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Lágrimas silenciosas de un niño

Como todos los días la joven profesora saluda a los niños con una amplia sonrisa. Un grupo rodea a un niño de pelo castaño y piel transparente cuestionándole el porqué de su cara marcada. —Me he caído en el parque con el monopatín —les contesta con una voz tímida y adorable, pero ausente de toda su gracia natural.  A la profesora no se le escapa el leve rubor de sus mejillas y la falta de chispa en sus ojos. Pronto los otros niños vuelven con su inocencia a su bullicio habitual y él rápidamente aparta sus grandes ojos de la mirada de ella. Sentado ya en su sitio, la profesora, en lo que dura un pestañeo, recoge la mirada cargada de pesadumbre que él le lanza. El niño aprieta los labios y unas lágrimas silenciosas, discretas y llenas de pudor corren por sus mejillas. Ni un hipo, ni un gesto que delate a los demás toda la angustia que le ahoga. Ella sabe lo que tiene que hacer, y vaya que si lo va a hacer, pero ahora lo más inmediato es hacerle sentir su compañía, que sepa que no

La mosca cojonera y el Sr. Carlos Dívar

A Pepito grillo lo han sacado de este país camuflado en una maleta con destino a Suiza. Tenemos a la mosca cojonera, la única que nos dio una lección de saber estar ante las cámaras con naturalidad y alegría. Se coló en La noche en 24 horas de TVE y nos demostró con ágiles movimientos lo pertinaz que es para divertir y captar el interés de los telespectadores cuando es a otros a los que incordia. Los tertulianos, petrificados como siempre, aguantaban estoicamente manteniendo su rígida postura sin descomponer el gesto; tan solo algún movimiento suave de una mano a ras de mesa para que la cámara no lo captase. El debate económico languidecía con las voces sesudas y repetitivas de los comentaristas, cuando ya los telespectadores estábamos en otra película: La mosca en la nariz de un contertulio de alfiler en la solapa, acariciando una mejilla, columpiándose en un pelo, revoloteando por las indescifrables cifras económicas… Nos pusieron un vídeo y a la vuelta continuó la tertulia co

El cachorro del maltratador

Cuando, como cada tarde, regrese su padre a casa, tendrá la impresión de que reina una paz siniestra, el caos por doquier será testigo de una pelea anterior. Un rayo de sol incidirá en los cristales del ventanal descomponiéndose en mil pedazos para dibujar el perfil de ella yaciendo en el charco de su propia sangre. “¡Ya tienes tu merecido, zorra!” le gritará y entonces..., caerá en la cuenta. Como un loco lo buscará, pero hoy él tiene su pistola.

La vergüenza de Europa - GÜNTER GRASS –

Aunque próxima al caos, por no agradar al mercado, Lejos estás de la tierra que tu cuna fue. Lo que con el alma buscaste y creíste encontrar Hoy lo desechas peor que chatarra valorado. Desnuda en la picota del deudor, sufre una nación A la que dar las gracias era antaño lo más natural. País condenado a ser pobre, Cuya riqueza adorna cuidados museos: botín por ti vigilado. Los que invadieron con armas esa tierra bendita de islas Llevaban, con su uniforme, a Hölderlin en la mochila. País tolerado ya apenas, a cuyos coroneles Toleraste un día en calidad de aliados. País sin ley al que el poder, que siempre tiene razón, Aprieta el cinturón más y más. Desafiándote viste de negro Antígona Y en el país entero hoy lleva luto el pueblo cuyo huésped eras. Pero, fuera de ese país, el cortejo de parientes de Creso Ha acumulado en tus cámaras cuanto brillaba dorado. ¡Bebe de una vez, bebe! Grita la clac de los comisarios, Pero airado te devuelve Sócrates su copa a rebosar.

Indignados en la RAE

Yo también estoy indignada, indignada no practicante en plazas y calles, pero indignada y cada día con las noticias que nos bombardean mi indignación crece. Estamos en el epicentro de una espiral que nos está tragando y de la que no sabemos salir. La indignación es lógica, pero los esfuerzos individuales no llevan a nada: si callas consientes. Toda esa gente, indignada como yo, se ha juntado porque la exigencia colectiva de responsabilidades es la única que se puede hacer oír. Este es su gran logro, ha sabido aunar el dinamismo de muchas mentalidades diferentes en una sola dirección. ¿Cómo es posible que tanto jefe, directivo o asesor no se hayan enterado de nada? No entendían o no querían entender, o más bien no querían que los demás entendiéramos. ¿Dónde está la transparencia, objetividad y eficacia de esa casta de gestores tan fabulosamente pagados? La prima de riesgo atrevida y descarada es la única que engorda, —con primas así no necesitamos enemigos— se hace acompañar de