Hay personas que se convierten en personajes al dejar tras ellos una historia que abarca a todo un pueblo. La historia de Felipe es la de la voz de la memoria. Un repertorio de versos que aprendió de joven y no olvidará nunca. A través de sus palabras, la tradición se perpetúa cada año en la celebración de la fiesta de Santo Tomás de Aquino, en Villamediana. En la iglesia, frente al altar del santo, con la seguridad que le da su prodigiosa memoria, Felipe proyecta la voz de manera fluida, sin titubeos. Por momentos, la emoción pende en la lágrima que brilla en el borde del párpado, sin llegar a caer, porque sabe el significado profundo que encierra cada palabra. No son simples versos, se necesitan cinco o seis páginas para escribirlos. Las sostiene enrolladas en la mano derecha, la que dirige al santo para enfatizar, y es al que mira en todo momento porque es con el que conversa. Los demás somos invitados, emocionados y agradecidos. A Felipe se le ve profundamente concen...
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