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Ana Mª Matute premio Cervantes de Literatura 2010

Una buena noticia ha dado a conocer hoy la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde: la escritora Ana María Matute (Barcelona, 26 de julio de 1925) ha sido galardonada con el Premio Cervantes en reconocimiento a su obra compuesta, hasta el momento, por 13 novelas y varios volúmenes de cuentos. Se convierte así en la tercera mujer en obtenerlo tras María Zambrano y Dulce María Loynaz.  En su momento también fue la tercera mujer en acceder a la Real Academia Española de la Lengua en la que ocupa el sillón K desde 1996.  Conocí a Ana Mª Matute hace algunos años. Pasó por Vitoria para dar una charla. La vi frágil, pero con una energía increíble. Como si del salón de su casa se tratase, nos fue contando, con esa facilidad de palabra que tiene, su biografía enriquecida por sus obras, dejándonos ver su parte más humana aderezada de un humor tierno y socarrón a veces. Su infancia, la guerra, la posguerra…, le han hecho considerarse una superviviente por todo lo que ha tenido que luchar para

Una naranja al día

Alguien dijo que París bien valía una misa y el abuelo ha creado lo de «una naranja vale una vida». He empezado a hacerle caso y me he unido a su club.  Es lógico que al principio le costara. Él no es de orilla del Mediterráneo, tampoco ha regentado nunca una frutería y el color naranja nunca le ha sido familiar.  Todo empezó cuando se despertó aquel día en la cama de un hospital. Tras sus casi noventa años veía la luz del nuevo día que se filtraba por las rendijas de la persiana. Lo habían ingresado, luego debía estar muy mal. ¿Y si estaba muriéndose? Tenía que salir de allí cuanto antes porque de los hospitales no se puede esperar nada bueno. Retiró la ropa de la cama. Al ver que no tenía su pijama, apenas una bata azul anudada a la espalda, se preguntó: «¿Y mi ropa? ¿Dónde la han metido?» Le empezaban a entrar sudores de muerte, se estaba poniendo malísimo. Por suerte apareció su hija.  —No tienes nada importante —le dijo. Le trajo su ropa, se vistió y salieron del hospital despid

Vitoria Capital Verde Europea 2012

Todos los de Vitoria-Gasteiz estamos orgullosos por este reconocimiento europeo: Vitoria Capital Verde Europea 2012. Y más si se tiene en cuenta que hemos competido frente a ciudades tan importantes como Barcelona, Núremberg (Alemania), Nantes (Francia), Malmö (Suecia) y Reikiavik (Islandia).  Conseguir aunar a los vitorianos sobre alguna novedad o cambio, no es tarea fácil. En este caso también ha habido muchas críticas por parte de aquellos que veían más peros que ganancias. Al final lo estamos disfrutamos y nos felicitamos por ello.  Los ciudadanos de Vitoria-Gasteiz lo debatimos todo y participamos en las decisiones que toma el consistorio del ayuntamiento, muchas veces con la intención de cambiarlas cuando no nos gustan. A veces lo hemos logrado. Somos una ciudad de provincias a la que le cuesta asimilar los cambios. Si tenemos en cuenta el refranero popular, tan sabio en muchos de sus dichos, lo de «renovarse o morir», hemos de admitir que no lo aplicamos. Estamos demasiado a

Pesadilla recurrente

Suena el despertador a las 7. Salto de la cama obligada por ese resorte. Tengo una importante reunión de trabajo a las 10. La mañana ya empieza mal, no encuentro la ropa que dejé preparada para ponerme. Para colmo, las medias se me rompen. Cada cosa me lleva más tiempo de lo normal. El reloj avanza.  Son las 8 y yo con estos pelos. Cojo un bolso que no conjunta nada con lo que llevo puesto y salgo de casa. Cierro la puerta sin hacer ruido. Empiezo a andar, pero mis pasos no me llevan a ninguna parte. Extrañada, me doy cuenta de que el recorrido fácil de todos los días se ha convertido en un laberinto de callejuelas estrechas y sombrías del que no logro salir. Todas me parecen iguales. Avanzo sin rumbo. Es raro que las casas tengan tejados puntiagudos, parecen nórdicas. Las pequeñas ventanas me analizan con actitud displicente, desvío la mirada y corro desesperada por esas calles solitarias con el anhelo de ganarle la batalla al tiempo. Recuerdo que otras veces me ha pasado algo pareci

Vacaciones en la playa

Era uno de esos días, en una playa del norte, en los que el dorado de la arena se alía con el verde que colorea el paisaje y el azul del mar, para celebrar un bello conjuro. Estaba nadando plácidamente cuando por un presentimiento levanté la vista y efectivamente mis pupilas se encontraron con las tuyas. Nadabas hacia mí y te zambulliste para llegar antes. A velocidad no tenía nada que hacer, me ganabas siempre. Hice un giro para cambiar la dirección que fue un quiebro un tanto brusco para no chocarme con una señora maquillada que nadaba muy rígida con el cuello estirado para mantener la cabeza fuera del agua. Inmediatamente, a mi espalda, oí el revoloteo del agua. Alguien estaba recibiendo la sorpresa que me tenías reservada. La ahogadilla que me mantiene sumergida la cabeza hasta llegar al límite. Según tú es tan solo una broma y te ríes de mis miedos cuando se lo cuentas a todos. Mamá te mira con admiración y nos dice que estamos en buenas manos, porque es una suerte pasar la