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Para este viaje no hacían falta alforjas

En sus palabras de presentación se la veía insegura, indecisa; su falta de facilidad de palabra no le ayudaba a dar una imagen convincente. El toque victimista que dio a su discurso me provocaba sentimientos contradictorios. «No quiere el cargo, hace un sacrificio por aceptarlo, en cuanto cumpla el tiempo para el que ha sido nombrada, se irá».    —¡Bah!, es solo su falta de experiencia —me dije.  Por lo demás, aparentemente parecía honesta, tranquila, paciente. El típico perfil de la persona en la que puedes confiar. Era una mujer, por fin, una mujer iba a llevar la dirección de la empresa. ¡Había que apoyarla!  El alejamiento nace de la poca claridad en las líneas de actuación, reiteradas evasivas, frases reticentes y muchos silencios irritantes. Toma decisiones en las que delata su incompetencia. Al sentirse observada, su inseguridad hace que se cierre más en ella misma y reciba las opiniones diferentes como críticas destructivas a su trabajo. A la vez que se va dejando de escuchar

El poder de una mirada

Dicen que un gesto vale más que mil palabras, y yo digo: una mirada, ¿cuánto vale una mirada? Una brizna, un segundo, una eternidad. A veces nuestras miradas se debaten en un diálogo misterioso y profundo que solo los que se quieren o se odian saben interpretar. Cuando tienes un nudo en la garganta, un quiebro que empaña tus gafas, un caballo desbocado por corazón, y de repente, ¡ahí está frente a tus ojos! Queda, callada, sincera y cómplice; se produce un encuentro mágico. Es un gran misterio, pero después de una mirada así, nada en el mundo sigue siendo igual; porque es única, diferente, te transmite energía, te da fuerza, te ayuda a ponerte las pilas, a sentirte alegre, acompañada y feliz.  La razón es que no es algo que se da solamente con los ojos, sino que se pone corazón y de esa misma manera se recibe. ¡Lo que engrandece a una persona que es capaz de regalarte una mirada así! © María Pilar

Emigrantes

Aquí hay unas manos fuertes Aquí unos pies vigorosos Solo, en tierras extrañas, Tras lágrimas silenciosas La desesperanza me invade. Solo veo tu piel de ébano Los ojos negros que un día me miraron. ¿Si esto es vivir?, me pregunto ¡Una nueva oportunidad! Busco tu mano Si pudiera contarte ¡Ay! Pero ni puedo ni debo ¡Qué dolor ocultarte mi dolor! El mar nos acorraló enfurecido Estreché tu ausencia Acabamos el viaje Empezamos el calvario A pesar de mis manos fuertes A pesar de mis pies vigorosos No lo conseguí, Fatoumatu No se lo digas… Diles que vivo en España El país de la fantasía Donde el dinero brota de las piedras Como contaban los veteranos. © María Pilar

Gaviotas

El pescador acaricia el remo Fresca brisa y olor a mar Entre la magia del sol y las nubes La caligrafía que estoy buscando En las alas de los sueños Sobrevuela los acantilados Planea la música de la vida Iridiscencia que envuelve Melodías de libertad Imágenes sonoras del mar Que reverbera versos En los arpegios del tiempo.

Por La Rioja Alavesa

En España se celebra el gran puente del año entre el seis y el ocho de diciembre, que si se une con un fin de semana se transforma en un acueducto. Este año la crisis económica nos obliga a no reservar un gran viaje como de costumbre, nos quedamos en casa y haremos salidas puntuales por el entorno.  Podemos disfutar de muchas maneras. La Rioja Alavesa, la tenemos muy cerca y es un estupendo destino para pasar un bonito día. Rica gastronomía, vinos, denominación de origen, bodegas catedrales donde nos explican todo el proceso de elaboración del vino que sigue una auténtica liturgia, gente acogedora, ¿qué más se puede pedir? Paramos en el primer pueblo donde vamos a comprar el vino que nos ha recomendado un amigo. Es mucho más grande de lo que parece en un principio, una señora nos indica la bodega, no hay un gran letrero anunciador de la venta, no lo necesitan. Antes de la cosecha ya tienen la totalidad de la venta asegurada.  Visitamos y admiramos algunas de las bodegas-museo monument