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A mi amigo invisible

Ahora tengo tantos amigos invisibles en las redes sociales que no los podría contar ni juntando los dedos de mis pies aunque fuera un ciempiés. Me acuerdo cuando solamente tenía uno. Entonces tenía seis años y era un niño soñador y solitario. Por eso te elegí a ti, Mario, para compartir contigo mis aventuras. Tú sí que eras de verdad un auténtico amigo, el cómplice perfecto, el que me mostró tantos mundos que yo no sabía que llevaba dentro. ̶ ¿Crees que tengo mucha imaginación como dicen los mayores?̶ te pregunté un día. ̶ Pues, con la imaginación puedes… hasta cambiar de mundo si quieres. En cambio ellos, los adultos, no tienen ninguna imaginación, así les va ̶ me contestaste. Esto solo lo hablaba contigo, Mario. Tú conocías mis problemas y mis alegrías. ¡Qué divertido era tener un amigo especial como tú! A los seis años nos encontramos en el colegio. Cuando otros niños estaban conmigo, tú no te acercabas, pero nos mirábamos. ¿Recuerdas? En casa me prohibían hablar contigo por

La luna herida

Con una mirada el embeleso Con el embeleso un romántico beso Con el beso llega el amor Con el amor se enredan los celos Con los celos sangran los corazones Con los corazones asolados, el dolor Con el dolor se eclipsa la luna herida Con la luna herida los sueños rotos Con los sueños rotos la decepción  Con la decepción estalla la furia Con la furia deseo de venganza Con la venganza la absurda agresión  Con la agresión se alzan murallas Con las murallas el distanciamiento  Con el distanciamiento el rencor © María Pilar

Menos banqueros y más poetas

En la hora de la luz Sobre el regazo de la palabra Un verso libre llamado Verdú Sin ataduras ni componendas Se niega a los renglones torcidos Entre tejemanejes y corruptelas. En un país de mangantes Y tarjetas back en tinieblas La luz que alienta las palabras Del poeta enciende la hoguera Los más emponzoñan la vida Él con bellos versos sueña. Entre ataduras y componendas Desnuda y libre la poesía rueda Con diamantes engarzados Librará la voz de sus cadenas Porque muy alto ha de gritar Menos banqueros y más poetas © María Pilar

La niña del tren

La adolescencia de María es un tren con el traqueteo de los del pasado. Un tren que con sus silbidos envueltos en hollín deja atrás los ondulados campos de cereal mecidos por el viento y serpentea montañas inabarcables que le descubren las grandes dimensiones del mundo ante las que ella, como una papanatas, abre la boca admirada. De mañana, su padre la lleva a la estación, le coloca la maleta de remaches en el portaequipajes y, mirando el billete, le indica el sitio donde tiene que acomodarse; junto a la ventana y frente a un señor mayor con la cabeza caída sobre el pecho, parece dormido. Con lo que le gusta a ella ver pasar trenes, ahora que, por fin, está dentro de uno siente una punzada en el estómago. La gente se arremolina en el andén para despedir a los que se van; raudos cargan bultos y maletas, los últimos abrazos y besos, otros dicen adiós con la mano. El tren en marcha va empequeñeciendo la figura del padre hasta reducirlo a un punto inexistente y a ella le invade una sensa

Las mujeres guerreras

Cuenta la leyenda que las amazonas yacían con hombres extranjeros para engendrar. Si eran varones, los debían matar en el momento de su nacimiento. El pequeño Tanais con sus rizos negros y ojos azules como el mar debía abandonar el lugar refugiándose en la noche.  « Ha llegado el momento, mi niño, el tatuaje de tu hombro te protegerá como un talismán », le había dicho su madre.  Encontraría el camino bordeando el bosque según las indicaciones que le dio, pero antes, quería verla por última vez. Solapándose en la oscuridad, se introdujo en la cripta prohibida. Nueve guerreras dirigidas por la gran reina Hipólita formaban el consejo en torno a la piedra sagrada iluminada por la vasija del fuego. Sus siluetas se agrandaban a la luz de las antorchas con un aspecto salvaje que le infundían temor al ver cómo acorralaban a su madre. Sus ojos expectantes se emocionaron al descubrir en Aella el gesto valiente de la gran amazona a pesar de haber sido despojada de sus emblemas como la mejor l