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Celia la aventurera (Cuento)

 Aquella noche, con dos años, fui corriendo a despertar al abuelo. Encendió la lamparita y me vio junto a su cama. No daba crédito.   —¿Qué haces aquí, pequeña? ¡Vete a dormir!   —Están los Gremlins, y me asustan.   —¿Los Guemlis? —El abuelo no pronuncia bien algunas palabras y yo se las enseño. Pero esa noche no tenía tiempo.  —¡Ya voy! —Se levantó con su pijama de rayas azules y se puso las pantuflas.   Cogida de su mano, ya no tenía miedo. El abuelo es mi héroe y los héroes tienen superpoderes. Al llegar a mi cuarto, con su voz grave, les echó una bronca de cuidado.  —¡Ja, ja, ja! Mira cómo corren —le dije.  —Estos ya no vuelven —afirmó él.  —Seguro —contesté feliz.   Ahora que soy mayor, cuando me lleva al colegio, me protege mientras voy caminando por encima de la valla. Sabe que me estoy entrenando para volar como una superheroína y hacer aterrizajes dignos del circo en el que él trabajó. El abuelo dice que ser en la vida lo que uno quiere es la base de la felicidad.  Por eso,