Art Grigorious Panagiotis |
La luz de la tarde va declinando en un atardecer de tonalidades de fuego. Mientras las hojas de los chopos suenan a fuerte lluvia bajo un cielo sin nubes, él pasea solo por el pueblo. Cada piedra y cada rincón le traen recuerdos perfectamente definidos en voces, aromas y colores que le refrescan la memoria. Recibe un estremecimiento de nostalgia y respira el aire denso de todo lo vivido.
Al regresar, se impone una de esas tardes casi mágicas ante el tablero de ajedrez.
Sigue con el ritual de jugar la partida todos los días. Una sombra de mujer lo acompaña. Sabe que no es ella, pero no le hace preguntas. Al terminar la partida, desaparece.
Juega negras. De momento la partida va muy igualada. Al mover su pieza cae el alfil contrario lo que inclina el lance a su favor. La dama negra observa el tablero y él queda completamente sorprendido cuando mueve el otro alfil.
— ¡Jaque!
Algo lo está distrayendo. La cortina se mueve y no hay viento. Una bandada de aves cruza por delante de la ventana. Alza la vista y lo que ven sus ojos es un agradable rostro de mujer cargado de experiencia, con esa expresión sonriente y jovial que tiene grabada en su memoria. El juego se le ha vuelto en contra.
“Concéntrate”, se dice a sí mismo. “Desde el principio he jugado mal esta partida, estoy descentrado y solo, no quiero seguir así, ya he jugado bastantes días negros y suficientes noches blancas. Me entregaría sin más, pero el juego es el juego y hay que atenerse a su reglamento”.
—Bueno, que es para hoy, vas a mover o me proclamas ganadora.
Mueve su rey a posición segura.
—Cuánto tiempo para hacer algo tan simple, le dice la dama negra a la vez que mentalmente repasa los movimientos posibles y sus consecuencias. De repente, ve la gran jugada. Mueve el caballo en forma de L.
— ¡Jaque mate! Por fin, vendrás conmigo. Apóyate en mi hombro para atravesar la noche. Ya sé que estás cansado y que tienes miedo a que al otro lado te espere la soledad y el silencio. Hoy te llevaré con ella.
Habrán empezado una nueva partida otra vez juntos. Sacará él, moverá ella...
Al regresar, se impone una de esas tardes casi mágicas ante el tablero de ajedrez.
Sigue con el ritual de jugar la partida todos los días. Una sombra de mujer lo acompaña. Sabe que no es ella, pero no le hace preguntas. Al terminar la partida, desaparece.
Juega negras. De momento la partida va muy igualada. Al mover su pieza cae el alfil contrario lo que inclina el lance a su favor. La dama negra observa el tablero y él queda completamente sorprendido cuando mueve el otro alfil.
— ¡Jaque!
Algo lo está distrayendo. La cortina se mueve y no hay viento. Una bandada de aves cruza por delante de la ventana. Alza la vista y lo que ven sus ojos es un agradable rostro de mujer cargado de experiencia, con esa expresión sonriente y jovial que tiene grabada en su memoria. El juego se le ha vuelto en contra.
“Concéntrate”, se dice a sí mismo. “Desde el principio he jugado mal esta partida, estoy descentrado y solo, no quiero seguir así, ya he jugado bastantes días negros y suficientes noches blancas. Me entregaría sin más, pero el juego es el juego y hay que atenerse a su reglamento”.
—Bueno, que es para hoy, vas a mover o me proclamas ganadora.
Mueve su rey a posición segura.
—Cuánto tiempo para hacer algo tan simple, le dice la dama negra a la vez que mentalmente repasa los movimientos posibles y sus consecuencias. De repente, ve la gran jugada. Mueve el caballo en forma de L.
— ¡Jaque mate! Por fin, vendrás conmigo. Apóyate en mi hombro para atravesar la noche. Ya sé que estás cansado y que tienes miedo a que al otro lado te espere la soledad y el silencio. Hoy te llevaré con ella.
Habrán empezado una nueva partida otra vez juntos. Sacará él, moverá ella...
Un saludo a todos los que paséis por aquí con mi agradecimiento por los comentarios que me dejáis y que tanto enriquecen este blog.
ResponderEliminarHe dudado mucho en publicar esta entrada, pero va por ellos: mis padres.
Con el complemento de tu dedicación, te ha salido una profunda e intima entrada.La eterna duda ante la última e inexorable partida. Bss
ResponderEliminarNo se de ajedrez,pero me resulto muy ameno tu post,abrazos.
ResponderEliminarIntenso relato, intensos sentimientos los que avivan pues despiertos están. Confía¡.
ResponderEliminarBesos muy cariñosos
tRamos
Esta última partida con una contrincante que, de ganar, le llevará al lugar del que posiblemente no retorne jamás. Nunca sabrá si es mejor que pierda esta partida para poder alcanzar a quien, aparentemente, es su principio y fin. La alegoría de la partida de ajedrez `para establecer un paralelismo con la vida y su transcurrir, lento o rápido, feliz o desgraciado, es una delicada muestra de la razón, la vida, el amor y, posiblemente, la soledad. Un relato muy imaginativo y especialmente sutil y delicado.
ResponderEliminarUn cariñoso abrazo, querida amiga María Pilar.
Uy que mágico relato. Muy profundo y sutil , muy buena alegoría, te mando un beso y te me cuidas
ResponderEliminarMe ha parecido un precioso homenaje, María Pilar. Muy bien escrito.
ResponderEliminarUn abrazo.
Qué bonito. Un beso.
ResponderEliminarMuy bonito!!
ResponderEliminarBesos.
la muerte llega cuando perdemos nuestra capacidad de pensar, supongo. Pero no será hoy, : )
ResponderEliminarInquietante relato y como siempre con un final abierto a interpretaciones :-)
ResponderEliminarEros es causa de Tánatos.
ResponderEliminarDe poco sirve enrocarse. No hay rey que pueda escapar a la dama negra. Lleva maniobrando desde siempre y no ha movimiento con el que eludir sus implacables movimientos; pero lo importante es jugar la partida, aun perdiéndola, recorriendo todo el tablero, disfrutando de todos nuestros movimientos hasta el inevitable final. Una alegoría llena de sentimiento de la que, conociendo su causa, hace que sea más hermosa aún, porque la convierte en un homenaje. Si me permite decirlo, creo que ha hecho bien en publicarla.
ResponderEliminarUn saludo.
María Pilar, por favor, presenta este relato a un concurso literario....porque lo tienes ganado. Lo mires como lo mires es sutil, bello, exquisito, ágil, triste pero contenido, sencillo pero profundo...Es sencillamente perfecto.
ResponderEliminarUn abrazo lleno de admiración.
Nos has introducido en un paisaje de otoño y de sentimientos.La última partida la vence siempre la Parca.Les gustaría...
ResponderEliminarUn abrazo, Pilar.
Es reconfortante creer en el más allá cuando estamos desilusionados del más acá...
ResponderEliminarHola María Pilar.
ResponderEliminarUffffffffffffff, pues la dama negra se saldrá con la suya y él tal vez se reúna con la mujer que le está esperando desde hace mucho tiempo.
Los hombres enturbian su mirada cuando una dama les atrae. Y esa dama disfrazada en realidad es la muerte que acude en busca en en un humano cansado de vivir la vida en soledad.
Muy bueno.
Saludos y un abrazo
Hola Pilar,la dama negra ya está acostumbrada a ganar siempre esa partida.Pero eso es lo de menos llegado el momento lo importante es, haber jugado bien en esa partida llamada vida.Porque sobre sus resultados la dama negra no tiene poder.
ResponderEliminarY como no podía ser de otra manera.Chapó. Muchos besos
Hola María Pilar
ResponderEliminarMuy lindo este relato, se nota mucho amor.
Saludos
He disfrutado con tu relato. Un suave discurrir, hacia ese final sin dramatismo, que acoge el protagonista casi con un suspiro de alivo (o así al menos lo veo yo).
ResponderEliminarBesos
Qué bueno que sí decidiste publicarlo, es algo que se agradece porque te quedó realmente hermoso. Lo hiciste con toda tu alma.
ResponderEliminarUn gran abrazo.
Qué bonito, María Pilar.
ResponderEliminarUn beso enorme.
Te felicito por la belleza de tu texto, María Pilar. Lo has escrito con el alma.
ResponderEliminarCuando uno de los dos se queda solo en el nido, el hogar se convierte en casa. La realidad conocida se rompe y nada puede aliviar la incertidumbre y la inseguridad. La consecuencia más extrema e irreversible es lo que se ha dado en llamar el "síndrome del corazón roto", donde la muerte del cónyuge precipita la propia.
Un abrazo.
De leerlo, estarían orgullos...
ResponderEliminarHermoso Pilar, me has emocionado.
Un beso y gracias por compartirlo.
Pues es precioso, María Pilar, muy bien escrito y sin saber lo que pondrías en la cabecera de comentarios, he leído entre líneas y me has hecho sentir emoción. Me has hecho recordar.
ResponderEliminarMuchos besos apretaos, amiga.
"Una sombra de mujer lo acompaña..."
ResponderEliminarGuau, esa frase es todo un cuento... Me ha atrapado...
Un abrazo, amiga
La vida es una partida de ajedrez. Magnifico
ResponderEliminarAbrazos
No es mala forma de perder. Siempre hay que perder.
ResponderEliminarSaludos!
Maravillosa entrada, me ha encantado. Nosotros jugábamos al ajedrez y me ha gustado tu planteamiento. No he venido antes porque no se me actualizó tu blog.
ResponderEliminarEs conmovedor tu relato, María Pilar. Amor y muerte, Eros y Tanatos indisolublemente unidos.
ResponderEliminarA través de la partida de ajedrez nos cuentas la historia de este hombre, triste en verdad. Desea la muerte y la muerte le llega con un jaque sobre el tablero. Será que, en ocasiones, solo la idea de la muerte nos consuela de nuestra vida sin sentido.
Un abrazo y me quedo por aquí, que creo que este blog no lo seguía.
¡Anda...! Y yo pensando que era tu blog nuevo.. Pues sí lo seguía, pero me sale otra cara, la de antes. No sé, no entiendo los misterios de Blogger. Bueno, pues así mejor: doble seguimiento y no corro el riesgo de que no se me actualice, como me ocurría.
ResponderEliminarGracias por vuestras interesantes aportaciones. Buen fin de semana para tod@s. Besos.
ResponderEliminarMaravilloso Relato en que se pasa al otro lado del telón sin dramatismo, incertidumbre y sin un ápice de desidia, porque la Vida es como esa partida de Ajedrez y el Jaque no es el final, sino la continuación...Me ha encantado.
ResponderEliminarEn Octubre volveré a publicar más poesías en mi blog. Ya te echaba de menos ¡¡¡Gracias por Estar y Ser siempre en mi espacio!!!
Abrazos y Besines.
La forma de describir los lugares es una de las cosas que me atrapa de tus escritos, creo que te lo dije en alguna ocasión, me haces ver los lugares, imaginar los personajes...
ResponderEliminarEl ajedrez es estrategia, racionalidad; la vida creo que se parece más a los juegos de azar. Eso si, la dama de la guadaña siempre gana.
Amiga, en nuestras soledades nos acompañan los recuerdos dulces y las personas que quisimos nunca se van del todo mientras las recordemos.
Un abrazo
Una partida que hay que afrontar aunque la sepas perdida.
ResponderEliminarBesos.