En una imagen etrusca, el minotauro bebé está en brazos de su madre antes de que el mito lo convirtiera en monstruo.
Pasífae lo acuna en su regazo. Ha terminado de amamantarlo, se ha ajustado la saya para cubrir sus pechos y espera que el niño eructe. Parece querer darle, suavemente, golpecitos en la espalda para ayudarlo, pero la mano se detiene en el aire y le está diciendo adiós. La entrega no le deja pensar. El bebé, mientras, está tranquilo en sus brazos, como nunca más lo estará en su vida. Y, aunque la noche es oscura, no llora. Todavía no.
La madre siente en las losas las pisadas que se acercan. Los hombres de su marido vienen a buscarlo. Por lo demás, el palacio está mudo. Las paredes no opinan. Aunque en el ambiente se respira una gran preocupación. Ocurrirá esa noche. En ese momento. Así lo ha dicho Minos, y así se cumplirá. Madre e hijo, por última vez juntos, bañados en soledad.
Dedos como garras se lo arrancarán de los brazos. Ni las ropas del bebé querrán llevarse. Ella no pondrá resistencia. Son órdenes del rey que ya ha tomado la decisión de encerrarlo en el laberinto. Su hijo es una criatura marcada y debe ocultarla al mundo.
A veces no hay mas solución que encerrar a la bestia. La mitologia no está tan lejana de la actualidad. Un abrazo
ResponderEliminarGracias, Ester. Un abrazo.
EliminarLa ley, siempre con la ley impuesta, por el poderoso.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias, Alfred. Saludos.
EliminarTe da una pena pobre minotauro. Bella imagen
ResponderEliminarGracias, Citu. Un abrazo.
EliminarSí que has desmontado mito en esta recreación.
ResponderEliminarBesos.
Gracias, Sara. Besos.
EliminarUn poco triste esta historia! la mitología es tremendamente cruel. Parece que al rey no le gustaban los diferentes. A mi sin embargo me atraen muchísimo más, los que se desmarcan de la masa, que los uniformados. Tras todo monstruo siempre hay un corazón...a lo mejor nunca se hubieran convertido en monstruos si la vida no los hubiera encerrado en sus respectivos laberintos ; )
ResponderEliminarUn beso Pilar! me gusta leerte..
Donde sea ...
A mi tb me pusieron oxitocina y casi muero, dos veces además ...dos cesáreas de regalo... y dos pequeños y preciosos minotaurios ; )
Feliz finde!
Es tremendamente cruel, como bien dices. El hijo del rey, el heredero, estaba marcado, no era el niño que el padre había deseado y lo encerró de por vida.
ResponderEliminarLa riqueza está en la diferencia, pero en nuestras sociedades también a los diferentes se los rechaza muchas veces.
Un beso, María.
Quizá el rey, como todos los reyes, tienen demasiado apego al trono, y ven este amenazado.
ResponderEliminarLos reyes, a lo largo de la historia, no han dudado en sacrificar a su hijo si no respondía al perfil que él demandaba.
EliminarUn relato que se puede adaptar a todas las épocas, aplicamos la palabra diferente de forma muy errónea. Un abrazo
ResponderEliminarTienes razón, lo diferente se tiende a rechazar cuando lo que aporta es mucho más interesante que la uniformidad.
EliminarUn abrazo.
Me has picado la curiosidad dándome datos sobre el mito en cuestión, del que solo los rasgos más elementales.
ResponderEliminarUn abrazo, María Pilar.
La mitología es apasionante, Chema.
EliminarUn abrazo.
Pilar, le has dado una perspectiva humana y más real que la leyenda del minotauro...No hay duda de que el hombre siempre ha sido egoísta, materialista y ambicioso con el poder...Le ha faltado sensibilidad y empatía con sus semejantes...No hay duda de que has desmontado uno de los mitos antiguos,amiga.
ResponderEliminarMi abrazo entrañable y admirado por tu buen hacer.
Felices días con los tuyos y que el año nuevo te traiga lo que necesitas para ser feliz, Pilar.
Gracias, Mª Jesús, por tus bellas palabras. Felices días también para ti y los tuyos, con todo mi cariño.
EliminarTernura encuentro aquí, y una maravilla el manejo de la mitología. Un fuerte abrazo! 🌹😊🌹
ResponderEliminarGracias, Maty. ¡Un abrazo!
EliminarMe gusta mucho como planteaste esta leyenda, con mucha ternura, para que luego llegue la crueldad y de esa forma el ser se transforma en ella. Abrazo grande y gracias por traerla
ResponderEliminarGracias por aportar tu reflexión.
EliminarComo ya te indiqué en Bloguers, me parece injusto el egoísmo y rechazo de los considerados normales en la sociedad, hacia aquellos que se conducen de manera diferente, bien por su aspecto o por su condición innata. Deberíamos respetar a tod@s y hacer de nuestro un mundo un lugar mejor, pero en los tiempos que corren la gente no está para construir casi nada, lamentablemente, y cada vez lo está menos.
ResponderEliminarQué buen artículo.
Saludos cordiales.
¡Qué buena reflexión! Saludos, Marcos.
EliminarPrecioso, M. Pilar. El mito del minotauro contado desde una perspectiva nueva y tremendamente triste. Me ha encantado.
ResponderEliminarGracias, Marta. Un abrazo.
EliminarHola Maria Pilar que buen relato todos los seres mitológicos tienen un principio y el del Minotauro es este. Soledad, dolor e impotencia. Un saludo.
ResponderEliminarGracias, anónimo. Un saludo.
EliminarQue crueldad Maria Pilar, pobre crío. La soledad del Minotauro por el hecho de nacer... Lo has contado con maestría dándole ese punto de tristeza. Un placer leerte. Abrazos
ResponderEliminarGracias, Nuria. Un abrazo.
EliminarUn micro lleno de dramatismo y angustia por ese bebé inocente del que uno sabe bastante bien cuál será su suerte. Has congelado a madre e hijo en un momento precioso, muy tierno, ajenos a la pesadilla. Enhorabuena, me encantó.
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado, Ana. Un saludo.
EliminarExcelente micro. Gracias.
ResponderEliminarGracias, un saludo.
EliminarCualquier historia sobre lo que consideramos "monstruos" cambia desde la perspectiva de una madre! Un abrazo!
ResponderEliminarGracias, Marifelita. Un abrazo!
EliminarHola Maria Pilar, es estremecedor y a la vez, ese mito que se convierte en realidad. Muy bueno. Un abrazote.
ResponderEliminarGracias, Eme. Abrazo!!
EliminarInteresante lo que muestra esa imagen. Tal vez Asterión, el Minotauro, no hubiera sido un monstruo, de no haber sido encerrado por la orden de Minos. Tal vez Pasifae sentía cariño por su hijo.
ResponderEliminarEs trágico lo que contás. Que el Minotauro no era un ser malvado, sino una víctima del destino, algo acorde con los mitos griegos. Como también lo fue de Minos.
Y que fue usado como un monstruo, para vengar a otro hijo de Minos.
Es fácil culpar a Teseo, quien terminaría con el Minotauro. Pero él quería terminar con esos sacrificios.
Bien contado. Un abrazo.
Hola, Demiurgo, estoy contigo en que son víctimas del destino.
EliminarUn abrazo.
Todo ser monstruoso, mítico o no tuvo una madre que le amó. A pesar de su fealdad, sus limitaciones o malformaciones.
ResponderEliminarDespués vienen los hombres y con su violencia destruyen todo vínculo.
Me resultó tierno e impactante. Al hijo, fruto de un adulterio peculiar, hay que ocultarlo.
Un abrazo.
Gracias, Francisco. Un abrazo!
EliminarLa imagen hace pensar que Pasifae quería a su hijo Asterión, el Minotauro. Y que de no haber sido arrebatado, no se hubiera convertido en un monstruo.
ResponderEliminarPuede ser que el culpable haya sido Minos, al alejarlo de su madre, y encerrarlo en el Laberinto, aislado del Mundo.
Es fácil culpar a Teseo. Pero este quería librar a Atenas de esos repetitivos sacrificios.
Muy bien contado. Un abrazo.
Precioso relato y muy triste. Se ve tan feliz a ese niño y saber lo que le esperaba luego...
ResponderEliminarUn beso.
Gracias, Rosa.
EliminarUn beso.
Un mito que nos recuerda la de veces que se ha ocultado a un ser humano por ser diferente. Y así mismo lo vengativos y crueles que podemos llegar a ser cuando nos creemos con la razón.
ResponderEliminarGracias, Jose, por pasarte por aquí y comentar.
EliminarUn relato tierno y triste donde se siente el sufrimiento de esa madre. Una leyenda que nos recuerda la de veces que la humanidad ha escondido y/o maltratado a sus semejantes por nacer diferentes. Asó mismo, vemos esa cara rencorosa y cruel del ser humano cuando se cree con la razón.
ResponderEliminarUn saludo
Para ser justos, tampoco lo veo de rey cuando hubiera crecido. Hasta hce no demasiado, seguaian ocultandose los hijos deformes o locos. que podemos esperar de aquella epoca en que todo era mas drastico. Es un tema de dificil solucion situandose en aquel tiempo.
ResponderEliminarabrazoo
Gracias, Gabiliante. Abrazo!!
EliminarMe gustó mucho cómo lo encaraste. Hay versiones muy poco piadosas hacia Pasífae. Seguramente ya entonces un hijo deforme o peculiar se veía como resultado al pecado de sus padres (especialmente su madre). Un abrazo, Juana Medina (cada tanto vuelvo al anonimato.)
ResponderEliminarGracias, Juana. Un abrazo!
EliminarHola Pilar. No solo nos hablas del Minotauro en este micro, sino de aquellos que por un capricho de la naturaleza son diferentes y deberán cargar con esa cruz. Tendemos a imaginarnos al minotauro como un monstruo abyecto, pero olvidamos que, como nos has recordado, algún día fue un niño inocente ignorante de su diferencia. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Jorge, qué bien has interpretado lo que quería decir. Me alegra. Un abrazo.
EliminarHola Maria Pilar, me encanta como desarrollas la historia a partir de la imagen. También me gusta mucho como desmontas el mito del monstruoso Minotauro y la sensibilidad con que reflejas esa despedida. Un placer leerte, un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Lola. Un abrazo!
EliminarHola, Pilar. Un relato mucho más profundo de lo que aparenta, con la vertiente materna incluida. Me ha gustado mucho la elección del mito y el modo en que lo cuentas. Un abrazo, compañera.
ResponderEliminarGracias, Isabel. Un abrazo!
EliminarHola, Pilar. Me ha gustado mucho la interpretación que has hecho de la imagen etrusca, las manos que no le dan la palmadita porque le dicen adiós. Tal vez se lo deja arrebatar porque no es como del gusto de su padre. Como dice Isabel, este relato tiene mucho detrás. Me ha encantado. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Isan. Un abrazo!
EliminarMuy bueno tu relato, María Pilar, triste, en su belleza. Sobre este mito no puedo menos de cuestionarme, si; hemos evolucionado lo suficiente como para aceptar a las personas por ellas mismas y no, por la apariencia. ¡Pero que bien lo has relatado! Felicidades.
ResponderEliminarUn abrazo:)
Gracias, Mila. Un abrazo!
EliminarHola. Una nueva perspectiva con que ver al mito del Minotauro en la que nos lo muestras antes de convertirse en la figura monstruosa y devoradora hombres que las leyendas han traído a nosotros. Nos pone a pensar en qué hubiera pasado si hubiera sido aceptado y tratado con humanidad... a lo mejor el Minotauro tendría ahora otro nombre y ocuparía un sitial de Honor junto a Quiron el Centauro.. ¿Quien Sabe?... ¡Saludos!
ResponderEliminarGracias, Octavio. ¡Saludos!
Eliminar¡Hola María Pilar! Me encanta como has desmontado el mito del minotauro, llevándonos hasta el momento anterior a su encierro en el laberinto. La conexión entre la madre y su bebé está muy lograda.
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias, Rocío.
EliminarUn saludo.
¡Hola, Pilar! La verdad es que no tenía fresco en la memoria la historia del Minotauro, pero en tu versión me ha resultado tremendamente simbólica, porque más allá de su rostro taurino lo que extraigo del micro es cómo la Sociedad esconde a quienes no se amoldan a sus normas, cómo esta aborrece y rechaza a quien difiere de lo establecido, bien sea por su aspecto o por sus ideas o convicciones morales. Pasaba en la Grecia clásica y pasa en nuestra avanzada civilización actual. Estupendo micro! Un abrazo!
ResponderEliminarGracias, David. Un abrazo!
EliminarEl minotauro, ese mito me encanta. Junto con su laberinto. No conocía la historia que había detrás. Al final, el personaje es más profundo de lo que pensaba. Muchas gracias por compartirlo, Pilar, y un fuerte abrazo!
ResponderEliminarGracias, Pepe. Un fuerte abrazo!
EliminarHola, María Pilar!! Qué bien has descrito la separación de madre e hijo. He podido ver a la madre aferrada a su bebé y a la vez aceptando las órdenes del rey. Me ha gustado mucho. Un abrazo!!
ResponderEliminarGracias, Cristina. Un abrazo!
EliminarHola Pilar. No conocía cómo se había iniciado el mito del minotauro. Qué mente despiadada quiso encerrarlo para ocultar su deformidad! Con razón su actitud posterior. Nos hace pensar en muchas situaciones similares en nuestra vida social. El aislamiento no ayuda a nadie. Un abrazo
ResponderEliminarGracias, Mirna. Un abrazo!
EliminarHas sabido crear una escena conmovedora, llena de ternura, que nunca me hubiera imaginado de esta parte del mito.
ResponderEliminarMonstruoso o no, era su hijo...
¡Muy buen aporte!
Un fuerte abrazo, Pilar!
Gracias, Volarela.
EliminarUn fuerte abrazo.
Siento la pena de Pasífae y la conozco porque su hermana, Circe (a esta la conozco mejor), asistió al parto según algunas versiones. En este caso la hechicera poco pudo hacer, pero es que si su hermana se lía con un toro...
ResponderEliminarBesos
Gracias, Kirke.
EliminarUn abrazo!
Hola, María Pilar: Lo mejor de tu preciosa versión es cómo la impregnado de una ternura indestructible, más allá del fatalismo.
ResponderEliminarAsí se ama a los hijos...Más allá de los presagios negros que plantea la Muerte. Un abrazo.
Gracias, Beba.
EliminarUn abrazo.
Hola María Pilar.
ResponderEliminarHas logrado describir una escena conmovedora y tierna , que nunca hubiera imaginado formando parte de la historia de la reina Pasífae.
Reflejas los sentimientos encontrados de la madre hacia su deforme hijo y, a la vez, la obediencia al rey y marido. Está visto que el rechazo a lo diferente no es algo sólo de nuestros días.
¡Muy buen relato!
Un abrazo.
La verdad es que quería escribir sobre el minotauro y su laberinto, pero me encontré con esa imagen etrusca tan antigua, que pensé hubo un antes en la vida de este bebé.
EliminarUn abrazo!
Maria Pilar, tu micro es una muestra de que nadie nace malvado.
ResponderEliminarLa naturalidad de la madre al sostener a su hijo (según transmite la imagen), y la cual te ha servido para hacer volar tu imaginación y pensar que acaba de amamantarlo, indica que lo ama como es, como hacemos todas las madres.
Y dejando volar mi imaginación, añadiría que incluso ella podría estar tratando de explicarle que seria la ultima vez que estarían juntos y que no podía evitarlo.
Una muy buena propuesta al reto. Un abrazo.
Hola Maria Pilar, que triste escena la separación de madre e hijo, en la mitología tal y como tu lo cuentas también hubo momentos cruentos . La imagen es muy acertada.
ResponderEliminarMe gustó como lo cuentas.
Un abrazo
Puri
Qué bien lo has narrado para que nos duela hasta el tirón, Pilar. Escalofriante la historia del minotauro que has creado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola, María Pilar. Tu micro no puede ser más mitológico aunque su contexto nos pueda resultar real y hasta familiar. Bueno, yo solo puedo añadir que reto cumplido y con nota.
ResponderEliminarSaludos.