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Una vida sostenida en el tiempo

Proyecto Bradbury:  «Durante un año escribe un cuento corto cada semana. No es posible escribir 52 cuentos malos consecutivos». (4)  Me afanaba en comprender el mundo, pero el mundo se me resistía. Eran momentos en los que, a tontas y a locas, deshojaba la margarita. ¡Cuántas margaritas sacrificadas inútilmente! Cuando dejé de intentarlo, me di cuenta de que mi mundo se había recolocado solo. Como un puzzle, todas las piezas encajaban en un paisaje perfecto, con sus matices, como a mí me gusta.  Por fin, él y yo nos habíamos encontrado. Era un mundo con volumen y textura. Estimulaba los sentidos. Descubrí un derroche de olores, el frío viento del norte, la sensación de amplitud de los espacios abiertos. Risas y jolgorio. Besos y abrazos reconfortantes que calaban muy dentro. Cerramos los postigos y bajo una luz velada nos atrapó la felicidad.   Casi sin darnos cuenta nos llegó la noche. Al levantarme, encorvada y con pasos lentos, choqué con la mesilla, di un traspié con la esquina de