
de la luna enamorada
de los riscos tornasolados de la alborada...
Atte.
María Del Carmen
¡¡Bienvenida a casa!! Compartiremos aromas y pensamientos bajo el palium de la ilusión en armonía que nos acerca la amistad.
¡Qué palabras más poéticas, Gata Coqueta! Te las agradezco.
ResponderEliminar"El comienzo de una nueva amistad"
El amor viaja a toda velocidad sobre raíles.
ResponderEliminarvidas que se separan al bajar en la estación.
Recuerdos vividos que regresan por circunstancias de la vida, trágicas en ocasiones.
Precioso, Pilar Moreno.
Un saludo, Me encanto!!
Un narración magistral con dramático final. Escribes muy bien. Un beso
ResponderEliminardejo mi saludo querida amiga....
ResponderEliminarPase a dejarte un saludito. Besos
ResponderEliminarPablo, precioso tu comentario, unas palabras así ¿cómo pueden perderse? El tren siempre me ha parecido una metáfora de la vida y de la fugacidad del amor.
ResponderEliminarGracias :)
Zeus, La abuela frescotona, Marylin LaGata gracias por dejar vuestra huella.
ResponderEliminarCariñoso abrazo:)
Hola. Me asomo por primera vez a tu ventana y debo confesarte que me gusta el paisaje que contemplo.Buen relato, muy bien narrado, aunque en el fondo todos esperemos un final al uso del "fueron felices y comieron perdices". También te digo que la dueña del cine de mi pueblo, ya cerrado y extinto, cuando sacabas la entrada y le pedías opinión sobre la película que ibas a ver, siempre contestaba invariablemente, con la boca sumida y sin dientes, "al final muere ella", con lo que la emoción estaba asegurada. Lo dicho, un gusto. Te añado a mi blog y te sigo leyendo.
ResponderEliminarGracias Mauro por acercarte por aquí y quedarte un ratito para dejar tu interesante comentario.
ResponderEliminarBienvenido :)
Me encanta tu blog, muy bueno. Yo sigo y señalando.Usted sabe deleitará con sus seguidores
ResponderEliminarEspero una visita y su presencia en mi humilde blog:
http://jonathanejonathan.blogspot.com.br/
abrazo
Caio
Gracias Caio por tu visita y tus palabras. Siempre serás bienvenido a esta tu casa. Un abrazo :)
ResponderEliminarUn relato magnifico Pilar. Leído sin pestañear, miles de historias como estás ocurren en el día a día. Fantástico, me encanto!!.
ResponderEliminarMe alegro de leerte de nuevo.
Saludos.