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La casa que habitas

Desde la distancia he visto La casa que habitas No es la más grande, lo suficiente Me he acercado Su entrada está abierta El pastor alemán Vigila su puerta Dormida a voces nuevas El rumor de mis zapatos Del pasado aviva las huellas Cuando en los meses cálidos Entre la frondosa higuera Del rastrero mirlo Intentabas proteger tus cerezas Os veía jugar al escondite Un runrún entre hojas secas Para al final llevarse en su pico La grana de la carne fresca Son esas pequeñas cosas De los día lejanos En que éramos felices Sin saber constatarlo Cae la noche Salgo a tu puerta En la bóveda oscura Horadada por luciérnagas La Osa Mayor Me espera