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La tragedia de la niña de siete años

Hay entre el pueblo de Villamediana y el río Pisuerga un extenso valle que se ha ido formando por sedimentación tanto del arrastre y depósito de las aguas de escorrentía como de los arroyos que lo cruzan. Théodore Géricault La abuela, mujer de carácter, era la mejor amazona de la zona y montada en su caballo, aparecía en cualquiera de sus fincas cuando menos se lo esperaban para vigilar el trabajo de los obreros. Lo que en un hombre se hubiera visto como normal, en ella chocaba, era mujer y ¡vaya mujer! No se sometió al papel de esposa sumisa que marcaban los cánones de la época. Antes del nublado —los de la zona todavía hablan de antes del nublado como referencia temporal— estaba pletórica de salud y vida, y después salió de él envejecida y enferma. El ama de llaves, enjuta y cargada de espaldas, musitaba un soniquete de oración para ahuyentar los malos espíritus. Envuelta en un halo de tristeza que embargaba su espíritu le susurró que seguía oyendo noche tras noche cantar a