Ir al contenido principal

La última carta


Reto: Escribir un texto que incluya: 
1. trece palabras con dos «d». 
2. Incluir un objeto futurista. 

 Querido Javier: 
Si estás leyendo esta carta es porque yo ya me he ido. Quiero compartir contigo un secreto que me ha mantenido en vilo los últimos años de mi vida. Odradek existe, yo lo he visto. La primera vez, adosado en el techo de la cabaña del jardín. Un puñado apelmazado de hilos de colores. Fui a cogerlo con la mano para tirarlo a la basura, cuando sacó unas patas como dardos y dio un salto hasta la pared. La recorrió a una velocidad de vértigo y desapareció. Solo dejó un rastro hidratado, humedecido. Como si fuera capaz de generar H2O con su movimiento. Estuve dilucidando demasiado tiempo sobre este hecho para llegar a la conclusión más simple. No me cabe duda de que es un artilugio extraterrestre que no está abandonado a su suerte. Algún administrador lo dirige.
 
Allá donde te lo puedas encontrar, no te asustes. No hace daño. Más bien inspira ternura. Solo mantén el secreto. Los humanos llevamos el instinto asesino por lo diferente. No tenemos dignidad. ¿Quién sabe el beneficio que este «ser» puede traer a la Tierra?
 
Te imagino parado frente a la casa, mirando hacia mi ventana. Siento tu tristeza por mi ausencia. Desde la distancia, siempre a tu lado.

Comentarios

  1. Espero que no se vaya de la lengua. Todavía hay cosas para lo que la Humanidad no está preparada.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El abuelo ha esperado el momento adecuado, más bien creo que lo quiere preparar por si se lo encuentra. Eso espero.

      Eliminar
  2. Me pareció muy bonita la carta, Pilar *.* Desiderio... Y sus deseos sobre mantener en secreo a Odradek creo que son buenos.
    Un besazo

    ResponderEliminar
  3. Hola María Pilar, no sabemos lo que el odradek podrá hacer por los humanos, pero lo que sí está claro es que ha cumplido con el reto de Qamar, buen microrrelato, María Pilar.
    Un abrazo. :)

    ResponderEliminar
  4. Qué bonita la carta del abuelo , y el secreto que le cuenta a su nieto, Javier. Buen relato y bien hilvanadas las D

    Un beso.

    ResponderEliminar
  5. Odradek existe... Que bonita carta Pilar, emotiva y entrañable cumpliendo con los objetivos. Un abrazo

    ResponderEliminar
  6. Muy bien desarrollado el reto, María Pilar.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  7. ¡Qué carta más entrañable, María Pilar!
    El abuelo compartiendo ese secreto con el nieto que indica la buena relación entre ambos.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  8. ¿Qué ternura de carta del abuelo a su nieto! Me ha emocionado tremendamente. Además cumpliendo el reto soberbiamente. Besos, María Pilar.

    ResponderEliminar
  9. Excelente, María Pilar. Una carta que nos deja con ganas de ahondar en la historia futurista de la que, con arte, das las pinceladas justas para imaginar su genesis. Abrazos jueveros!

    ResponderEliminar
  10. Enternecedora carta del abuelo a su nieto en la que lo prepara y lo pone en antecedentes para que no se asuste, no le tenga miedo.
    Ambos tienen que estar orgullosos de su comportamiento.

    ResponderEliminar
  11. Me parece que el abuelo sabía que su nieto sería discreto.
    Reconozco la referencia al cuento de Franz Kafka, Preocupaciones de un padre de familia.
    Interesante el plantear que el Odradek sea un artilugio extraterrestre.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  12. Me encanto! el formato de carta, me dio mucha nostalgia

    ResponderEliminar
  13. Me encanto la historia y mas con un reto tan dificil Te mando un beso.

    ResponderEliminar
  14. Hola, María Pilar. Una carta con sentimiento y entrañable con un toque futurista. ¡Felicidades!
    Un abrazo gigante,

    ResponderEliminar
  15. bello testimonio a sus herederos, nos llenas de esperanza con tu texto, Un abrazo

    ResponderEliminar
  16. Preciosa carta, buen mensaje, y si, los seres humanos destruimos primero y después a veces pensamos,
    Una realidad a simple vistas.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  17. En tu línea, valorando nuevas historias que a veces no las percibimos hasta que alguien nos las muestra. Buen día.

    ResponderEliminar
  18. Muy tierna la carta para ese cómplice del secreto que se volvería el nieto y por otro lado una hermosa sorpresa compartida. Abrazo grande y gracias

    ResponderEliminar
  19. Ante todo me quedo con lo bonito de compartir un secreto entre abuelo y nieto, con un mensaje de no-agresión muy aleccionador.
    Enhorabuena.

    ResponderEliminar
  20. Una carta muy linda con un mensaje de futuro, me ha recordado a E.T. Gracias, un saludo , feliz semana.

    ResponderEliminar
  21. Oh, qué ternura me has inspirado
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  22. Es que hay secretos que es mejor guardar y este es un secreto precioso. Un relato muy tierno y bello, besos.

    ResponderEliminar
  23. Los abuelos son sabios. Tanto si el bicho fuera bueno como malo, me hubiera escrito la misma carta, pero es curioso que le llegue una vez muerto. Tengo la sensación de que puede haber algo más.

    Ternura y un halo de misterio.
    Mil gracias por acompañarnos en esta aventura n.
    Un beso 😗

    ResponderEliminar
  24. QUÉ
    GRAN
    RELATO!!!

    María, siempre me sorprendes. Ayer que leía sobre este reto en verdad me parecía complicado. Y mira nada más tú lo que has hecho. Encima de todo, ternura, ternura que es el ingrediente más hermoso de este mundo. Con tu permiso, me lo voy a guardar entre mis cosas especiales para leerlo una y otra vez cuando el corazón quiera cucharadas de amor.
    Te abrazo muyyyyy fuerte! 🌹🌹🌹

    ResponderEliminar
  25. Qué bueno, y qué interesante María Pilar. Enhorabuena

    ResponderEliminar
  26. Desafío superado.
    Ahora es cuestión que no se vaya de la lengua, Javier.

    Besos.

    ResponderEliminar
  27. Hola, María Pilar.
    Solo un abuelo puede escribir una carta así y solo un nieto puede recibirla y acogerla sin esperar su contenido.
    Un fuerte abrazo :-)

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Este blog permanece vivo gracias a tus visitas y comentarios. Te agradezco estos momentos especiales que me regalas.

Más vistas

Hagamos un trato

Te propongo un pacto. No removamos más el pasado, no le demos más vueltas ni nos echemos más en cara lo que ocurrió, ya no lo podemos cambiar, dejémoslo correr por el camino del olvido, no me gusta esta guerra soterrada ni este mirar de soslayo con la desconfianza como carga. Llevamos un tiempo con el rictus de la tristeza pegado y el alma rota sin querer dar el brazo a torcer. «Demasiado vehemente», me dices; «excesivamente racional», te contesto. Esto es un «toma y daca» y esta guerra no va a parar. Ya sé que soy impulsiva, alocada y me lanzo sin escuchar tus voces de contención, pero reconoce que eres tan racional, tan pausado y mides tanto las palabras que a tu lado últimamente no hago más que bostezar. Me gusta volar como el viento, necesito sentirme en libertad, no me atosigues. Cuando yo he tomado decisiones no nos ha ido tan mal. Y sobre todo no cargues sobre mi conciencia, sabes que soy muy sensible y el sentimiento de culpa me hace pasarlo fatal. Te pasas la vida planific

Amanecer deslumbrante

Salimos de casa con aspecto somnoliento. Al subir al remolque, ayudados por los dos hermanos mayores, percibimos el viento gélido de la madrugada. No era normal que nos llevaran con ellos; pero ese día, así padre lo había decidido. La calle en la que vivíamos aparecía oculta en la penumbra, se nos hacía extraña. Dejamos el pueblo solitario y silencioso envuelto en la neblina matinal. En el remolque nos encogimos como pudimos para evitar el frío que nos hacía castañetear los dientes y nos provocaba pequeñas chimeneas de vaho que se fundían con la niebla; esfuerzo inútil, pues el traqueteo descomponía nuestras figuras y nos lanzaba a la una contra la otra. No así los hermanos mayores que, apoyados en las cartolas, se dejaban acunar por el movimiento y se hacían los dormidos. El tractor reptaba ruidoso por la subida del Carramonte. Al llegar al alto del páramo por la zona de Valdesalce, amanecía. Nos apeamos de un salto. Impresionaba el mundo que se abría ante nosotros. Miré a mi a

Cuando uno dice blanco, el otro... blaugrana

Va a ser un día complicado, se dijo Aurora al despertar pensando en que se jugaba el Clásico. Su preocupación eran sus hijos Raúl y David. Cuando nacieron todo fue caos en su entorno y nadie, excepto ella, se fijó en los ojos tan abiertos con los que se observaban sin pestañear. Aunque le decían que los recién nacidos no ven, esa mirada gélida de un gris opaco fue el presagio que acabó con sus sueños de madre.  La crueldad sistemática entre los hermanos confirmó sus sospechas. Parecían dos gatos en continua pelea. Si uno necesitaba luz, el otro oscuridad; si uno quería dormir, el otro berreaba y si uno decía blanco el otro… blaugrana. Era un sinvivir que a ella le tenía agotaba. —Os vamos a machacar —decía Raúl con la camiseta blanca. —¡Qué dices, idiota! Hoy comeréis el barro bajo nuestras botas. —De idiota nada, mamón.  — ¡Pum! Arrojó un derechazo al ojo de su hermano. —Te arrancaré la nariz, imbécil. —Y el zurdazo lo dejó sangrando. —¡Ay!, me ha mordido. —¡Basta! —gritó Aur

El vaivén de la vida

En la vida de Clara había aparentemente de todo menos paz y sosiego. Era de esas personas que cuando te pasan, su estela tira de ti y te hace girar la cabeza deseando alargar tu mano entre la brisa que ondea los rizos de su melena. Esa noche Clara se separó de la fiesta, se quitó los zapatos de tacón de vértigo, la máscara de top-model y se abandonó en el columpio de sus pensamientos. Cualquier observador habría olido la tristeza que embargaba tanta belleza. Sabía que Rubén no se creía que ella se dormía en cuanto se acostaba, pero callaba. Rubén sabía que esa tarde ella había llorado, pero dijo: ̶ Cariño, ¿estás ya preparada? La rutina había llegado a sus vidas como un intruso para definitivamente quedarse. Su ambición profesional, el estatus social y ese ajetreo diario de fiestas y relaciones sociales para alzar una muralla sobre la que asentar su seguridad, había resultado una telaraña en la que se habían perdido y ahora… ahora todo ello solo servía para acallar el incómodo

La musa de la escritura

Hoy hace un año que te fuiste… Digo a gritos que no te necesito, que ojalá no vuelvas. Miente mi orgullo para cubrir el dolor de mi impotencia. Ya sabes que mi cabeza es un cóctel de ideas encontradas, letras sueltas y sensaciones indefinidas. Qué diferencia con las composiciones escritas a golpe de vértigo, las notas de recuerdos con ilusión vividos, la actividad nerviosa, el febril pensamiento desbocado, todo un mundo que se diluía en la página en blanco. Mi imaginación no se resigna a esta inactividad actual y sigue alimentándome: me trae el choque de olas acunando a otros muchos en sus aguas, el espectáculo de un gnomo sibilino junto a una princesa destronada, un bello alfiler ensangrentado en el escenario de una explosión en Yakarta, hasta me tienta con el aroma de la riquísima sopa de la abuela. Miro tu hermética bola de cristal donde encierras la energía en un tiempo y un espacio diferente al que reclama el reloj para sí mismo. Te miro y tu fulgor me deslumbra y pienso